32. Preparativos para el Baile de Navidad

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Tras asimilar la noticia y calmarse, Sarah decidió que debía agradecerle a Snape por su ayuda. Aunque el nuevo rol de Snape como tutor legal era una responsabilidad adicional, ella estaba agradecida por su apoyo. Cuando llegó a su despacho, encontró la puerta abierta, como si Snape ya supiera que ella vendría. Sarah intentó abrazarlo en señal de gratitud, pero él, anticipándose, abrió la puerta para recibirla. Ambos compartían una satisfacción silenciosa en ese momento.

—Muchas gracias, Severus. ¿Debería felicitarte también? —preguntó Sarah con una risa ligera.

Snape, pensativo, respondió con una sonrisa sutil que reflejaba su comprensión de la situación.

—Dumbledore tiene razón. Necesitabas un mejor tutor.

—¿Mejor que tú? No lo creo. Estoy segura de que harás un excelente trabajo. Pero si hablamos de Michael, cualquiera es mejor que él.

—Haré lo mejor que pueda. Solo te pido que no hagas esto más complicado —dijo Snape con una leve sonrisa que intentaba ser reservada.

Sarah rió ante la respuesta y se sintió aliviada. La conversación continuó con un tono más ligero.

—Si me dejas en paz, no haré nada que te cause problemas —respondió Sarah con una sonrisa—. Entonces nos llevaremos bien.

—Lo consideraré. Ahora que tienes el permiso, ¿qué piensas hacer?

—Lo que tenía en mente. Solo necesitaba el permiso para salir y buscar un vestido para el baile. Aunque sigo pensando que no encontraré nada que me guste...

—Prueba con varias opciones, al final encontrarás algo adecuado.

—Eso espero —dijo Sarah mientras se separaba de Snape, aunque él aún la sostenía de los brazos—. Mañana iré con Lukas a ver qué puedo encontrar. Espero encontrar algo adecuado.

Snape la invitó a pasar, pero ella se disculpó, alegando que tenía que estudiar, aunque en realidad no tenía muchas ganas de irse. Pasaron un rato más discutiendo las opciones disponibles para el baile, pero Sarah no encontraba nada que la convenciera. Finalmente, concluyó que tenía tiempo para decidir y que podía esperar para tomar una decisión definitiva.

Al cabo de una hora, Sarah se despidió apresuradamente, recordando que tenía otras obligaciones. Se dio cuenta de que debía escribir una carta a su padre para "convencerlo" de autorizar a su hermano a acompañarla en su salida. Con la esperanza de que Lukas tuviera el permiso en sus manos al día siguiente, Sarah se apresuró a cumplir con su tarea, sintiéndose un poco más tranquila con los avances del día.


El viernes llegó con la premura que caracterizaba a los días cercanos a eventos importantes. En el castillo, las chicas, en su mayoría, se apresuraban a salir en busca de la prenda perfecta para el baile de Navidad, mientras que los chicos, en menor número, también se aventuraban en esta misión. Sarah se encontraba entre ellos, y en lugar de ir sola, decidió llevar a su hermano Lukas. A pesar de la dificultad de obtener autorización, al final logró que le permitieran salir, y Lukas estaba dispuesto a acompañarla, aunque él mismo no tenía interés en asistir.

—Creo que nos vamos a ir sin encontrar nada —comentó Sarah con una nota de frustración en su voz. Lukas, decidido a no dejarla desanimada, intentó levantarle el ánimo.

—No te preocupes. Si no encontramos algo hoy, tenemos todo el fin de semana para buscar. Y si no, siempre podemos encontrar algo para mí.

—¿De verdad crees que eso es una opción? —Sarah le preguntó, aunque era consciente de que Lukas no podía asistir al baile.

Our Safe Place | Severus SnapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora