Capítulo 35

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Ando despacio por aquella gran estación, me da pena. No quiero irme. Miro a mi padre, el cual esta buscando que andén es.

-El 7 es ese. -Digo señalando uno.

-Gracias.

-Espera. -Le digo mirando el reloj. -¿Podemos esperar cinco minutos más?

Mi padre asiente. Sé que va a venir. Lo sé.

*Narrador en tercera persona*

Camina rapido e inquieto por las calles de Mairena, no puede ir sin despedirse de el.

Observa su reloj, faltan quince minutos. Empieza a correr, esquivando lo que se le pone por delante.

No puede más, su chica se va y comienza a llorar.

-No vas a llorar Daniel. -Se dice a sí mismo mientras se seca las lágrimas. No para de correr y por fin llega.

Busca con la mirada, pero no la ve. Mira el reloj de nuevo, faltan cinco minutos para que salga, y sin pensarlo, echa de nuevo a correr hacia los andenes.

*Narra Elena*

-Nos tenemos que ir ya. -Anuncia mi padre levantándose.

-Pero... Por favor... -Insisto.

Mi padre me coge del brazo y me levanta con cuidado. Una vez que estoy de pie me abraza.

-Sé a quien estás esperando cariño. -Susurra.

-¿Va a venir? -Pregunto llorando.

-Si no lo ha hecho antes... No le dará tiempo.

Agacho la cabeza, cojo mi maleta y empiezo a caminar, cabizbaja. Llegamos a una rampa mecánica y subimos en ella, para llegar a los vagones. Los cuales solo pueden acceder pasajeros.

No quiero mirar atrás, no puedo. No quiero saber que si giro la cabeza no le veré, ¿es que no le importo?

-¡Elena espera! ¡NO!

*Narrador en tercera persona*

No le da tiempo, Daniel avanza todo lo que puede, pero con las personas y la hora piensa que no la va a encontrar.

Entonces ve a una chica rubia cabizbaja en aquella rampa metálica.

-No puede ser. -Se queja. -¡Elena espera! ¡NO! -Grita al ver que ya no puede hacer nada.

Elena lo mira, triste y le sonríe. Intenta hablar con su padre, pero él le riñe.

-No me puede estar pasando esto joder.

Dani comienza a llorar, ve como su chica se va alejando poco a poco y él no se puede mover de aquel sitio, hay demasiada gente y un guardia de seguridad que no para de mirarle.

Y entonces, cuando ella está a punto de entrar, lo hace.

*Narra Elena*

-Papá, ha venido. Dejame abrazarle, por favor. -Suplico por cuarta vez.

-No puedes, vamos a salir ya.

Vuelvo a agachar la cabeza y suspiro, ha venido. Lo vuelvo a mirar, está llorando y no para de mirarme, no me quiero ir, no puedo.

Salimos de aquella rampa, cojo de nuevo mi maleta y antes de entrar lo vuelvo a mirar.

-¡ELENA VÁZQUEZ, TE QUIERO MAS QUE MI PUTA VIDA JODER, NO TE VAYAS. TE NECESITO AQUÍ CONMIGO!

Le sonrió y me quedo mirándolo.

-Venga niña, sube ya cojones. -Dice un viejo cabreado, que me empuja y le pierdo de vista, probablemente para siempre.

*Narrador en tercera persona*

-Salga fuera por favor. -Le ordena el de seguridad. -Esto no es el patio de un instituto.

-No puedo. -Susurra llorando. -No puedo irme hasta que ella entre.

El guardia, cabreado lo coge en brazos y lo saca de allí.

-¡Dejame en paz! -Grita Daniel una vez que ambos están fuera. -Joder...

Se limpia las lágrimas que cada vez aparecen más. Aquel hombre le alcanza un pañuelo.

-Si hombre. -Añade enfadado. -Encima que no me deja ver a mi novia entrar me da un pañuelo, vayase a la mierda.

-¿Estas bien? -Pregunta preocupado.

-Sí, ¿no lo ves? -Ironiza. -Vete, dejame solo.

El hombre le hace caso, y Dani se sienta en el suelo, con la espalda apoyada en la pared, las piernas dobladas y su cabeza en ellas. No puede ser, la ha perdido. Ha visto con sus propios ojos como se ha ido, como se va de su vida, pero él no se va a quedar de brazos cruzados.

Va a recuperarla, o por lo menos intentarlo.

Eres un recuerdo dormido (Gemeliers) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora