Caroline

21 1 0
                                        

Juro que me derretí. Me derretí bajo la fría madrugada de año nuevo en los brazos de Jack mientras nos besabamos con ansias en aquella colina, en nuestra colina. Sus manos buscaban desesperadamente el contacto con mis caderas mientras mis labios devoraban con pasión los suyos.

En ese preciso instante lo supe.

Supe que Jack y yo éramos inevitables.

-Rider... -dijo mientras se apartaba para coger aire. -Esto...

-No lo digas.

-Tengo que hacerlo, te vas a arrepentir y...

-No lo voy a hacer, no me voy a arrepentir de esto, nunca. No podría. -Aseguré mientras le acariciaba la mejilla con mis temblorosos dedos.

Los ojos de Jack buscaban cualquier abismo de duda en los míos, quería asegurarse de que yo no mentía. Y realmente no lo hacía. Nunca me podría arrepentir de aquello, no cuando mi corazón estaba acelerado cómo si corriese la carrera más importante de su vida.

-Rider, tu tienes novio. Y yo no quiero ser el otro. No puedo, no contigo...

-Se acabó, lo mío con Cody se acabó antes de que se marchará. Bueno realmente lo hizo antes de eso... Se acabó en el mismo instante en el que me perdía contigo bajo este cielo estrellado en vez de hablar con él por teléfono. Se acabó cuando dejé de soñar con él y lo empecé a hacer contigo. Se acabó cuando te besé por primera vez, aún sabiendo que no sería capaz de vivir el resto de mi vida sin volver a hacerlo.

Esta vez quién no dudó fue él. No dudó en apretar mis mejillas con sus manos frías para estampar sus labios junto a los míos. Y yo juro que pude sentir cómo era lanzarse desde lo alto de un acantilado, pude sentir el miedo, el vértigo, la adrenalina.

Me sentí más viva que nunca.

-¿Estás nerviosa? -preguntó Harry mientras veíamos cómo Jack y Railey llevaban a Trueno, Sultán y Tango hacia el interior del remolque.

-¿Tú no lo estarías?

-Sí, obvio. Pero yo me estaba mentalizando años para ese momento, tú sólo llevas un mes.

-Así no ayudas, Harry. -aseguré con pavor en los ojos.

-No le hagas caso. Estás más que preparada, te lo aseguro. -Añadió Ross mientras me agarraba de un hombro de manera tranquilizadora.

-Venga chicos, hay que ponerse en marcha, tenemos una hora de viaje por delante. -Gritó mi abuelo desde el coche de la hípica. -Caroline, tu hermana viene conmigo y An, vosotros nos seguiréis.

-Claro. ¡Vámonos!

Dentro del coche, la tensión se iba notando poco a poco. Jack conducía con tranquilidad mientras que Harry y Ross desde los asientos de atrás intentaban darme consejos sobre cómo perder los nervios, cosa que obviamente sólo me estresaba más.

En cierto momento del viaje, Jack tuvo que poner su mano sobre mi muslo para evitar que lo siga moviendo de forma compulsiva. Y por razones obvias ese gesto me hizo sonreír de manera incontrolable. Desde año nuevo siempre buscábamos cualquier excusa para poder tocarnos el uno al otro, aunque sólo fuera hombro con hombro. Todo con tal de sentir la cercanía del otro. No habíamos hablado de aquello, no era necesario. Jack y yo nos explicamos mejor con silencios que con palabras. Simplemente estamos dejándonos fluir, dejándonos sentir por si mañana ya no podemos.

-Cuando lleguemos al hotel, ¿quieres descansar o prefieres ir a ver el hipódromo? -preguntó Jack mirando de reojo mi reacción.

-Quiero verlo.

INEVITABLESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora