Después de la comida el abuelo y los chicos tenían que ir a entrenar. El sábado a la 13.00 de la tarde tienen la primera competición, la clasificatoria para la carrera del domingo.
La comida la pasamos hablando de la carrera, de los contrincantes, de los caballos, del hipódromo y de los nervios propios del día de antes.
Mi abuelo aseguró que los chicos tienen muchas posibilidades de ganar si no les traicionan los nervios, claro. Nosotros por nuestra parte intentamos que los chicos se relajaran un poco antes del gran día. Les comentamos también que Railey y Betty estaban apenados por no poder venir con nosotros, pero desgraciadamente con media plantilla del club en las afueras Railey no podía faltar al trabajo.
Acompañamos a los chicos a su entrenamiento y mientras ellos se perdían con mi abuelo en los vestuarios reservados para los jinetes, Jack y yo aprovechamos para ir a ver a los caballos. Mi abuelo nos consiguió pases del staff para poder bajar a los establos cuando quisiéramos.
Sultán y Tango, propiedad de la hípica, se encontraban en dos cuadras contiguas. En cuanto se percataron de nuestra presencia empezaron a ponerse nerviosos, no por nada en especial si no porque se morían de ganas por correr.
En cualquier otra ocasión, no hubiera dudado en llevarlos a pasear y dejarles disfrutar un poco de la libertad antes de la gran competición. Pero según mi abuelo, los animales también deben estar preparados, es decir nada de esfuerzos excesivos antes de la carrera.
-Mañana podemos ir a tomar algo a la ciudad cuando todo esto acabe, ¿te apetece? -pregunté a Jack mientras acariciaba a Tango.
-Eso solo pasará si el sargento Evans no nos mata antes por lo de la colina... -vaciló Jack.
-Si lo quisiera hacer, lo habría hecho hace tiempo... No creo que se enterase ayer de esto, me imagino que lo sabe hace semanas.
-Eso no quita el hecho de que tu abuelo nos da miedo.
-Vaya yo creía que tú eras el único que no le tenía miedo... Pensaba que era respeto y esas gilipolleces. -divague saliendo de la cuadra de Tango y dirigiéndome hacia la de Sultán.
-Le tengo respeto, le aprecio por todo lo que hizo por nosotros cuando mi padre murió.
-No sueles hablar de él...
-Bueno, tú tampoco me has preguntado nunca. -Se defendió sonriendo.
-Pensé que a lo mejor no querías hablar del tema... Yo tampoco me acuerdo mucho de él.
-Estuvo muchos años en el hospital. El cáncer no le daba tregua, supongo que por eso lo asumí rápidamente.
-Pero eso no lo hace más fácil...
-No, claro que no. -Admitió y pude ver cómo su sonrisa había desaparecido.
Me acerque despacio hasta él y con cuidado agarre su mano para colocarla en mi cadera, le rodeé con los brazos colgando me de su cuello. Le pilló por sorpresa, pero no tardó en abrazarme también.
-Nunca te dije que lo sentía... -susurré en su oído.
-Yo tampoco hubiera querido que lo hicieras.
-¿Por qué?
-Porque en esa época, eso hubiera implicado que llorases. Y yo odiaba ser el motivo de tus lágrimas. -reconoció entre susurros.
-¿Cómo están nuestros campeones? - preguntó desde la distancia la voz de Harry.
Jack y yo nos separamos rápidamente mientras veíamos cómo los chicos se acercaban hacia nosotros. Pude darme cuenta de las miradas que se echaban entre ellos al ver lo que acababan de interrumpir un momento tierno.

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INEVITABLES
RomanceDespués de 8 años Caroline viaja al pueblo de su madre para vivir con su abuelo. Seis meses en New Haven junto con su hermana pequeña serán suficientes para poner su vida patas arriba. Una casa nueva, un nuevo trabajo, nuevos amigos y Jack Burrows...