Un sol abrasador me recibe según abro la puerta del coche y me bajo de este mismo. Inhalo con fuerza cerrando los ojos para empaparme de esta sensación y asegurarme que no es un sueño si no la realidad. Mi nueva realidad. Abro los ojos y no me sorprende que todo esté tal y cómo lo recordaba. Una casa pequeña, de dos plantas y revestimiento de piedras y madera me da la bienvenida a New Haven.
Una puta pesadilla.
Raeni se baja del coche con precaución y se coloca a mi lado en silencio. Puedo ver el miedo en su expresión. Siento su mano agarrar la mía con fuerza mientras sus ojos están mirando todo lo que hay a nuestro alrededor.
El verde de los árboles de aquí es diferente. Más oscuro, más intenso, incluso su olor también es diferente. Huele a naturaleza, a pinos y a mucha madera. Huele al pueblo. La casa familiar de los Evans mantiene su esencia y su belleza a pesar de los años. Rodeada de un sinfín de árboles, manzanos si no me falla la memoria. Un camino de tierra colindado por lo que deberían de ser peonías rosas y blancas, digo deberían porque ahora no es época, asique están secas y peladas de hojas conduce hasta la entrada de la casa.
Aun así, a pesar de la familiaridad de este sitio, me siento una extraña en territorio hostil. Muy hostil. No puedo evitar pensar que desde la muerte de la abuela este sitio no volvió a ser lo que era, ya no enamora. Sigue siendo precioso, si, eso seguro, pero ya no te cautiva a primera vista. O eso es lo que quiero pensar.
Mi móvil vibra en el bolsillo trasero de mi pantalón y con un movimiento rápido compruebo que mamá ya se está disculpando por esto. Tiene cargo de consciencia y esta es su manera de tranquilizarse, enviar un mensaje de ánimos.
Espero que hayáis tenido un buen vuelo. Os quiero mucho. Cuida de tu hermana y aguanta, son sólo 6 meses. Besitos mami.
6 meses, sólo serán 6 meses. Me repito una y otra vez desde que hemos salido de casa esta mañana. El viaje ha sido bastante rápido, tras despedirnos de mamá y Aidan en el aeropuerto el tiempo parecía haber empezado a correr. Un vuelo de una hora y 10 minutos, casi no te da tiempo ni a ponerte cómodo cuando ya te tienes que bajar del avión. Aunque claro, viajar con una niña de 7 años a tu cargo siempre es más pesado. Raeni suele ser un terremoto y estaba preparada para afrontarlo durante nuestro viaje, pero para mi sorpresa sus nervios la dominaron todo el trayecto. Casi no ha abierto la boca a lo largo de todo el camino, salvo en dos ocasiones dónde me pedía que la acompañase al baño.
No es la primera vez que viajamos en avión, pero si la primera que lo hacemos solas, sin mamá. Me imagino que esto habrá influido en el comportamiento de mi hermana pequeña, se ha portado cómo un ángel he de reconocer.
Una vez que recogimos nuestras maletas de la cinta que las transportaba desde el avión a la terminal del pequeño aeropuerto de Louisville nos dispusimos a seguir a los demás pasajeros en busca de la salida. Tras cruzar las puertas correderas un montón de ojos extraños se posaron en nosotras en busca de sus familiares y amigos. Raeni se paralizó un poco ante esto, pero no tardé en sonreír de la manera más falsa jamás vista en mi cara para poder tranquilizarla y conseguir que siga avanzando para apartarnos del medio. Al fondo de un grupo de niños pelirrojos pude distinguir un cartel dirigido a mi. Caroline O'Connor.
Esa soy yo.
Dirigimos nuestros pasos hacia aquel cartel y la sorpresa fue evidente tanto en mi cómo en mi hermana cuando nos dimos cuenta que la persona que sujetaba el cartel no era cómo nos lo esperábamos. Una mujer rubia, con un peto vaquero corto y unos tenis negras nos sonreía con sinceridad mientras nos acercábamos a ella. Está claro que ella, sea quién sea, no es nuestro abuelo.
-Caroline, cariño - exclamó la mujer cuando nos pusimos delante de ella. Seguidamente abrió sus brazos y se lanzó hacia mí, cómo si de mi madre se tratase. Su olor me transportó directamente al pueblo, pude verme corriendo entre la hierba esquivando rosaledas mientras mi madre me regañaba a gritos.

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INEVITABLES
RomantikaDespués de 8 años Caroline viaja al pueblo de su madre para vivir con su abuelo. Seis meses en New Haven junto con su hermana pequeña serán suficientes para poner su vida patas arriba. Una casa nueva, un nuevo trabajo, nuevos amigos y Jack Burrows...