16. Tormenta Reveladora

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La lluvia comenzó a caer con una intensidad inusual. Durante todo el mes, el sol había brillado sin tregua, por lo que la tormenta era particularmente sorprendente. Para algunos, el sonido de las gruesas gotas de lluvia contra el cristal era profundamente tranquilizante, y muchos deseaban que no cesara. Sarah decidió ir a la biblioteca para estudiar, atraída por la calma que la lluvia proporcionaba.

Al llegar, se encontró con Eileen en su rincón habitual. Esta vez, Sarah tomó un par de libros y se sentó al lado de Eileen, una decisión que había meditado mucho. Quería ser amiga de Eileen, y estaba dispuesta a hacer lo necesario para evitar que Michael se enterara de su amistad. Eileen se sorprendió al ver a Sarah tomar asiento a su lado, ya que normalmente era ella quien buscaba la compañía de la otra.

Sarah no dijo nada al principio; se limitó a sacar lo necesario y a comenzar su tarea de Historia de la Magia. Lo que sorprendió a Eileen fue que, cuando Sarah se cansaba de escribir con una mano, cambiaba a la otra con fluidez. Intrigada por este gesto, Eileen decidió iniciar una conversación.

—¿Siempre haces eso? —Eileen no podía apartar la vista del pergamino.

—¿Hacer qué? —respondió Sarah sin dejar de escribir, disfrutando de la sorpresa que su habilidad estaba causando.

—¡Es impresionante! Yo apenas puedo decidir con qué mano escribir. ¡Esto es fantástico! —Sarah esbozó una sonrisa ante el elogio.

—Gracias. Lo hago para no perder tiempo. Si escribo mucho con una mano, a veces me da un tirón, así que cambio de mano para seguir sin interrupciones.

—¡Eso tiene sentido! Yo llevo media hora aquí y ya quiero irme...

—Quizá sea porque no estás aprovechando el tiempo. Intenta centrarte en algo que realmente te guste, y adapta eso al estudio. Por ejemplo, a mí me encanta leer, así que reviso libros y hago anotaciones sobre lo que puede ser relevante. Al principio solía pasarme por alto algunos detalles, pero he aprendido a mejorar.

—Lo intentaré, aunque no es precisamente por gusto. Tengo un montón de cosas pendientes.

—¿Puedo ayudarte? —Sarah no pudo evitar interrumpirla, entusiasmada con la idea de colaborar.

—Claro, pero no es mucho, además te vas a reír de mí por dejar todo a última hora.

—No, no, no. Cuanto más, mejor. Saca tus cosas que ya estamos perdiendo el tiempo.

—Claro, pero no te rías de mí por dejar todo para última hora.

—No, para nada. Cuanto más, mejor. ¡Vamos, saca tus cosas y empecemos antes de que perdamos más tiempo!

Sarah comenzó a ayudar a Eileen con todo lo que podía mientras ella se dedicaba a estudiar. Eileen no dejaba de hacer preguntas, a las cuales Sarah respondía con naturalidad y sin esfuerzo, como si fueran las cosas más obvias del mundo. Eileen se sorprendió del entusiasmo de Sarah; nunca la había visto de esa manera y, en verdad, la admiraba por ello. Con el paso de la tarde, Sarah empezó a ver a Eileen bajo una nueva luz. La rubia, a pesar de sus inseguridades, demostraba ser bastante capaz. Con mucho esfuerzo de ambas, lograron terminar su trabajo alrededor de tres horas y media después. Sarah se dio cuenta de que, aunque Eileen podía parecer despistada e irresponsable a veces, había mostrado una gran capacidad para abordar sus tareas con la ayuda adecuada.

—Otra cosa menos... —dijo Sarah mientras volvía a dejar una pila de libros en su lugar y comenzaba a recoger sus cosas- ¿Te vas ya?

—Sí, debo hacerlo. Una hora más aquí me volverá loca. Siento que he leído lo de todo un mes. ¿Te quedas otro rato?

Our Safe Place | Severus SnapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora