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Sirius y Harry abordaron juntos el Expreso de Hogwarts. Harry se despidió de su padrino en cuanto subieron al tren y caminó por los vagones en busca de sus amigos.

"¡Harry!", gritó una chica rubia mientras lo abrazaba. "Parece que has crecido estas vacaciones."

"Ja, eso suena a mentira," dijo Draco, que venía detrás de Luna. Llevaba un conjunto elegante pero cómodo; el suéter de lana color café hacía resaltar sus ojos. "Pensé que tu padrino te habría matado. Desapareciste ese día y nunca más supe de ti."

Harry apartó a Luna suavemente y sonrió nervioso, recordando que había olvidado escribirle a Draco. "Sí, sobre eso..."

En ese momento, una puerta de compartimiento se abrió, revelando a Ron y Hermione.

"Te lo dije, escuché la voz de Harry," murmuró Hermione mientras salía y se acercaba al grupo. "Hola, Luna," saludó, para luego mirar a Draco. Este levantó una ceja, sin saber cómo reaccionaría ella. "Malfoy," dijo simplemente, sin ningún tono en particular.

"Granger," respondió Draco, mirando detrás de ella a un chico alto que parecía incomodarse. "Me voy. Pansy y Blaise me esperan más adelante. Que tengan buen viaje." Se dio la vuelta, pero antes de irse, miró a Harry. "Ya no me permiten entrar al sótano, gracias a ti, Potter," agregó antes de seguir su camino.

Harry observó a sus amigos. Hermione ya había vuelto al compartimento, mientras que Ron parecía un poco molesto, pero nada grave. Invitó a Luna a que se uniera, y ella aceptó con gusto, sentándose junto a Harry.

"¿Sirius va a dar clases?", preguntó Hermione sorprendida, más que nada porque dudaba que fuera un buen profesor.

"Sí, McGonagall está enferma, así que él la cubrirá el resto del curso," respondió Harry, mirando por la ventana mientras el sol se ocultaba lentamente. Estaba emocionado por este curso, sobre todo por el primer partido de Gryffindor contra Hufflepuff a finales de enero; ya podía oler la victoria.

"Espero que sea más blando que McGonagall," comentó Ron, ya más relajado, apoyando su cabeza en el hombro de Hermione. De vez en cuando, miraba hacia la puerta, esperando que llegara el carrito de golosinas.

"Pensé que a quien le tenías miedo era a Severus," comentó Luna con su habitual inocencia.

Ron se enderezó rápidamente y carraspeó, mientras su rostro se ponía del mismo color que su cabello.

"Yo no le tengo miedo a Snape."

"No, pero piensas que es aterrador," intervino Harry sin dejar de mirar por la ventana. Con una sonrisa burlona, añadió: "Es lo mismo, Ron."

La conversación continuó, y fue agradable volver al colegio. Aunque extrañaría estar a solas con Sirius en casa, saber que lo vería en Hogwarts hacía que este curso fuera más emocionante. Mientras Harry pensaba, también se dio cuenta de que era el momento para que Sirius se disculpara.

¿Snape aceptaría hablar con Sirius? Harry sabía que Snape había cambiado, que ya no estaba tan atrapado en el pasado. Pero eso no significaba que quisiera enfrentar a Sirius.

"¿Emocionado por tu primer partido?", preguntó Ron, sacándolo de sus pensamientos. Harry sonrió y comenzaron a hablar de estrategias para el partido.

En realidad, a Harry ya no le preocupaba tanto cómo resolvieran sus diferencias Sirius y Snape, pero si su padrino necesitaba ayuda, él estaría allí para apoyarlo.

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Sirius estaba nervioso, y eso era evidente. Sentía cómo sus manos sudaban y su cuerpo picaba, como si algo en él estuviera fuera de lugar. No quería llegar al castillo. Por primera vez, deseaba que el trayecto hubiera sido más largo. Siempre había sentido que el camino desde la estación hasta Hogwarts era eterno, pero ahora, antes de que pudiera siquiera procesarlo, ya estaban abriendo las puertas del tren.

El Diario |Snirius|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora