Caroline

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-¿Seguro que te encuentras bien? -preguntó Aiden de forma cariñosa a través del teléfono.

-No os preocupéis, de verdad. Estoy bien, sólo es un esguince y unos cuantos moratones... En unas semanas estaré cómo nueva.

-Caroline, si te encuentras peor, por favor no dudes en decírselo a tu abuelo... Nada de trabajar y mucho menos montar a caballo, no sabes el susto que me has dado hija... -exclamó mi madre preocupada.

-Mamá, no es para tanto...

-Elisabeth puedes estar tranquila, a tu hija no le va a faltar de nada en mi casa... Es una faena lo que ha pasado, iba a ganar. -Aseguró el abuelo con algo de orgullo en su voz.

-Papá ¿cómo puedes pensar en la carrera ahora? Mi hija ha acabado en el hospital...

-Que estoy bien mamá. Ya estoy en casa, el abuelo y Raeni me cuidan un montón, sólo tengo un esguince y casi no me dejan levantarme de la cama...

Tras el accidente todos estaban más que pendientes de mi. Durante mi breve estancia en el hospital incluso me acompañaban al baño, cosa que no era para nada cómoda. Estaba agradecida por todo el esfuerzo que hacían todos, pero obviamente era exagerado. Los médicos me dejaron marcharme a casa esa misma noche, ya que las contusiones de las costillas eran leves y el esguince del tobillo no era nada que no pudiese manejar fuera del hospital.

Cuando llegamos a casa del abuelo pudimos encontrar a Betty y Railey en la puerta esperándonos para asegurarse de las condiciones en las que estaba tras la caída. Cómo el abuelo tuvo que llevar a los caballos a la hípica, Jack y su madre prepararon la cena para todos. No paraban de ir y venir por todos los lados corriendo cómo si tuvieran miedo que si tardaban demasiado yo me esfumaría.

Esa noche Raeni durmió conmigo. Era la única forma de tranquilizarla y asegurarle que estaba bien. Ya han pasado 4 días desde aquello y sigue durmiendo a mi lado, aunque creo que realmente lo hace para evitar las pesadillas, ya que desde mi caída ha empezado a tenerlas.

Yo por mi parte no he tenido pesadillas. Casi no he dormido desde el accidente. No sólo por el dolor que siento en las costillas cada vez que me muevo, sino también por la frustración de saber que podía haber ganado aquella carrera. Todavía no sabemos qué pasará con Trueno, ya que Robert Sinclair dijo que llegaría al pueblo el sábado para hablar del futuro del animal. Por lo menos su estado físico está mejor que el mío, por suerte no le pasó nada durante la caída.

Me sentía decepcionada conmigo misma tras ver los resultados de la carrera. Por mucho qué el primer día había conseguido clasificarme en el podio en segundo lugar, al no finalizar la carrera del domingo la media de ambas se me quedaba muy abajo cómo para clasificarme para las carreras estatales. No me había dado cuenta hasta entonces que realmente me hubiera gustado clasificarme, así por lo menos podría haber decidido si lo de competir era lo mío o no.

Por otro lado me sentía confusa. Confusa tras recuperar lo que parecen recuerdos olvidados. No le he contado a nadie lo que mi cabeza me hizo revivir tras la caída. Me lo decidí guardar para mi misma, ya que ni yo misma conseguía entender cómo es posible haber olvidado aquello.

No, obvio que no me había olvidado del nacimiento de Raeni, ni tampoco de mis escapadas con Michael. No.

Me había olvidado de Jack. Bueno, no de todo él. Es cómo si mi versión de adolescente le hubiese borrado tras aquel beso que ahora soy consciente que existió. No era capaz de entenderlo, por ello cuando estuve sola en la habitación decidí preguntarle a mi madre...

-Mamá ¿podemos hablar de una cosa?

-Claro hija, cuéntame qué necesitas.

-Verás, es algo raro... Cuando me caí, yo... Recordé cosas, quiero decir pensé en cosas que habían pasado en mi vida pero que creía olvidadas... ¿Tiene algún sentido lo que estoy diciendo?-pregunté confusa.

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