Recuerdos Severus

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Lo primero que Harry vio fue la fría oscuridad de la Torre Astronómica. Frente a él estaba un joven, a quien reconoció de inmediato, aunque jamás lo había visto de esa manera.

La delgada figura permanecía inmóvil en el centro del salón, con el cabello negro cayendo de manera fluida, igual que en la actualidad. El joven Severus se mantuvo de pie por unos momentos, hasta que hizo un movimiento que inquietó a Harry: empezó a quitarse los zapatos lentamente. El temblor en sus manos era evidente, como si apenas pudiera controlar su cuerpo.

Fue en ese momento que Harry comprendió de qué iba ese recuerdo, y comenzó a pensar que era una mala idea. ¿Quién querría recordar algo así?

Pensaba que podría sentir lo que Severus sentía en ese instante, pero no. No podía hacer nada mientras lo veía caminar hacia el barandal. Su cabello se agitaba con el viento, y sus ojos estaban fijos en un punto específico. Severus cerró los ojos y respiraba con una paz inquietante. Harry quería correr, gritarle que no lo hiciera, aun sabiendo que Severus no había llegado a hacerlo. Era doloroso y aterrador ser testigo de ese momento.

Harry giró la cabeza hacia la entrada del salón, al escuchar pasos que se apresuraban a llegar. Todo sucedió tan rápido que apenas pudo asimilarlo. Ante la puerta apareció otro joven, era Sirius. No el Sirius que Harry recordaba, lleno de vida y rebeldía, sino un hombre desesperado, impulsado por el pánico más puro, en sus manos tenía el diario de Severus. El joven dejó caer el diario, sin importarle dónde caía, y corrió hacia Severus justo cuando estaba soltando sus manos del barandal. Lo rodeó rápidamente y tiró de él hacia atrás, ambos cayeron al suelo con fuerza, y el impacto fue evidente en las muecas de dolor que hicieron al tocar el piso.

"¿Qué mierda?," murmuro molesto Severus, quien buscó entre la oscuridad alguna respuesta, y cuando encontró su diario caído en el suelo sus ojos se abrieron a la par que volteaba a ver a la persona que había arruinado sus planes. Antes de que siquiera pudiera reclamarle, Sirius lo abrazó fuertemente, clavando su rostro en el pecho del contrario.

"¿Qué demonios estabas pensando...?"  se escuchó con una voz temblorosa, Sirius no apartaba su rostro. Las palabras se ahogaban en un miedo palpable. "No... no puedes hacer esto, no tú."

Sirius apretaba a Severus con una fuerza desconocida. Harry nunca lo había visto así, tan desesperado, era doloroso porque ambos estaban sufriendo de maneras distintas. Severus no respondía, estaba tan quieto que ni siquiera Harry comprendía en que estaba pensando en ese momento. Sin respuesta, Sirius apartó a Severus lo suficiente para mirarlo a los ojos, sus manos seguían aferrándose a sus hombros, pero el joven no lo veía.

"Mírame," murmuro Sirius de repente, con una voz rasgada poco conocida en ese chico. "¡Maldicion, Severus, mírame!".

Harry no sabía cómo sentirse al ver esta escena, ambos tumbados en el suelo con Sirius aferrándose a Severus, y este último reprimiendo lágrimas que no se permitía soltar. Harry sintió una punzada de incomodidad al ver a su padrino tan... vulnerable. El silencio que siguió fue insoportable. Harry sabía que estaba violando algo sagrado, un momento tan íntimo y frágil que no estaba seguro de querer seguir viendo. Pero sus pies no se movían. Sus ojos no podían apartarse de los dos hombres frente a él.

Snape, todavía sin levantar la mirada, murmuró con una voz que apenas era audible: "¿Por qué te importa? No somos... no somos nada."

La pregunta resonó en la torre como una bofetada. Harry vio cómo el rostro de Sirius se retorcía, no de rabia, sino de una angustia que Harry jamás había visto en él. Su padrino, el hombre que siempre parecía enfrentarlo todo con astucia, estaba aquí, en esta torre, suplicándole a Snape que no se quitara la vida.

El Diario |Snirius|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora