Caroline

24 1 0
                                        

Otra vez, no vas a bajarte de ahí hasta que mejores ese tiempo a la mitad. Caroline, los batidos de fresa no forman parte de tu dieta. Tienes que levantarte más rápido, Trueno necesita menos peso. Toma las curvas abiertas, al contrario lo haces fatal. No puedes saltarte los entrenamientos cuando te dé la puta gana. Tenemos una competición que ganar. Las he visto más rápidas. Controla al caballo Caroline, hazte con él. No hagas eso. Tampoco hagas esto.

Todo un sin fin de reproches, órdenes y gritos. Así han sido las últimas dos semanas entrenando con mi abuelo. Nunca pensé que odiaría la palabra "mal" hasta que la escuché en un entrenamiento más de 10 veces seguidas.

No se puede decir que esperase otra cosa, es obvio que mi técnica era nefasta. Si es que en algún momento tuve una. Pero joder. Lo estaba intentando con todas mis ganas, creo que nunca me había esforzado tanto por algo.

He seguido todas y cada una de las normas impuestas por mi abuelo. Me acuesto a las 11 de la noche y me levanto a las 7.30. Sigo la dieta, la mayoría de las veces. Entreno con Trueno todos los días, durante dos horas mínimo. Trabajo cómo siempre, limpiando los establos y ayudando en las clases de hípica y por si fuera poco todo esto, salgo a correr con Jack para fortalecer mis piernas y poder perfeccionar mi técnica cabalgando.

Realmente estoy agotada.

-¿Cuándo es la carrera? -preguntó Aiden a través del teléfono.

-A mediados de enero. En Lexington.

-Seguro que lo haces genial Caroline. -aseguró. -¿Irá Cody para apoyarte?

-No creo. Todo dependerá de sus entrenamientos y los partidos... -Dije apenada.

-Bueno hija, seguro que estará pendiente de tus resultados. -Añadió mi madre.

Sonreí antes de cambiar de tema en la conversación. En realidad, Cody no iba a estar orgulloso de mí, más que nada porque no sabe que voy a competir. Todavía no se lo había comentado y a medida que iban pasando los días no encontraba el hueco para hacerlo. Las pocas veces que hablamos por teléfono nos limitamos a hablar de él, de sus partidos, de las quedadas con nuestros amigos y de Raeni, ella siempre está en nuestras conversaciones.

-Mamá, ¿el abuelo también era tan exigente contigo?

-Eso ni lo dudes, siempre ha sido igual. El sargento Evans... Pero es el mejor en su trabajo cariño. ¿Sabes que la abuela y él se conocieron así?

-¿Así cómo?

-En la hípica. Tú abuelo era su entrenador.

-¿En serio? No tenía ni idea... Nunca me ha dicho nada, bueno tu tampoco. Realmente empiezo a pensar que me ocultas cosas de esta familia... -me quejé de broma.

-¡Caroline! Jack ya está aquí, baja y no le hagas perder su tiempo al muchacho... -se escuchó desde abajo.

-Me tengo que ir, me toca correr. -Les dije a mi madre y a Aiden. -Os quiero, hablamos la semana que viene.

Una hora corriendo, 15 minutos saltando a la comba, 5 descansando, tres sprints de 10 metros y unas 30 sentadillas, creo. Realmente dejo de contar cuando voy por 20, ahí mis piernas empiezan a temblar y ya no soy capaz de pensar en otra cosa que no sea una ducha fría y mis ocho horas y media de descanso.

-No está mal... Hoy te has parado menos que de costumbre. -reconoció Jack según entrábamos por la puerta del restaurante de su madre.

-Si tu lo dices...

-Venga, un poquito más de actitud Rider, que nadie nace siendo campeón.

-¿Qué os pongo chicos? -preguntó Annie mientras le daba un beso a Jack en la mejilla.

-Yo quiero una coca-cola para ella...

-Un batido de fresa por favor. -supliqué con mi mirada hacia An.

-No, ponle una coca-cola zero, o un aquarius. -corrigió Jack.

-Mejor no me pongas nada... Te odio y mucho.

-Eres una floja Rider... Lo estas haciendo muy bien, si sigues así ganarás seguro.

-¿Tú crees?

-Por supuesto, no tengo dudas de ello. Te he visto con Trueno, has mejorado mucho, siempre has tenido clase montando a caballo pero estas semanas has conseguido dejarme con la boca abierta en varias ocasiones... -reconoció Jack antes de beber su refresco.

-¿Mi abuelo está ciego? ¿O es que disfruta gritándome y hundiendo mi moral? -pregunté confundida.

-Sólo pretende que lo hagas perfecto. Aunque no te negaré lo de que disfruta pegando gritos...

-¿Salimos este sábado verdad? Necesito olvidarme un poco de todo lo que tenga que ver con mi abuelo.

-Claro, pero tú no bebes.

-¿Qué? Los gemelos también compiten en las carreras y beben todos los findes. -Reproché indignada.

-Sí, pero ellos a diferencia de ti lo llevan haciendo años. Tu llevas sólo dos semanas.

-¿Sólo? Parecen años bajo las órdenes del sargento Evans... -comenté refunfuñando por lo bajito.

Por mucho que me queje de la rutina tan excesiva que estoy llevando últimamente, he de admitir una cosa.

Nunca antes me había sentido tan bien. Realmente disfrutaba montando a caballo, siempre lo disfruté, pero creo que tener un propósito y una meta es algo novedoso y excitante. La conexión que he desarrollado con Trueno estas dos semanas ha sido mágica. Hemos pasado a confiar plenamente él uno en el otro. Trueno tiene plena fé de que le llevaré con decisión y rapidez sin forzar sus capacidades mientras que yo tengo fe ciega en que nunca me dejará caer.

La sensación que tengo dentro del pecho en cuanto me subo a su lomo es inexplicable, pero juro que me siento imparable.

Los gemelos, Railey y Jack vienen a ver mis entrenamientos de vez en cuando. De hecho algunos de ellos son con Harry y Ross para crear competitividad sana según él abuelo. Aunque sus gritos no es que sean muy sanos o alentadores. En cierta ocasión he estado a punto de pillarle el paso a Harry pero nunca ha llegado a ocurrir de verdad.

-Toma cariño, ahora que Jack se ha ido al baño, aprovecha. -Me susurró An mientras dejaba un vaso pequeño con batido de fresa encima de la mesa.

-Oh dios mío, te quiero tantísimo... 

INEVITABLESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora