Rey contra rey -Carter

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Cuando entró el científico y nos cubrió en sombras, Sadie y yo fuimos transportados a las ruinas de una pirámide egipcia, la cual estaba cubierta de musgo y la tierra estaba hecha barro. Mi hermana se resbala tratando de levantarse.

—El templo de Taposiris Magna. —Setne estaba a cinco metros de nosotros —. Este lugar se inundó junto a la ciudad, y ahora se cree que en sus ruinas está la tumba de Cleopatra VII.

Su cuerpo estaba completamente reconstruido; ya no era ese cadáver en vida que vimos la última vez. Usaba ropas del antiguo Egipto, dignas de un príncipe de esa época, junto con una máscara de oro. Estoy harto de los enmascarados. En sus brazos estaba el libro de Thot; por lo que ahora que estaba vivo,, podría conjurar hechizos.

—Veo que volviste a tener tu cuerpo, Setne —le digo—. ¿Qué quieres de nosotros?

—Reinar Egipto fue lo que más quise de niño, pero morí mucho antes que mi padre. Siempre quise ser más grande que cualquier faraón que haya pisado la tierra, pero mi nombre nunca resonó. —En su mano invocó una vara y el libro de Thot se llenó de jeroglíficos—. Lo único que quiero es que me den mi lugar. Él que me quitó la muerte. ¡Yo soy el rey de los magos!

—Moriste, Setne; acéptalo —le dice Sadie—. Tratar de cambiar el curso de las cosas no ayudará a nada. Caos destruirá todo; es una reencarnación de Apofis.

—Sadie, siento que ese no es Setne. Al menos el que conocimos. —Me coloco entre mi hermana y el mago—. Setne, tú no quieres destruir el mundo. Quieres gobernarlo, pero Caos solo quiere destruirlo.

—Hace un tiempo te hubiera dicho eso; hasta te hubiera dejado vivir Carter Kane. Ahora entiendo que la única forma de cumplir mi deseo es destruirlo todo y transformarlo a como yo quiero. —De pronto, el cuerpo de Setne se rodeó de jeroglíficos egipcios, letras griegas, romanas y runas nórdicas—. Caos me enseñó que el mundo se resconstruirá a mis ideas, y que yo seré el dios de una nueva humanidad.

La tierra empezó a temblar y caí en el barro, ensuciándome más de lo que ya estaba. Del templo Taposiris Magna salió una serpiente gigante, una versión oscurecida de la propia Apofis. Si Apofis está aquí, eso significa que ellos también. Y así como lo pensé, ocurrió. Los dioses egipcios nos rodearon como sombras para ver el espectáculo.

—Cuando escuché la historia de los cinco héroes cuyas almas contienen la esencia del cosmos, entendí que yo nunca había estado planeado para ser un mago legendario. —Setne nos explica mientras el lugar se llena de sombras del pasado—. Alabaster me explicó que solo los mismos consiguieron la gloria, que era nuestro deber destruir lo que había creado Cosmos para que gente como él y yo pudieramos cumplir nuestros sueños.

—¡Carter! —gritó Sadie y ahí estaba Anubis con su pinta de emo interesante. Seten estaba invocando a los dioses.—. ¡Suéltalo!

—La historia siempre se repite, más si no aprendes de ella —nos dice el mago—. Hace mucho te enamoraste, Sadie, y eso te llevo a tu fin. Tu espada está destinada a verte morir una y otra vez. ¿No quieres salir de ese ciclo?

Sadie sacó a Excalibur y su filo hizo que las sombras se retiraran un poco. Le tenían miedo, pero ¿por qué? ¿Quién era Excalibur y por qué mi hermana era la elegida por esta espada?

—Rey contra rey —susurro al comprender.

—Somos nosotros contra él; eso me dijo Gabriel —menciona mi hermana.

—Pero Setne nunca fue rey.

—Lo fue para los magos y ahora tú eres el rey al igual que yo —me explica en susurros.

—Pensé que la profecía sería más interesante.

—Yo también.

Y así, mi hermana y yo nos pusimos espalda contra espalda.

Anubis es el primero que se acerca a Sadie, pero a pocos pasos se detiene.

—Tenemos que matarlos —le indico a mi hermana.

—Lo sé —me confirma—. Hace mucho no pude encontrar el amor y fracasé. No cometeré ese mismo error. Tengo un hermano y unos amigos a los que proteger.

Mi hermana se había vuelto muy madura. Tal vez era el hecho de como nos teníamos el uno al otro desde hace años, podíamos disfrutar de una libertad en tomar decisiones. Pasase lo que pasase, si acabamos con Setne y quedamos atrapados aquí, tendré a mi hermana conmigo. No sé qué haría sin ella o cómo soportan los demás sin sus personas amadas en estas misiones.

—Además, ese no es Anubis. —Sadie lanza la espada y la sombra se deshace como agua—. Él está en mi bolsillo.

Saca la carta de Myth&Magic, una brillante de colección que hasta es holográfica.

—Excalibur es la espada que destruye al Caos y es la única forma de devolverles su forma cósmica. —Los dioses se acercan más para proteger a Setne—. Carter, yo te cubriré la espalda. Tú debes destruir a Setne.

—¿Cómo haré eso? —le pregunto.

—Con el poder de la amistad. —Me guiñó el ojo y se fue a destruir las sombras.

Los dioses se lanzaban contra mi hermana, pero esta parecía todo un guerrero medieval. Utilizaba su espada como si hubiera nacido con ella. Con cada sombra destruida, salían cartas del Myth&Magic volando. Aproveché la oportunidad para escabullirme y encontrarme con Setne.

—Sabes... —le digo cuando me lo encuentro cara a cara—. Si me lo hubieras pedido, te hubiera ayudado a escapar del inframundo. Hubiéramos podido traer una nueva era para los magos juntos, con tus conocimientos.

—Eres tan inocente que da pena.

—Y usted tan ambicioso.

Con mi Kopesh en mi mano, invoco el poder de Horus, al punto que una carta llega a mi mano. Justo es su carta. Si en serio en mí está el poder del cosmos, entonces puedo traer de vuelta a mi viejo compañero y acabar con este mago.

Sabía que no podías vivir sin mí —dice Horus en mi mente.

—Se aceptan sugerencias.

Setne está impregnado de poder del Caos; aunque tengamos poderes del mismo Cosmos, no podremos contra él solos —me explica Horus—. El río de la mina es el agua original pues su corriente lleva al lago de la Luz Vital. Guíalo hasta él.

El río era un pequeño riachuelo, nada interesante, sino fuera que por su corriente brillaban cientos de cristales. Estos eran arrastrados por el flujo hasta el castillo del Sol. Tomo mi kopesh y la lanzo hasta Setne, quien la detiene con un campo de fuerza. Mi arma vuelve a mis manos como un búmeran, pero tengo la atención del mago.

—¿No estas muy grande para andar tirando hechizos como loco? —me critica, pero empieza a hacer lo mismo.

Con cada latigazo, cada explosión, camino con el flujo del río. Setne está tan desquiciado que no parece notar mi trama. Por otro lado, Sadie seguía luchando con cada dios que se le atravesaba hasta que parece que él último cae. Pienso cómo mandarle una señal, pero ella nos ubica con la mirada. Parece que me lee la mente y entiende mi plan, o tal vez cierta espada le dijo.

Me desconcentro pensando en Sadie, así que me resbalé en la orilla del río. Estuve a un centímetro de convertirme en polvo estelar. Mi hermana camina despacio detrás del mago con la intención de empujarlo. Setne invoca su propia Kopesh y me acorrala.

—Adiós, escoria Kane.

Sin embargo, Sadie lo toma por la espalda y clava a Excalibur. Aprovecho y le hago un puntapié para que caiga al agua. En cuestión de segundos, Setne se vuelve polvo. Su luz vital corre por el río hasta el castillo.

Mi hermana me levanta, y observamos el río hasta que llega al castillo. Ahí es donde está Alabaster. Nos miramos y asentimos al mismo tiempo. La batalla final está a nuestros pies. 

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