67. La resolución

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Una semana pasó desde aquel altercado. Era treinta y uno de diciembre. Más tarde, a media noche, se estaría celebrando año nuevo.

Heros se hallaba en la sala de estar de su departamento. No había podido gestionar sus ideas de forma satisfactoria debido a que era el asistente de Hestia. Pero había ido reconstruyendo el sitio que había sido quemado por llamas y también tenía el que le había dado aquella soberbia mujer. Todavía no estaba libre de Hestia, porque como había dicho, todo lo que tenía era por ella. Había decido que, en el sitio donde había ocurrido el incendio, estaría una gran heladería y cafetería, en el que cualquier persona podría disfrutar. Chocolate, pensó, al recordar el sabor favorito de Hestia, y que también le fascinaba a él. En el lugar que Hestia le había cedido, debido a que era de mayor proporción y de varios niveles, resurgiría su empresa, pero había estado desarrollando otro negocio: Deale Asesores EAF; con su intelecto y con lo que había aprendido de Hestia, que era una de las empresarias más exitosas y poderosas del mundo, había adquirido el conocimiento y técnicas para guiar a otras entidades o personas a tomar la mejor decisión. No dudaré en usar lo que me has instruido, recordó lo que le había dicho. Mas, con eso, no sería un magnate o un ejecutivo de renombre de la alta sociedad. Era multifacético y volátil. Aunque estuviera molesto y en discordia con Hestia, ella le había quitado una venda de los ojos, que lo había hecho completar un gran número de posibilidades. Quizás, le faltaba maldad, dinero y ambición. Además de un objetivo al que quisiera llegar y tocar. Ahora ya lo tenía; su meta era no solo estar a la altura de Hestia por haberlo rechazado, sino, de demostrarse a sí mismo, que aspirar a lo más alto. Sin embargo, el establecimiento de venta de helados y café, no generaría ganancias estratosféricas y su compañía tardaría tiempo en hacerse paso entre las otras y tener éxito. Moldeó una sonrisa tensa, era por eso que tenía un as bajo su manga. Era la de convertirse en un accionista de una organización, ya con varios años de estar en actividad en el marcado; con una particularidad; Hestia Haller también contaba con acciones en ella. Había hecho su elección y había analizado el plan estratégico que habían dispuesto; era la que más ganancia generaba a futuro; Hestia ya era rica y poderosa, por lo que solo adquiría el porcentaje que necesitaba. Su mano se movía, sujetando el mouse. En la semana que había pasado, había gastado su concentración en sus negocios, para mitigar el dolor emocional de su rompimiento y separación con Hestia. Los días pasaban más lentos, pero el tiempo transcurría más rápido. ¿Qué es lo que digo? Se preguntó, era claro, de que lo que decía era contradictorio. Además, podría divagar por un instante, sin mencionar el nombre de Hestia. Siseó con la boca; parecía ahora él el que estuviera obsesionado con aquella perversa, mujer. ¿A quién quieres engañar? Pensó, estás enamorado hasta los huesos de esa soberbia y arrogante. Las dichosas banderas rojas siempre estuvieron ahí y las había visto, pero no pudo resistirse a quedar encantando bajo los encantos de la diosa lasciva y tóxica, que había alterado cada parte de su existencia. ¿Por qué tenía que ser tan difícil y tormentoso estar con ella? Tomó una bocanada de aire y la expulsó de inmediato; había aumentado la frecuencia de sus suspiros. Escuchó el timbre del celular que sonaba al lado del portátil. Había estado realizando muchas llamadas, pero cuando recibía alguna, su pecho sentía un extraño temor y su corazón se aceleraba. Era claro el motivo por el que se conmocionaba, pero eso no quería decir que cedería por Hestia; nada más que, era imposible no alterarse con la idea de que ella lo quisiera contactar, aunque, la probabilidad de que eso ocurriera era casi nula, porque conocía el orgullo de aquella divinidad. Agarró el móvil; era un número desconocido.

—Créeme que no te estaría llamando, si no fuera necesario. —Oyó esa voz y la reconoció de inmediato. Era su ex suegro. ¿Qué es lo que quiere? Las cosas habían acabado muy mal entre ellos—. Lacey está enferma y quiere hablar contigo. Por favor, ven, Heros. Hazlo por aquellos años en los que jugaste, saliste y te divertiste con ella. No todo siempre fue una pelea. —El padre de Lacey se quebró y lágrimas bajaron por su envejecida cara—. A ti te llegué a querer, como mi hijo propio.

La Jefa (BDSM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora