16

764 127 20
                                    

Harry revolvía la poción lentamente, su mente distraída por la presencia de Snape a pocos metros de él. El profesor estaba sentado en un sillón cómodo, una creación de la misma habitación, sumergido en la lectura de un libro grueso. Harry, aunque intentaba concentrarse en su tarea, no podía evitar lanzar miradas furtivas hacia Snape, intrigado por lo que podría estar pasando por la mente de su antiguo profesor.

Snape levantó la vista del libro y sus ojos se encontraron con los de Harry. Este, sorprendido y algo avergonzado, desvió la mirada de inmediato, sintiendo cómo el rubor comenzaba a teñir sus mejillas.

"¿Tiene alguna pregunta, Potter?" La voz de Snape rompió el incómodo silencio, tan firme y cortante como siempre.

Harry dejó de revolver la poción, su mano temblando ligeramente mientras se rascaba la nuca en un gesto nervioso. Había leído las últimas páginas del diario de Snape, y una insistente curiosidad lo empujaba a preguntar, a saber más. Pero las palabras se le atascaban en la garganta, como si temiera las respuestas que podría recibir.

Finalmente, con un impulso que no pudo contener, se acercó a Snape. La habitación, como respondiendo a sus pensamientos, creó un sillón más pequeño junto al de Snape. Harry se sentó, sintiendo la mirada penetrante de Snape sobre él.

"Profesor... ¿le gusta la Navidad?" La pregunta salió en un tono más suave de lo que había planeado, casi como si temiera romper el frágil equilibrio entre ambos.

Snape entrecerró los ojos, cerrando el libro pero manteniendo un dedo entre las páginas para marcar su lugar. "Es una festividad que me resulta irrelevante, Potter. Demasiado ruido, demasiado superficial."

Harry hizo una mueca ante la respuesta. Snape había pasado muchas Navidades en soledad, sin el bullicio que parecía detestar. ¿Realmente le era tan indiferente? Decidió no insistir en ese punto. En cambio, trató de compartir algo personal.

"A mí siempre me ha gustado la Navidad," comenzó Harry, sus ojos brillando con el recuerdo. "Siempre comparto esas fechas con Sirius y Remus, a veces hay otras personas pero en general siempre son ellos, suelen decorar todo. Remus siempre insiste en leer 'Una Navidad de Harry' cada año, un cuento que inventó y en el que el héroe siempre salvaba el día. Y Sirius... él hace el mejor pudín navideño que he probado. Siempre bromeaba diciendo que había un hechizo secreto en él para hacer que cualquiera que lo probara se sintiera como en casa."

Harry sonrió al recordar esos momentos, esperando una reacción de Snape, sobre todo por la mención de su padrino. Sin embargo, Snape permaneció impasible, su atención aparentemente enfocada en el libro que sostenía.

Harry vaciló, pero la curiosidad lo empujó a hacer una pregunta más directa. "¿Usted tiene algún recuerdo bonito sobre la Navidad?"

El silencio se extendió entre ellos, denso y pesado. Harry casi se arrepentía de haber preguntado cuando Snape, en un tono bajo y contenido, finalmente respondió.

"Mi infancia, Potter, no fue como la suya. En mi casa, la Navidad no era motivo de celebración. Mi madre me amaba, o al menos eso creo, pero no sabía cómo demostrarlo. Mi hogar estaba lleno de problemas, y esos días, como muchos otros, pasaban sin ser celebrados. La Navidad no me trae alegría porque nunca tuve con quién compartirla."

Harry asintió, sabiendo esto. Ya suponía que Snape nunca celebró navidad de manera apropiada, eso lo hizo pensar; ¿acaso hubo alguna celebración amena en su vida?

Snape se detuvo un momento, como si reconsideraba si debía continuar.

"Hubo un tiempo," continuó Snape, "en que mis Navidades fueron diferentes. No todas, pero algunas. La primera Navidad que recuerdo con algo de felicidad fue cuando era joven. Esa Navidad siempre será importante para mí, porque las primeras veces son las que marcan."

El Diario |Snirius|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora