La mañana se ha pasado volando. Después de terminar el recorrido con Jack por las instalaciones de la hípica, procedimos a preparar todo el material de la primera clase. Colocamos las sillas de montar, y montamos las barreras de saltos a diferentes alturas en uno de los circuitos. Jack me seguía explicando la rutina que suele tener con sus alumnos. La mayoría de los días tiene dos clases, una de principiantes dónde se aprenden a manejar los aspectos básicos para dominar a un caballo y una con gente más experta cuya mentalidad se basa en las competiciones.
No hace falta ni decir que sus alumnos vienen de familias adineradas. Al fin y al cabo la equitación no es un deporte barato, y aquellos que se permiten dar clase es porque realmente tienen para ello.
Cuando llegó el primer turno, colocamos a los caballos fuera de sus cuadras para que los alumnos les terminaran de vestir, esto también era parte de la clase, ya que también es importante aprenderlo. Aparte de mi, hay un chico más que ayuda a Jack, se llama Railey, es el hijo de Marta y debe de tener mi edad si no me equivoco. No hemos hablado mucho, Jack dice que es callado por naturaleza y a él no le molesta el silencio que hay cuando estamos juntos así que no voy a ser yo quién le obligue a expresarse.
Observé toda la clase que impartía Jack desde la distancia estando en los establos mientras limpiaba las cuadras que se habían quedado vacías. Entregué un par de caballos a mi abuelo de vez en cuando, me lo exigía con órdenes cómo si del ejército se tratase y obviamente no iban acompañados de un por favor o gracias. También me aseguré de rellenar todos los comederos y bebederos que estaban vacíos. Y cuando me quise dar cuenta había terminado todo lo que tenía que hacer hasta que no acabase la última clase de Jack, así que me tomé la libertad de acercarme a observar y escuchar cómo la imparte.
Ni siquiera se dio cuenta de mi presencia cerca del circuito por lo que siguió con su labor con total naturalidad.
-¿Lo estoy haciendo bien Jack?- preguntó una chica de la clase mientras se preparaba para saltar uno de los obstáculos.
Él se acercó para corregir su agarre y le dio el visto bueno. Realmente se le daba bien esto. No solo tenía mano con los niños, también con los adolescentes. Aunque bueno me imagino que las miradas que le echan las chicas de su clase no es precisamente porque le admiren cómo profesor.
Hay que reconocerlo Jack entra por los ojos. Es muy alto, y su pelo rubio hace un contraste llamativo con el moreno de su piel. Destaca por dónde quieras verlo.
-¿Te gusta la clase? -Preguntó sacándome de mis pensamientos.
-No está mal.
-¿No está mal? ¿Solo eso? Joder tienes una costumbre constante de hundirme la autoestima.
-Bueno no sé que esperas que te diga... Tampoco he visto muchas clases de hípica, no tengo con qué compararlo. - me excusé como pude.
-Pero sabes montar a caballo... Puedes darme algún consejo si crees que de alguna forma puedo mejorar su rendimiento.
-No creo que sea adecuada para opinar. Llevo demasiado sin montar a caballo, así que no sería justo que criticase tu forma de enseñar cuando todos ellos tienen más técnica que yo.
-¿Cuándo fue la última vez que montaste? -preguntó mientras comenzaba a recoger algunas cosas del circuito que había tiradas por el suelo.
-Pues no sé supongo que tendría unos 10 años o así...
-No... Imposible, hemos montado juntos muchas veces, la última vez fue a los 12 o 13 años. A los tuyos claro, yo tenía más.
-¿Cuántos años exactamente me sacas?

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INEVITABLES
RomansaDespués de 8 años Caroline viaja al pueblo de su madre para vivir con su abuelo. Seis meses en New Haven junto con su hermana pequeña serán suficientes para poner su vida patas arriba. Una casa nueva, un nuevo trabajo, nuevos amigos y Jack Burrows...