Estoy columpiándome, eso es lo único que sé. No sé cómo llegué aquí o quién soy; solo que me parece divertido balancearme. Tengo que hacer algo, una misión, pero ya no recuerdo. Mis pies están tocando agua; es fría, aunque me está curando. Ojalá pudiera quedarme aquí.
—¡Magus!
La figura de una chica se refleja en el agua, me está llamando Magus. Eso suena como algo más. La voz se va apagando y poco a poco ya no hay nadie en el agua. Siento una cálida mano tocar mi mejilla; una persona de piel morena con cabello verde me sonríe.
—¿Por qué no vienes con nosotros, Magnus? —me dice—. Aquí estaremos juntos para siempre, sin hambre ni dolor.
Personas que me parecen conocidas están a mi alrededor; tengo ganas de quedarme con ellos. Un pensamiento intrusivo me dice que no puedo. Es una trampa. ¿Pero, por qué lo es? Aquella chica me llamo Magus; eso me da una sensación de molestia. ¿Por qué me irrita eso? Es que no es mi nombre. ¿Cuál es mi nombre, entonces?
—Mi nombre... —digo en voz alta—... es Magus, no. ¡Es MAGNUS!
Todos mis amigos desaparecen como el humo, y solo me quedo rodeado de oscuridad. Lo último que recuerdo fue entrar a la onda de colores con los demás. ¿A qué se refería esa ilusión de Alex con irme con ellos? Ellos están en Noruega, o acaso...
—No, es una ilusión —me digo—. Debo encontrarme con los demás.
—Excelente, Magus. Eres el primero en acabar con mi ilusión.
Una mujer aparece ante mí. En su cabeza tiene unos cuernos de vaca y, en el centro de estos, hay un disco que parece reflejar la luz del sol. Vestía como una diosa egipcia y ocupaba en su mano un centro cuya punta era un sol de ámbar.
—Soy Hathor, diosa egipcia del cielo, protectora del sol y el sistema solar. —Su voz era cálida y maternal—. Espero no haberte abrumado, pero tenía que probar que eras digno de cruzar la frontera.
—¿Frontera?
—La frontera de nuestro sistema solar, creada con el propósito de que la humanidad no se encuentre con ninguna otra forma de vida. Algunos logran cruzar, pero pocos lo han logrado con mi bendición. —La diosa saca de su cetro un sonajero y me lo da—. Como hijo del sol, eres el único de tus compañeros con la habilidad de destruir cualquier objeto creado para la familia solar.
—¿Yo? —El sonajero era de bronce con cuatro varillas horizontales en el medio—. ¿Qué hay de Apolo?
—Él no es hijo del Sol, es hijo del rayo —me explica Hathor—. Pon a dormir al príncipe y roba su corona.
Despierto en una oscuridad profunda y con el sonajero en mi mano. Estoy en el suelo de lo que parece una iglesia redonda. Arriba de mí, el techo es de cristales coloridos. El suelo parece ser de un material muy liso y translúcido. Estamos los cinco tirados en el suelo en círculo, pero los demás no se habían despertado.
—Chicos, despierten.
Toco a Carter en el hombro y este abrió esos ojos de golpe.
—¡Padre! —grita.
—Está bien, era una ilusión.
Al momento de tocar a los demás los logro despertar de su ilusión. Sadie nombró a su hermano, Lester llamó a su madre y Percy llamó a Annabeth. De cierta forma, me parece que nuestra ilusión tenía que ver con las personas que más amamos en esta vida.
Extraño a mis amigos y puede que no los vuelva a ver. Sé que al menos ellos tendrán una oportunidad de vivir, ser felices, un futuro. Me hubiera gustado ver a Sam casarse, al hotel prosperar, a mi prima convertirse en arquitecta y amar a Alex por toda la eternidad. Puede que yo sí regrese a la tierra y encuentre a Alex junto a los demás del Valhalla vivos, pero aún así, quién sabe cuando.
—Excalibur dice que hay que tener cuidado porque hay presencia de poder del caos por todo el lugar —nos dice Sadie—. Me pregunto cómo se llamará este lugar.
—Debemos salir y encontrar a Alabaster —comenta Lester—. Nos queda poco tiempo.
Justo cuando Lester se acerca a la puerta principal, esta se abre. Una luz incandescente no nos deja descifrar quiénes son las cuatro sombras que se aproximan a la sala. Percy saca a contracorriente para defender.
—¿Percy? —Poco a poco se revela a una chica afroamericana, un niño con ropas negras, un chico rubio que utiliza una corona de ámbar y una mujer pájaro.
—¡Hazel! ¡Equus! ¡Ella! —gritó Percy y va abrazarlos—. ¡Están bien!
Percy revisa al niño con intensidad y mucha preocupación.
—Estamos bien, el príncipe nos salvó —dice el niño.
—Percy Jackson... —suelta el príncipe—, el hermano de Tyson.
—¿Conoces a mi hermano? ¿Sabes dónde está?
—En las fraguas de este planeta, recogiendo el material sagrado del cosmos. —El príncipe nos enseña donde están las fraguas—. Siguiendo el río, hay una cueva donde están todos los cíclopes que secuestró Alalabster de la tierra.
Miren, yo soy lento. Ustedes seguro estarán gritando Magnus, ese es el príncipe que debes poner a dormir y seguro el de la profecía. Yo entiendo la emoción, pero el chico era súper guapo a pesar de tener una fuerte tristeza en su mirada. Sus movimientos eran muy elegantes y delicados. La corona en su cabeza era muchísimo más especial que cualquier accesorio que haya visto. Hasta podría decirles que se notaba que no era de esta tierra.
El príncipe nos ve a los cinco y sonríe con ternura hasta que observa el sonajero en mis manos.
—Te dieron el sonajero —me dice sin ninguna preocupación—. Eres tú el que me va a poner a dormir para la eternidad.
Se lo estaba tomando muy bien, demasiado. Sabía que iba a morir o, mejor dicho, dormir eternamente y aún así no me odiaba. Ya sabía que esto iba a pasar y lo estaba esperando.
—¿No te enoja? —le pregunto con simpleza.
—Cometí un error, deje que tocaran el lugar más sagrado del cosmos. —dice el príncipe—. Es obvio que ellas se enojaron y quieren recuperar la estabilidad. Verán, en este lugar se esconde donde es que nace y muere la vida. Justo donde Cosmos y Caos luchan por el poder. Alabaster quiere fortalecer a Caos asesinando a las almas de todas criaturas del Cosmos.
—Alabaster creó una máquina que succiona la energía cósmica de las personas y crea copias oscuras. —nos explica Hazel—. Su plan es lanzarlas en la tierra y que terminen de asesinar aquellos que aún tiene su alma hasta dejar que solo copias del caos existan. Así se convertirá en el rey del universo.
—Ustedes cinco son aquellos que nacieron con los pedazos del alma del primer héroe que cruzó el Cosmos y llegó hasta acá. Por generaciones, se han encontrado y devuelto el orden al universo, pero me temo que mi equivocación ha llegado a punto sin retorno —nos confiesa el príncipe. De pronto, este mira el techo que se está iluminando de colores—. ¡Aléjense!
Apenas nos alejamos de la onda de colores. Todos caímos del impulso hasta las paredes del santuario. Justo donde estaban los colores, apareció un gato blanco y peludo lamiéndose las patas.
—¿Jason?
ESTÁS LEYENDO
Myth & War
FanficAlabaster y Setne han vuelto con su venganza y todo el mundo de las mitologías cae ante su poder. Solo Lester, Percy, Magnus y los Kane son capaces de descubrir sus planes y traer el orden al Cosmos. Con la ayuda otras mitologías, ¿podrá volver a la...