Las dudas y la incertidumbre martilleaban la cabeza de Hidan mientras caminaban hacia la aldea de Shina. Ella, en cambio, montaba sobre Graown y miraba divertida todo lo que había a su alrededor, pasando por alto cada rama rota, pisada o rastro que perteneciese a los demonios.
– ¿A dónde vamos? – preguntó en un momento dado.
– A tu aldea. – contestó Graown. – Kirkas está muy cerca de aquí.
Shina enmudeció y bajó la cabeza. Hidan la miró y por un segundo pensó que, incluso si no recordaba nada, tras lo poco que había descubierto sobre su familia, sus emociones se desatarían y que se pondría a llorar, pero en cambio, la pequeña levantó la vista y con una sonrisa exclamó:
– ¡Veré mi casa!
Hidan, una vez más, se quedó asombrado. Shina no mostraba pena por ir a ese lugar, y lo más probable era que, si llegara a sentir algo, lo ocultaría para no preocuparles. Era una niña muy fuerte, sin duda.
Continuaron caminando por el camino pedregoso del bosque. Los árboles se entrelazaban entre ellos, creando un techo de hojas sobre sus cabezas mientras los pájaros revoloteaban y algunos animales se asomaban al camino. Aquella imagen hizo que Hidan pensara en Graown. Él no solo era su maestro, sino una criatura de magia ancestral, la única que había visto en su vida... Inconscientemente, barajó las posibilidades de encontrarse a un pegaso, una quimera o un dragón en su camino. Quizá, eso era apostar demasiado alto teniendo en cuenta que ninguna criatura se libraba del yugo demoníaco. Abstraído en sus pensamientos como estaba no se dio cuenta de cuándo habían llegado a Kirkas, la cual estaba exactamente igual que cuando la dejaron atrás para tratar a Shina. Hidan se preocupó al reparar en ello, pues acababa de darse cuenta de que los cuerpos de los aldeanos seguían tirados por el suelo de cualquier manera, repletos de heridas o sobre charcos de sangre... Rápidamente quiso taparle los ojos a la niña para que no tuviera que verlos, pero Graown se había adelantado a él y hablaba con la pequeña para distraerla, señalando las nubes que decoraban el cielo en busca de alguna forma curiosa, como un pájaro o un pez. La pequeña dijo ver 'un Graown' entre las nubes y entre risas el grifo le dio la razón. Hidan sonrió enternecido, pues su maestro le estaba sorprendiendo cada vez más con su comportamiento con Shina, y no podía estar más agradecido. Al parecer, Graown había cambiado de opinión respecto a la niña a de una manera inesperada. Finalmente, los tres llegaron al centro de la aldea y se detuvieron ante la gran casa central. Estaba hecha escombros y el olor a ceniza y sangre seguía cubriendo el lugar. No obstante, Hidan reparó en un detalle en el que no puso atención la primera vez que estuvo allí; en las escaleras del edificio, había varios cuerpos de hombres vestidos con túnicas blancas.
– Puede que éste sea el lugar que buscamos... – murmuró Graown con la vista fija en la sangre seca impregnada sobre las escalinatas de piedra.
– ¿Qué buscamos exactamente? – preguntó Shina, observando con detenimiento los cuerpos.
– Algo relacionado con demonios... – contestó Hidan, intrigado porque incluso en una situación tan macabra y sangrienta, la niña mantuviese la calma.
Y es que, a decir verdad, él no se sentía cómodo con todo aquello, pero le sorprendía la seriedad y la tranquilidad con la que Shina se desenvolvía. Le chocaba que no mostrara terror ante una escena tan desoladora, y eso le hacía preguntarse qué habrían tenido que ver sus ojos antes para que algo así no le hiciera reaccionar ahora. Tras subir las largas escaleras de piedra, evitando pisar tanto las túnicas como los cuerpos, empezaron a rebuscar entre los escombros de la gran vivienda a la que se le había caído el techo. Levantaron pedruscos, madera y restos del mobiliario de la casa. Había tapices de colores, alfombras, y en los remanentes de las paredes, parte de lo que parecían adornos de oro.
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El Cazador de demonios (libro I) La Montaña Prohibida
Fantasy*GANADOR DEL PRIMER PUESTO EN LOS DreamersAwards2016 y en los PremiosGemasPerdidas2016 en la categoría ACCIÓN/AVENTURA [De un inicio cliché puede nacer una historia y un mundo completamente diferentes. Irrepetibles. Nuevos.] • • • • • • Durante...