✧Tarde nublada✧
"Eres una cosa superficial, egoísta y tonta". Walter Hardy estaba lleno de ira y rabia hacia su hija.
Tiró un papel sobre la mesa, cuya cara más seria era un artículo comparativo entre la princesa Gladys y Erna Hardy. Era uno de los muchos periódicos que publicaban un artículo similar, pero Walter eligió este por su mayor refinamiento. Como si la lectura de cualquiera de los otros periódicos fuera a arrastrar su nombre por la cuneta.
"Te lo advertí, pero parece que no lo entiendes". El hombre siguió enfurecido y agarró una botella, pero cuando se fue a beber, Brenda lo agarró del brazo.
—Cálmate, querida. Dijo Brenda Hardy. "Todavía no ha terminado, todavía está el conde Lehman".
Lehman. El nombre rompió la bruma de la ira como un rayo de sol. Calmándose un poco, Walter dejó la botella.
Tras el fiasco del festival, se esperaba que volviera a surgir el escándalo entre el príncipe Bjorn y Erna, pero lo que se subestimó fueron las profundidades a las que llegaría la gente de Lechen. La difusión en el periódico que agitó el sentimiento público. La variable es la princesa Gladys.
Las críticas contra el Príncipe, por jugar con otra mujer frente a Gladys, se intensificaron. A pesar de que ella lo había perdonado, decía en el periódico y habían decidido reunirse. La mención de un niño muerto fue un golpe fatal.
La princesa respondió al rumor de que el príncipe era una figura paterna de corazón frío, que ignoraba a su hijo. Mencionando que se había encariñado con la niña, incluso después de que se habían divorciado. No mostró nada más que respeto en el funeral.
Gladys instó a poner fin a las acusaciones injustas. Después de todo, él también era un padre, un padre que había sufrido la pérdida de un hijo amado. Su reencuentro tampoco fue un tema muy apremiante. Si decide involucrarse con la familia Hardy, la princesa lo respetaría.
El papel que contenía la entrevista de Gladys se extendió por todo Lechen. No ayudaba el hecho de que no fuera uno de los trapos de chismes, sino un periódico muy respetado que todo el mundo tomaba como un evangelio.
Walter tocó la campanilla con frivolidad, aunque su instinto inicial fue volver a coger la botella. Incluso si bebiera el agua que la criada le traería, la sed no desaparecería.
Su hija había sido creada para parecerse a una bruja malvada que intentaba arrebatar al príncipe de la inocente princesa. Los lechinianos estaban enfurecidos y eran prácticamente una turba aullante que quería quemar a Erna en el bistec.
Debido a esto, la línea de nobles que cortejaban a Erna disminuyó uno por uno. Se acabaron las cartas de proposición, se acabaron las flores y los caballeros. Lo único que quedaba era el conde Lehman. El anciano seguía siendo parte integral de la opinión pública.
Al conde Lehman solo le interesaba un heredero, viniera de quien viniera. Eso era todo lo que el anciano quería de Erna, cualquier cosa que no le importara.
—Mi señor, una carta del conde Lehman. Entró una criada, blandiendo el pequeño sobre.
Por un momento, Walter se alegró con la noticia y al escuchar el nombre de los Condes, pero una mirada preocupada de Brenda le hizo cambiar de opinión.
El conde Lehman debía compartir la cena con Erna más tarde ese mismo día. Recibir una carta pocas horas antes de la hora señalada era una premonición de malas noticias.
"Apúrate, apúrate, ábrelo, ¿qué dice?" —dijo Brenda—.
Walter miró la carta en sus manos y trató de tragar, pero toda la humedad había salido de su boca. Le había pedido a la criada que le trajera agua, no una carta. Walter abrió el sobre sin ceremonias y leyó la carta.
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El príncipe problemático Novela
Novela Juvenil¿Está bien el hongo venenoso real? El hijo pródigo de la familia real, una vez un amado príncipe del Reino Lechen, tuvo que renunciar a la corona a cambio de ser la figura principal de un escándalo sin precedentes. El champiñón real, Björn Denyster...