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Harry se despertó sintiendo que no había dormido lo suficiente, que debería quedarse en cama todo el día. Era el primer día de vacaciones, y había imaginado que sería relajante, sin prisas ni obligaciones. Pero, Kreacher tenía otros planes para el.

El elfo doméstico había irrumpido a su habitación, sin siquiera golpear, y le dijo con tono brusco: 'Si no te levanta ahora, el desayuno se enfriará, y Kreacher no volverá a prepararlo al amo.' Harry, aún somnoliento se vio obligado a levantarse, con el rostro aún marcado por el sueño se dirigió al comedor.

Mientras caminaba por los pasillos, escucho la voz de Sirius desde el salón principal. Era extraño ya que debería haber salido hace tiempo. Curioso, se detuvo en seco.

"No lo sé, Albus," dijo Sirius, rascándose la cabeza con expresión de duda. Llevaba puesto su uniforme de Auror y se había atado el cabello en una coleta baja, lo cual era su costumbre cada vez que iba a trabajar. "Tendría que hablar con Ruffus. ¿No sería mejor que buscaras a alguien con más disponibilidad?"

"Es posible, si," respondió Dumbledor, cuya cara se veía a través de las llamas verdes del fuego. "Sin embargo, fuiste recomendado, Sirius. Tal vez sea una buena oportunidad para que tomes un descanso."

Sirius parecía dudar. "Aún así..."

"Solo manda una lechuza con tu respuesta, antes de que las vacaciones terminen," continuo Dumbledor con calma. "Así tendré tiempo de buscar a alguien más, en caso de que decidas rechazar la oferta."

Con esas palabras, Dumbledore desapareció del fuego, dejando a Sirius solo en la sala.

Harry frunció el ceño. ¿De qué estaban hablando? No quería parecer entrometido, así que continuó su camino hacia el comedor. Al llegar, se encontró con Kreacher, quien estaba sirviendo el té con su habitual actitud gruñona.

"El amo Harry tiene que comerse toda su porción," advirtió el elfo mientras colocaba el plato de comida frente a él. "No me engañará como antes, ya no más."

Harry sonrió levemente, recordando cómo solía esconder la comida cuando era niño. Kreacher siempre le servía porciones muy grandes, y a veces Harry no podía terminarlas, así que las escondía en servilletas para luego deshacerse de ellas. El día que Kreacher lo descubrió fue desastroso, y desde entonces el elfo había estado más atento a que Harry se comiera todo.

Mientras Harry comenzaba a desayunar, Sirius entró a la cocina. En lugar de sentarse para comer lo que Kreacher había preparado, fue directamente a servirse un cuenco de cereal.

Kreacher lo miró con evidente desaprobación. "Ya le serví el desayuno al amo," gruñó.

Sirius se encogió de hombros. "Solo comeré algo ligero, Kreacher. Se me ha hecho tarde," dijo mientras bebía la leche directamente del tazón, ganándose otro gruñido del elfo.

Harry, curioso por lo que había escuchado antes, decidió que era hora de indagar. "¿Sucede algo? No pensé verte aquí tan temprano por la mañana."

Sirius se giró hacia él mientras dejaba el cuenco en el fregadero. "Tuve una llamada por la Red Flu temprano," dijo sin dar muchos detalles.

"¿De quién?" insistió Harry, esperando más información.

"De Dumbledore," respondió Sirius, claramente evitando profundizar en el tema.

"¿Dumbledore? ¿Qué quería?" Harry intentó no sonar demasiado preocupado, pero no podía evitar pensar que tal vez se trataba de algo relacionado con él.

Sirius suspiró y, finalmente, se rindió. "Me ofreció un puesto como profesor suplente en Hogwarts."

Harry se quedó boquiabierto. "¿Profesor? ¿Quién va a dejar su puesto?"

El Diario |Snirius|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora