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Severus estaba perdiendo la poca paciencia que había logrado en asuntos que involucrarán a la familia Black-Potter.

Acababa de sufrir lo mismo que llevaba semanas pasando. Harry pensaba que Severus era un idiota, como su padrino. Haciendo huidas accidentales en el mismo momento en que Sirius aparecía delante de él, se sentía como que el chico sabía lo que había sucedido ese día, que Sirius quiso disculparse, y ahora buscaba cualquier excusa para reunirlo a él y a Sirius en el mismo lugar, como si la incomodidad y el roce entre ambos fuera a solucionarse con tiempo y convivencia. Pero Severus no era tan fácil de manipular, y mucho menos por un joven tan ingenuo como Harry.

Así que cuando la clase de Pociones había terminado, los alumnos se retiraban con el murmullo típico de las despedidas y el ruido de libros cerrándose. Severus observaba desde su escritorio, su rostro imperturbable, pero sus pensamientos no lo dejaban en paz.

Cuando el último estudiante cruzó la puerta, Severus levantó la mirada, su voz cortante interrumpió el movimiento de Harry, quien ya se dirigía a la salida.

"Potter, quédate un momento," Severus lo detuvo, necesitaba solucionar esto, no podía seguir dejando que Harry se entrometiera en su vida, ya había tenido suficiente y pensó que el chico lo entendía, aunque al parecer, no era así.

Harry se detuvo en seco, girándose lentamente hacia el profesor. La expresión de Severus era dura, incluso más de lo habitual, lo que encendió una alarma en el joven, hacía mucho que no lo veía así de molesto. ¿Se habrá enterado de su plan?. Pero si Harry había sido súper precavido y sutil. Dudó un segundo, pero asintió, acercándose con cierta inquietud.

Severus no levantó la vista inmediatamente, en lugar de eso, organizó sus pergaminos con deliberada lentitud, como si estuviera saboreando el silencio incómodo que llenaba el aula. Finalmente, sin rodeos, habló.

"He notado lo que estás haciendo," sonaba molesto, obvio que lo estaba, no bastaba con lidiar con Sirius en el castillo, ahora también tenía que volver a enfrentarse a las travesuras de su ahijado. "Las reuniones, los encuentros casuales con Black. Crees que puedes forzar una reconciliación, ¿no es así?"

Harry lo miró con sorpresa, y luego con algo de incomodidad. "Yo solo pensé que, si ustedes..."

"No pensaste," lo interrumpió Severus, levantando la voz lo suficiente para cortar cualquier intento de justificación. "Lo que estás haciendo no es un simple intento de ayudar, Potter. Estás invadiendo una parte de mi vida en la que no tienes derecho a meterte."

Severus se levantó de su silla, caminando lentamente hacia Harry, cada paso medido. El joven lo observaba con culpabilidad, sin saber cómo responder.

"No soy uno de tus proyectos fallidos, Potter. Entrometerte con los problemas del pasado es una cosa, pero pretender que puedes arreglar lo que está roto entre Black y yo es una arrogancia insostenible. Esto no es una de esas películas muggles románticas." Su voz se volvió más baja, pero no menos mordaz. "Yo voy a perdonar a Black cuando quiera, y si, lo decido. Y tengo todo el derecho a no hacerlo nunca."

La última palabra resonó en el aula vacía, y Harry sintió el peso de cada sílaba. Intentó replicar, algo sobre lo que Sirius había pasado, sobre cómo ambos habían sufrido, pero las palabras se le atoraron en la garganta ante la mirada impenetrable de Severus.

"Esto no tiene nada que ver con lo que tú o él han vivido," continuó Severus, con una calma tensa que solo acentuaba su irritación. "Este es mi dolor, mis recuerdos, mis decisiones. No puedes simplemente decidir que las heridas sanarán porque a ti te conviene. No eres omnipotente, Potter, y no puedes forzarme a reconciliarme con alguien que, para mí, representa mucho más que tu 'figura paterna' redimida."

El Diario |Snirius|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora