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Las manos de Harry temblaban ligeramente mientras sostenía el diario. La respiración pesada y el silencio sepulcral de la oficina de Snape parecían absorber todo el aire de la habitación. Sabía que se había pasado de la raya, que cruzar esa puerta sin permiso y, peor aún, traer consigo el diario de Severus Snape, era una ofensa mayor. Pero necesitaba respuestas. Y si había algo que había aprendido a lo largo de los años, era que a veces las reglas debían romperse para llegar a la verdad.

Severus Snape, sin embargo, no compartía esa filosofía.

El profesor se levantó de su silla, su rostro una máscara de frialdad contenida, pero Harry no pudo dejar de notar la ligera contracción en la comisura de sus labios, la tensión en sus ojos oscuros. Estaba molesto, pero aún más preocupante, estaba controlado, lo que siempre indicaba que la tormenta estaba a punto de desatarse.

"Realmente lo sabía, Potter," dijo Severus finalmente, su voz baja, cargada de desaprobación. "Crouch me lo mencionó."

Harry frunció el ceño. Sabía que el profesor Crouch estaba al tanto de su curiosidad, pero no había esperado que se lo contara a Snape tan rápidamente. "Pensé que el profesor Crouch le pediría algo a cambio... para que obtuviera información."

"Barty no me ocultaría nada, Potter," respondió Severus, su voz afilada. Dio un paso adelante, y Harry sintió el peso de su mirada como una carga física. "Pero eso no cambia el hecho de que tú decidiste invadir mi privacidad. ¿Qué pensabas conseguir?"

Harry tragó saliva, luchando por mantener la compostura. "Quería entender," dijo finalmente, su voz más débil de lo que hubiera querido. "Quería saber por qué las cosas salieron así... cómo llegaste a ser... lo que eres ahora."

Los ojos de Snape brillaron con una furia contenida. "Nunca debiste hacerlo, Potter. No tenías derecho a meterte en algo que no te pertenece. Eres igual que ellos," añadió, su voz cargada de un desprecio que Harry no había escuchado antes. "Pensando que tienen derecho a husmear en la vida de cualquiera, a juzgar lo que no entienden."

Harry sintió que algo en su interior se rompía. La relación con Snape siempre había sido tensa, pero en ese momento, sintió una conexión más profunda, una compasión que no esperaba. "Severus," comenzó, el nombre saliendo de sus labios antes de que pudiera detenerse, "yo... te conozco mejor ahora. No solo al joven Severus, sino a ti, al hombre que eres. Gracias a este diario, entiendo por qué todos se acercaron a ti."

Snape se quedó en silencio, su expresión apenas cambiando, pero Harry pudo ver que había tocado una fibra sensible. "Eso no cambia nada," replicó Snape con frialdad. "Deberías habérmelo devuelto, desde el principio. No tenías derecho."

Harry dio un paso adelante, sosteniendo el diario como si fuera un escudo. "¡Pero no hay final! Quiero saber qué pasó. No puede terminar así, sin explicación. ¿Qué pasó con... con Sirius? ¿Por qué ninguno de ustedes dijo nada de esto?"

La mención de Sirius pareció encender una chispa peligrosa en los ojos de Snape. "Esto no es una novela ligera, Potter. Es mi vida, y no tenias el derecho de leerla" dijo con voz dura. "El pasado es pasado, y debe quedarse así. No importa lo que te cuente, no cambiará nada."

"Entonces, ¿por qué no me lo dices?." insistió Harry, con desesperación en su voz. "Sabías que tenía el diario y aún así no me lo quitaste de inmediato. Solo quiero entenderlo, profesor. Nada va a cambiar si me lo cuentas, pero quiero saberlo."

Snape apretó los labios en una línea delgada, su expresión se endureció aún más, si eso era posible. "No hay nada que entender," dijo finalmente. "Por enésima vez, no es asunto tuyo, y no deberías entrometerte."

"Pero ya lo hice," replicó Harry, su tono desafiante. "Y no me voy a detener ahora. Lo que sea que haya pasado, no puede ser peor de lo que ya sé. Solo quiero la verdad."

El Diario |Snirius|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora