Al día siguiente, luego de que ambos se dieran una ducha por separado, siendo Hestia la primera en hacerlo.
—Aquí tienes este traje para ti —dijo ella, con amabilidad. Se había colocado una corta bata de baño de satén. Miró a detalle el maravilloso cuerpo mojado de Heros, que solo era tapado una toalla blanca de la cintura para abajo—. Puedes colocarte este por ahora. El desayuno está listo.
Hestia moldeó un agradable gesto en su bello rostro, y quiso salir de la habitación, para que se cambiara. Sin embargo, fue detenida por su antebrazo.
—Espera —dijo Heros, y le giró hacia él. Entonces, tomó la iniciativa de darle un beso. Era imposible resistirse a ella, y menos, si siempre vestía de esa forma de sexy y provocadora.
Hestia había logrado lo que tanto había anhelado. Ya no era ella la que lo buscaba, sino que, era el mismo Heros quien venía por voluntad propia.
—Debes darme uno así todas las mañanas —dijo Hestia, complacida con la iniciativa del chico—. Y al menos veinticuatro durante día.
—Tal vez sean más —comentó Heros. Era algo que no le molestaba hacer, en lo absoluto.
Así, los dos disfrutaron de un fresco desayuno, y se prepararon para irse.
Hestia se había colocado una camisa de mangas largas con una falda de cierre completo en la parte delantera, unas medias negras de lencería erótica, un par de tacones de punta delgada y un saco beige. Sostenía en su antebrazo su fino bolso de mano. Así, como un elegante sombrero floppy y unas gafas de sol. Su vestimenta exponía su cintura angosta, sus anchas caderas y su gran pecho, otorgándole una figura de reloj de arena, que resultaba envidiable y fenomenal.
—¿Listo? —interrogó Hestia al verlo sentado en el sofá de la sala de estar—. Hoy yo invito nuestra salida.
—¿A dónde iremos? —preguntó él, con interés. Sentía curiosidad por saberlo.
Heros se levantó y caminó para colocarse cerca de ella. Se exhibía tan elegante y distinguida con ese vestido, como una poderosa magnate. No, como la diosa griega que era. Además, que con su ropa fitness, se notaba atlética y deportiva, mientras que, con el atuendo para dormir, era irresistible y sexy. Su enorme belleza era acompañada por esa aura de mujer madura y experimentada, pero al mismo tiempo se mantenía joven y tonificada, debido al ejercicio. En cualquiera de las facetas que tenía, era la más hermosa de todas. Tal vez, ella era demasiado para él. Pero había avanzado y no podía dar marcha atrás, después de lo que ya había vivido.
Hestia acarició el cabello marrón de Heros, y después lo observó de la cabeza hasta los pies, para luego retirarle los anteojos.
—¿Qué tal un nuevo peinado? —dijo ella, teniendo todo preparado.
—Me parece bien —respondió Heros, pensando en aceptar cualquier sugerencia que ella le propusiera. La idea de escaparse con Hestia, era para hacer lo que más pudieran.
—Ten. —Le dio otros lentes oscuros—. Usa estas por ahora. Heros se las puso al instante —Le devolvió las que eran de él—. Vamos. —Arqueó su brazo, y se dirigieron a al auto.
Heros fue quien la abrió la puerta del coche. La sostuvo por la mano, en tanto ella entraba.
—Mi señora —dijo él, con gracia, ayudando a su acompañante.
—Gracias, guapo —dijo ella, sintiéndose a gusto. Sus días de aburrimiento y abstinencia había llegado a su fin. Esperó a que se subiera—. Al aeropuerto —comentó, mientras miraba a su bello amante—. Será divertido. —Reposó su palmar en el muslo del chico.
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La Jefa (BDSM)
RomanceElla es la multimillonaria, fría, arrogante y experimentada, adicta al concúbito. Mira a todos por encima del hombro o con su hermoso rostro levantado, mientras los demás agachan su cabeza, postrándose ante su majestuosa presencia. Hechiza a hombres...