INEVITABLES

Jack

Lizzy Evans acababa de llegar al pueblo. Y cómo tantas otras veces la he visto hacer, ha revolucionado con todo lo qué había a su paso.

Rider no estaba bien. Después de la breve visita de aquel motero ella tenía muchas dudas respecto a la buena relación que tenía con su madre. Necesitaban aclarar las cosas.

Quise pensar que realmente no fuera porque aquel tío le había revuelto sentimientos enterrados hacía demasiado tiempo. Quise pensar que el rencor y la ira que sentía Caroline hacia su madre sólo se debía a las mentiras. Quise pensar aquello porque me daba miedo pensar que realmente ella podría haberse dado cuenta que sigue sintiendo cosas por aquel motero.

Al fin y al cabo, él fue su primer amor.

Después de la discusión que tuvieron Rider con su madre ella se marchó. Mi intención era ir a buscarla pero el señor Evans me convenció que era mejor dejarla su espacio y que él se iba a encargar de todo. Después de decirle dónde iba a encontrar a su nieta decidí acercarme a Lizzy.

-¿Estás bien? -pregunté mientras mi madre abrazaba a su amiga.

-No te preocupes Jack, hablaremos y todo volverá a ser cómo antes. -Aseguró ella.

Lizzy Evans sabía que su hija la quería, no lo dudaba. Pero en ese momento estaba igual de jodida que Caroline. Quise ser consuelo pero no se me ocurría qué decir. Con su hija es más fácil, ella y yo no necesitamos palabras para entendernos.

-¿La quieres? -preguntó su madre antes de que me marchará del salón.

-Más de lo que nunca he querido a nadie. -Aseguré sin mirarla a los ojos.

-¿La vas a querer aunque se vaya? -preguntó llorando.

-Aunque esté en la otra punta del mundo Lizzy. Tu hija no se merece menos.

-Gracias por cuidarla estos meses Jack.

Con esas palabras, sentí que su madre me estaba dando puerta para salir de la vida de Rider. Me estaba dejando claro que a partir de ahora ella ya no necesitaba que yo la cuidase.

Rider se iba a marchar.

Nuestra breve pero mágica historia de amor quedaría en el olvido para la eternidad, pensé antes de volver a mi casa.

A pesar de eso, sentí que necesitaba hacerla feliz durante las horas que nos quedaban juntos.

Mañana habrá tiempo para rompernos el corazón.