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Antes  de leer quiero advertirles que es un capítulo largo, así que tomen sus medidas. Sin mas disfruten!

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El despertador sonó temprano esa mañana, aunque Harry lo sintió más pesado que de costumbre. La semana de exámenes había sido agotadora, y hoy, el último día, se enfrentaba a la prueba de Pociones. Se vistió en silencio, intentando sacudirse el cansancio acumulado antes de dirigirse al Gran Comedor.

En cuanto se sentaron a desayunar, Ron dejó escapar un lamento. "¿Por qué pociones tiene que ser el último examen?", se quejó mientras revisaba de mala gana las notas de Hermione. "Ya está, reprobaré este examen también." Con un gesto dramático, dejó caer la cabeza sobre la mesa.

"Deja de quejarte," replicó Hermione, arrancándole las notas de las manos. "Si hubieras puesto más atención en clase, no estarías tan preocupado."

Harry, mientras untaba mermelada en su tostada, observaba la escena en silencio. Snape había decidido cambiar el examen de Pociones al viernes, algo poco común, ya que raramente utilizaba ese día para evaluaciones. Nadie sabía el motivo, y el cambio de último momento había causado cierta inquietud entre los estudiantes.

Neville, con una expresión de preocupación en el rostro, se acercó con su taza de café. "¿Tú estás nervioso, Ron? Yo estoy aterrado. No logré hacer una poción decente en todo el año."

El silencio que siguió en la mesa de los Gryffindor mostró que todos compartían el mismo sentimiento. Snape siempre había sido especialmente duro con Neville, lo que hacía que enfrentarse a él en los exámenes fuera aún más intimidante.

"Tranquilos, no será tan difícil," comentó Harry, mordiendo su tostada sin preocuparse demasiado. La tensión en la mesa era palpable, pero él intentaba no dejarse llevar por el nerviosismo general.

Ron resopló, sorbiendo su jugo de calabaza. "Claro, tú lo dices porque Snape te da clases especiales."

Todos en la mesa se quedaron en silencio. Las miradas sorprendidas se dirigieron hacia Harry. Incluso Ginny, que estaba estudiando Encantamientos, levantó la vista de sus apuntes.

"¿Te da clases particulares? ¿Snape?", preguntó Ginny, desconcertada.

Padma Patil, sentada cerca, también se unió a la conversación, incapaz de ocultar su sorpresa. "¿Snape, el profesor que odia a los Gryffindor, te da clases privadas?"

La reacción no sorprendió a Harry. Era difícil imaginar a Snape dándole lecciones fuera de clase a alguien, y más aún a un Gryffindor. Al principio, Snape había sido mordaz e injusto con él, pero con el tiempo, las cosas habían cambiado, al menos en privado. Harry había demostrado su habilidad en pociones, lo suficiente para que Snape lo guiara más de cerca en algunos aspectos.

"No es tan raro," dijo Harry, intentando restarle importancia. "Snape es un buen profesor."

Un silencio incómodo siguió a su comentario. Luego, las personas a su alrededor estallaron en risas. Ron fue el primero en hablar, limpiándose las lágrimas de los ojos.

"Vamos, Harry," dijo con una sonrisa burlona. "No tienes que defenderlo solo porque ahora eres uno de sus favoritos."

Las bromas siguieron, y los comentarios despectivos sobre Snape no tardaron en aparecer. Nadie parecía compartir la opinión de Harry sobre su profesor de Pociones, y para él, eso ya no era una sorpresa. La mayoría aún lo veía como el profesor cruel y frío que habían conocido desde el primer año.

El Diario |Snirius|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora