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Harry dejó caer la prenda con una exhalación de frustración y volteó a ver a Malfoy, quien parecía más interesado en la inspección de sus uñas que en la búsqueda del regalo de Snape. Llevaban horas de tienda en tienda, y lo único que había escuchado de Malfoy eran comentarios como: "Eso no le gustará," o "¿De verdad tienes tan mal gusto, Potter? ¿Te criaron perros o qué?"

Harry apretó los puños, claramente harto. La idea inicial era que él, solo, se encargaría de elegir el regalo para Snape, pero Malfoy, después de recibir un único comentario sobre su supuesto "buen gusto", había decidido autoproclamarse su guía personal en compras.

"¿Podrías dejar de decirme lo que no le gustaría y darme una idea clara de lo que sí le gustaría?," dijo Harry, irritado.

Malfoy, sin levantar mucho la vista de sus uñas, alzó una ceja y miró los guantes que Harry tenía en la mano.

"Te aseguro que eso no lo es," dijo Malfoy, arrebatándole los guantes con una mueca de disgusto. "Por Merlín, Potter..."

"¡Basta!," exclamó Harry, elevando la voz más de lo que había planeado. Se dio la vuelta bruscamente y se dirigió a la sección de papelería, sus pasos resonando en el suelo. "Tomaré lo que sea de aquí y se lo daré. Estoy harto de esto."

Esperaba otra ronda de críticas o algún comentario sarcástico, pero en lugar de eso, el silencio que siguió lo inquietó. Miró por encima del hombro para asegurarse de que Malfoy no se hubiera marchado, y lo vio, aún allí, pero con su atención desviada hacia otro rincón de la tienda. Aprovechó la oportunidad para seguir buscando por su cuenta.

Harry recorrió los estantes uno por uno, esta vez sin la constante interrupción de Malfoy. Sabía que ya había pasado por esa sección, pero no había podido concentrarse antes con los comentarios irritantes de su acompañante. Al llegar al final del pasillo, algo en la parte alta de un estante captó su atención. Brillaba ligeramente bajo la luz cálida del atardecer que entraba por la ventana.

Se acercó, pero el frasco estaba fuera de su alcance. Después de saltar un par de veces sin éxito, maldijo en voz baja.

"¿No has pensado en hacer algo para crecer, Potter?," dijo Malfoy burlonamente, apareciendo detrás de él. "¿Quieres algo de ahí arriba?,"

Harry lo miró de reojo, incómodo por la situación. Finalmente, asintió, cediendo el espacio.

Con una expresión de superioridad, Malfoy se puso de puntas y alcanzó el frasco sin mayor esfuerzo. Lo sostuvo entre sus manos y lo examinó con curiosidad. Fuera del brillo que había captado la atención de Harry, el contenido del frasco parecía completamente transparente.

"¿Tinta invisible?," preguntó Malfoy, arqueando una ceja mientras agitaba el frasco, observando cómo el líquido se movía como si fuera simple agua. "¿Esto es lo que piensas regalarle a Snape?."

Harry esbozó una sonrisa triunfal, quitándole el frasco de las manos.

"Sí. Y antes de que empieces a quejarte, perdiste el derecho a opinar desde el momento en que no me ayudaste en nada," dicho esto, se dirigió al mostrador para pagar, dejando a Malfoy con la palabra en la boca.

La encargada de la tienda fue amable y le ofreció envolver el frasco en un papel decorado con motivos navideños, menos colorido que el estilo muggle, pero igual de elegante. Harry aceptó, satisfecho por la amabilidad del gesto, mientras esperaba a que el envoltorio estuviera listo. Malfoy se acercó, y aunque había sido sorprendentemente decente hasta ese momento, no pudo contenerse mucho tiempo más.

"Aun si dices que no puedo opinar, siendo yo el único con buen gusto entre los dos..." Malfoy se llevó una mano al pecho, como si se sintiera personalmente ofendido. "¿De verdad crees que esto lo hará feliz?."

El Diario |Snirius|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora