Hestia iba mirando por la ventana del auto. Entonces, al ver el lugar donde Heros la había traído, sus ojos verdes se cristalizaron y sintió una emoción en su pecho. No pudo evitar moldear una sonrisa de alegría.
—¿Por qué aquí? —preguntó Hestia. Era el parque donde se había encontrado con aquella familia.
—Supe que te gustaba. Así que, había preparado un pícnic para nosotros tres y Deméter, pero ahora somos cuatro —dijo Heros, mientras estacionaba el auto. Se bajó para ayudarla y los dos estuvieron percibieron la brisa fresca del ambiente—. Tú te mereces todo y yo no voy a ahorrar en dártelo. —Le dio un cálido y apacible beso a Hestia.
Ambos caminaron hacia el sitio donde los esperaba Deméter, con el mantel, la comida y demás alimentos ya organizados.
—¿Nino o niña? —preguntó la diosa rubia, sin disimular su interés
—No uno —dijo Hestia, con altanería.
—Gemelas —dijo Heros, dando la información pertinente.
—¿En serio? —dijo Deméter, emocionada. Le dio un abrazo a su hermana—. Felicitaciones a los dos. Mis sobrinas pueden estar tranquilas de tener una tía como yo.
—Sí, si, como digas —dijo Hestia, con antipatía. Se sentó en la silla, con Heros su lado, pero él sobre el mantel.
Los tres disfrutaban de la comida y conversaban sobre el asunto del embarazo y de las gemelas que estaban en camino.
—La primera debe llamarse Hera —dijo Deméter, con resolución—. Y la segunda, si quieres, puede llamarse cómo tú, para que no se pierda el nombre.
—A mí me gusta la idea —comentó Heros, que estaba por comerse un aperitivo y sintió un leve golpe de la pierna de Hestia, que lo miraba de forma acusatoria.
—Tal vez —dijo Hestia, con desinterés—. Ya lo veremos.
Hestia estaba muy de acuerdo con la sugerencia, pero no se lo haría saber a su detestable enemiga. Eso sería una derrota para ella. Al pasar los minutos en el pícnic, Hestia divisó a aquella familia con la que se había encontrado en la ocasión pasada. Ellos también la vieron, por lo que se acercaron dónde estaban, para saludarla.
—Es la mujer bonita —dijo la niña, observando a Hestia—. Y hay otra señora muy linda.
—Mucho gusto. Soy Deméter —comentó ella, extendiendo su brazo hacia la tierna chica—. Ella es mi hermana.
—Se parecen mucho —dijo el niño.
—Por desgracia, somos gemelas —dijo Hestia, con expresión de malicia en su bella cara—. Pero es claro, que yo soy más hermosa.
Así, las dos familias se agruparon, para seguir compartiendo el resto de la tarde. Deméter jugaba con los dos niños y la pareja de padres. Heros se mantenía al lado de Hestia, viendo ellos jugaban en el parque.
—En el futuro, nosotros estaremos jugando con nuestros hijos —dijo Heros, con su rostro melancólico y pensativo—. Quiero hacerte una pregunta. ¿Deseas tener solo dos hijos conmigo?
—Un embarazo es complicado y doloroso —dijo Hestia, con sinceridad. Apretó la mano—. Pero si vienen de dos en dos, puedo ahorrarme tres partos. En el siguiente, un par de gemelos y en el tercero, mellizos, un niño y una niña. ¿Te gusta esa idea?
—Era más de lo que había imaginado —dijo Heros, con ternura y cariño—. Todos los que tú quieras, mi amor.
—¿Sabes que es lo mejor de los hijos? —preguntó Hestia, con gesto divertido—. Hacerlos. —Le guiñó el ojo a Heros, moldeó una extensa sonrisa—. Podemos demorar el acto de concepción, para divertirnos nosotros bajo las sábanas.
ESTÁS LEYENDO
La Jefa (BDSM)
RomanceElla es la multimillonaria, fría, arrogante y experimentada, adicta al concúbito. Mira a todos por encima del hombro o con su hermoso rostro levantado, mientras los demás agachan su cabeza, postrándose ante su majestuosa presencia. Hechiza a hombres...