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'Abril de 1976.

Ni siquiera sé cómo iniciar esto, en primer lugar me rehusaba a usar este diario una vez más. Pero estoy tan furioso que simplemente no sabía que otra cosa hacer.

No ha pasado ni un mes desde mi casi muerte provocada por todos los Merodeadores, cuando Black se acerca a mi para volver a molestarme. Claro, podría aceptar simples insultos, son fáciles de devolver, pero no puedo contra el recordatorio de esa noche.'

"¿Qué estás leyendo?," la voz de Hermione lo hizo saltar y cerrar inmediatamente el libro, ella dudó ante una reacción tan exagerada. "¿Es algo que no puedo leer?."

Estuvo toda la mañana pensando en si decirle a sus amigos, la respuesta obvia sería que si, pero por otra parte la visión tan correcta que tenía Hermione del mundo le haría devolver el libro sin pensar. Ron lo vería como un desperdicio y imaginaba su rostro arrugado con desagrado al enterarse que Harry quería saber más sobre Snape.

"No es nada, un tonto libro que Snape me obligo a leerlo para entregarle un ensayo," intente sonar molesto y aburrido, esperando que eso lograra calmar la intriga de su amiga.

"Oh, podría ayudarte," se hizo un campo en el sillón.

Harry suspiró con la conclusión que Hermione no dejará de lado leer un nuevo libro. "Enserio Hermione, puedo hacer mis castigos yo mismo."

Al darse cuenta lo duro que sonó intento apaciguar el golpe pero ella ya se encontraba frunciendo sus cejas con molestia.

"Solo quería ayudar," se levanto y busco otro lugar en la sala común para sentarse.

Luego vería Harry como arreglarse con ella. Por el momento volvió a abrir el libro y siguió:

'Me mantenía alerta precisamente para no tener que lidiar con idiotas de uniforme rojo, sin obtener un buen resultado. ¡¿Como mierda saben siempre en donde estoy?!

Lo peor de todo era la estupidez por la cual Black me había abordado en el pasillo contrario a las mazmorras. Me arrincono, parecía furioso, el quería que yo... ¡yo! Me disculpara con Lupin por el incidente donde valga la redundancia ¡pude morir!. Esa fue su única excusa para agredirme, lanzando Mucus a mis túnicas cuando me negué a acatar su poco agradable orden.

Me molesta, porque no solo basto arruinar el único conjunto de túnicas presentables que tenía, sino que tiene la osadía de pedirle a la victima que se disculpe. No justificaré a Lupin, después de todo el ha sido alguien pasivo con respecto a las burlas de los merodeadores, pero en este momento el hombre lobo no tiene la culpa. Aún así parecía un chiste de mal gusto lo que Black me estaba pidiendo.

No me dejo ir hasta que Slughorn lo ahuyento. Debería estar agradecido con el profesor.

Mi tormentosa vida es suficiente con lo que sucede en casa, no necesito que idiotas la arruinen aún más. Eso me envía hacia mi otro problema; Tendré que pedirle a Tobías un nuevo conjunto de túnicas, eso nunca termina bien.'

Harry se daba cuenta que nunca firmaba el final, podía retribuirse al hecho de que era obligado a escribir o que simplemente Snape era así.

Apenas llevaba dos hojas y ya podía sentir un malestar conforme leía. No podía imaginarse a su padrino ser tan cruel, y por primera vez estaba de acuerdo con el profesor Snape, aquella interacción fue una burla hacia el incidente que él mismo Sirius había provocado.

Aún así no podía molestarse con su padrino, ya en las vacaciones de navidad podría preguntarle lo que realmente sucedió. No confiaba al cien por ciento en Snape como para reclamarle algo a Sirius.

"¿Hermione está molesta?," Ron aparece desde la entrada apuntando hacia atrás. "Sentí escalofríos cuando me miro tan furiosa."

"No la deje ayudarme con un castigo que me dejo Snape," mencioné casi sin prestar atención. No podía dejar de mirar el diario entre mis manos, habían tantas cosas que no sabía. ¿Por qué Snape tendrá algo tan viejo?. ¿Por qué estaba en su oficina entre un montón de otros libros?. Todos esos pensamientos se fueron volando al sentir como Ron movía su mano enfrente mío. "¿Dijiste algo?."

"Amigo, te quedaste viendo esa cosa, estabas completamente en trance."

"Ah si," soltó una risa tranquila que denotaba su nerviosismo. "Es solo un tonto ensayo que tengo que hacer para Snape."

"¡Tienes otro castigo!, vamos, si lo que hiciste no fue realmente malo. Snape es tan denso, debería darte un respiro," se cruzó de brazos y continuó despotricando contra su profesor un poco más.

Harry estaba de acuerdo, Snape era una de las personas más aterradoras e injustas que conocía.

Era amargado.

Se enojaba por cualquier cosa.

Su manera de manejar el enojo es golpear a los alumnos en la cabeza.

Sin duda, Snape era ese tipo de personas que jamás podrán sentir cariño o afecto. Su simple actitud bastaba para que nadie lo retribuyera con afecto. Y la persona que pudiera sentir algo por él debería estar igual de demente que la señorita Trelawney.

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El Diario |Snirius|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora