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Harry entró al aula de pociones y se detuvo en seco al ver a Snape acompañado de sus ahijados, Draco Malfoy y Luna Lovegood.

Malfoy levantó una ceja, observando con una mezcla de curiosidad y desdén la expresión asombrada de Harry. Luna, con su usual serenidad, estaba colgada del antebrazo del profesor y saludó con un despreocupado: "Oh, hola, Harry".

Antes de que Harry pudiera articular una respuesta, Snape habló, su tono neutral como siempre. "Hoy ellos me acompañarán. Necesito preparar una poción extra para Dumbledore". La explicación fue directa, y aunque Harry intentó ocultar su decepción, no pudo evitar sentir una punzada de molestia.

La última vez, Harry había prácticamente obligado a Malfoy a invitarlo para poder participar, pero ahora parecía que su presencia era más una formalidad. A pesar de todo, entró al aula, tratando de mantener una expresión neutral.

Luna se sentó inmediatamente en una mesa cercana y comenzó a tomar notas con una eficiencia silenciosa, anotando cualquier instrucción que Snape le dictara. Malfoy, por su parte, se movió con familiaridad, como si la preparación de esta poción fuera algo rutinario para él, comenzando a organizar los ingredientes con una confianza que casi le daba envidia a Harry.

Harry, por otro lado, se sentía fuera de lugar. Su tarea era simple: revolver la poción que estaba trabajando, una tarea que se tornaba aburrida rápidamente. Con la llegada de Malfoy y Luna, las oportunidades para conversar con Snape, o al menos hacerle preguntas que lo entretuvieran durante la lección, se desvanecían.

Apoyó su codo en la mesa, su postura perezosa reflejando su estado de ánimo. Snape, siempre atento, notó esto y se acercó, abandonando temporalmente a los dos rubios. Sin mediar palabra, inspeccionó la poción de Harry, encontrándola impecable, aunque no lo mencionó. Harry, sin embargo, sabía que su trabajo era más que aceptable, y en algún nivel, sentía que Snape también lo reconocía.

Snape regresó rápidamente a su lugar junto a Malfoy y Luna, ignorando a Harry una vez más. La irritación creció dentro de él. ¿Por qué tenían que estar aquí? Este era su momento con Snape, uno de los pocos espacios que Harry había comenzado a considerar como propios. Luna y Malfoy tenían acceso a Snape todos los días, ¿por qué arrebatarle este pequeño tiempo a él?

Harry respiró hondo, intentando calmarse. No era momento de hacer una escena, no en frente de ellos. La ira se revolvía en su pecho, pero logró mantenerla bajo control, aunque a costa de una concentración tan intensa que ni siquiera notó cuando Malfoy y Luna se despidieron y se marcharon.

Snape se había colocado delante de él, apagando el fuego bajo el caldero. "Potter, estás más distraído de lo habitual hoy. No has dicho una sola palabra desde que entraste aquí, lo cual es sorprendente, considerando tu inclinación por entrometerte con tus preguntas".

Algo en las palabras de Snape hizo que Harry sintiera un ligero cosquilleo en el estómago. ¿Podría ser que Snape extrañara sus conversaciones tanto como él? Harry quería aferrarse a esa idea, aunque una parte de él se preguntaba si Snape solo estaba preguntando por compromiso, o tal vez se sentía aliviado de que Harry no lo estuviera bombardeando con preguntas.

Miró el caldero y se dio cuenta de que ya no era necesario revolver. Con un movimiento de su varita, hizo que la habitación materializara dos sillones, como habían hecho en ocasiones anteriores. Snape observó el gesto con una leve sorpresa, pero no se quejó ni opuso resistencia.

Esta vez, Harry no quería hacer preguntas. Siempre tenía dudas en estas ocasiones: sobre lo que había pasado con Sirius, si realmente nunca había sido un Mortífago, si su padre Tobías había fallecido y dejado a Snape en paz, si el profesor aún pensaba en su madre, por qué se había distanciado de sus antiguos amigos, si extrañaba a Pandora Lovegood, si aún guardaba resentimiento hacia su padre y si había logrado reconciliarse con su madre antes de su muerte. Había tantas cosas que Harry deseaba saber de Snape, pero en ese momento.

El Diario |Snirius|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora