Mientras tanto, un grupo pequeño pero decidido avanzaba en las mazmorras sombrías que yacían en las profundidades de la Montaña Prohibida. Halla, la anfitriona del demonio Halcón recién liberada del control de su máscara, lideraba el camino junto a Faith, el mago de ojos grises y mente afilada; Dovic, un enano curtido por cientos de batallas; y Broog, el duende astuto. Las mazmorras de la montaña eran un laberinto de horrores, pues en ellas, el aire estaba viciado, impregnado de una mezcla de humedad y descomposición. Las paredes de piedra mal pulida, rugosas y goteantes, parecían contener los ecos de los lamentos no solo de los innumerables prisioneros que habían sido obligados a trabajar a destajo en las minas... Sino también de los que habían perecido en ellas. Criaturas de toda clase habían sido apresadas en aquel lugar, relegadas al olvido bajo el yugo de los demonios.
– Por aquí, más adelante hay más celdas. – indicó Halla con firmeza, mientras se abrían paso entre los estrechos corredores.
La mestiza de ojos negros estaba decidida a liberar a todos y a cada uno de los prisioneros que se encontrara a su paso, pues si de algo se arrepentía, era de no haber podido hacer nada por ellos hasta ahora. Hacía años que se había ofrecido como sacrificio para pedir a cambio un trato más digno para los esclavos, pero como era de esperar, nada había cambiado... Y bajo el control de la máscara, había sido testigo de cómo el calvario al que había decidido someterse había sido en vano. Antes de convertirse en una Hija del Rey, Halla de Fodies, la última del linaje legítimo de los gobernantes de la ciudad, había sido una joven retraída y doblegada por el control de los demonios, como todos los demás. Durante generaciones, su gente había sido esclavizada y maltratada, olvidando el tiempo en el que la que una vez fue conocida como la Ciudad Independiente de Fodies, brilló con todo su esplendor. Pero ahora tenía la oportunidad de enmendar las cosas, pues ya no era la misma criatura que había sido esclava del Rey de los demonios. Gracias al grifo que la había liberado de sus ataduras, ahora podía luchar con libertad y defender a su pueblo de los tiranos que los habían subyugado durante siglos.
Y eso es lo que haría, costara lo que costase.
Faith la observaba de cerca, intrigado por su presencia. Había algo en Halla que lo fascinaba, algo más allá de la mera apariencia o de la sangre que corría por sus venas. Era su fortaleza interior, esa chispa de determinación que había encendido en ella una voluntad inquebrantable desde el preciso momento en el que había recobrado el conocimiento frente a su celda. Aunque las mazmorras estaban plagadas de peligros, el mago se sentía seguro en su compañía, sabiendo que su nueva aliada lucharía hasta el final.
– Aquí estamos. – murmuró entonces Dovic, deteniéndose frente a una puerta de hierro oxidado que les cerraba el paso. La humedad de las mazmorras había hecho mella en las bisagras, pero la estructura aún parecía resistente. – Esto debe ser alguna clase de cámara central. Siento vibraciones extrañas en las piedras. – observó la cerradura por un momento, sus ojos brillando con un entusiasmo casi infantil, pues como enano, aquello debía de ser casi un juego para él.
– ¿Puedes abrirla o no? – cuestionó el duende, saltando a su lado con una expresión nerviosa.
– Es una cerradura vieja, pero no demasiado complicada. – dijo Dovic, ignorando la pregunta de Broog. – Dadme un momento y abriré esto en un santiamén.
Mientras el enano trabajaba en la cerradura, Faith miró a Halla de reojo. La mestiza había morfoseado dos grandes alas de halcón a su espalda, y éstas, aunque en esos momentos permanecían dobladas, parecían cargadas de una energía contenida, listas para desplegarse en cualquier momento. Su postura era serena, pero había una fragilidad oculta bajo esa capa de confianza recién descubierta. Halla había estado perdida en la oscuridad durante demasiado tiempo, y ahora que estaba libre, una llama interna había sido encendida en ella. El mago podía verlo. Lo veía en sus ojos, en sus facciones... Finalmente, Faith decidió romper el silencio entre ellos.
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El Cazador de demonios (libro I) La Montaña Prohibida
Fantasy*GANADOR DEL PRIMER PUESTO EN LOS DreamersAwards2016 y en los PremiosGemasPerdidas2016 en la categoría ACCIÓN/AVENTURA [De un inicio cliché puede nacer una historia y un mundo completamente diferentes. Irrepetibles. Nuevos.] • • • • • • Durante...