28. Entre Dragones y Secretos

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Sarah, por su parte, evitaba acercarse a Eileen. Después de lo que había visto, su corazón no podía soportar más emociones intensas en tan poco tiempo. La dinámica entre Cedric y Eileen la desconcertaba: Cedric era extremadamente cariñoso con Eileen, buscando siempre la oportunidad para abrazarla y besarse en público. Aunque Sarah encontraba esto ridículo, Eileen parecía disfrutar de la atención y el afecto de Cedric, especialmente cuando un grupo de chicas de Beauxbatons miraba con evidente interés hacia Cedric. Eileen no tardó en darle un largo beso a Cedric, demostrando con firmeza que él estaba comprometido, antes de llevarlo consigo, con una mirada desafiante hacia las chicas.

Cedric, por su parte, parecía complacido con el comportamiento posesivo de Eileen. Encontraba una extraña satisfacción en verla celosa y disfrutaba presumiéndola ante sus amigos, profesores e incluso planeaba hacerlo algún día frente a su padre.

Una tarde, los cinco campeones fueron convocados al mismo salón donde se les había informado sobre su participación en el torneo. El Profeta había enviado a Rita Skeeter, una reportera ambiciosa y metiche que estaba decidida a obtener la mejor información sobre el evento.

El salón estaba dispuesto para una sesión de fotos, pero Rita no se conformó con una sola toma. Aunque pretendía ser amable, su verdadera intención era obtener la información más jugosa. Luego de las fotos, Rita sometió a los campeones a una pequeña entrevista en la que se les hicieron preguntas personales. Sarah fue la primera en ser llamada. Rita la condujo a un armario, donde comenzó a hacerle preguntas mientras una pluma mágica anotaba cada palabra.

—Dime, Sarah, aquí estás, una muchacha de doce años...

—Tengo catorce, no doce —Sarah interrumpió con un tono frío.

—... apunto de competir contra estudiantes emocionalmente más maduros y con más habilidades de las que podrías imaginar. ¿No te preocupa? —Rita la miró con una seriedad calculada, esperando una respuesta.

—Soy emocionalmente más madura que todos ellos juntos, y por supuesto, más inteligente que esos zopencos —Sarah contestó, su paciencia comenzaba a agotarse.

—Entonces no eres una chica de doce años común...

—Ya lo he dicho, tengo catorce —Sarah suspiró, exasperada por la persistencia de Rita—. Y soy como todos aquí, aunque tal vez un poco menos...

—Eres una leyenda. ¿Crees que algún trauma de tu pasado te llevó a querer participar en un torneo tan arriesgado?

—¿Y a usted qué le importa? Esto es una tontería —Sarah miró con odio la pluma que estaba tomando notas, deseando que dejara de escribir.

—Claro que sí. Todos adoran a una rebelde, Sarah. Tacha eso —Rita dirigió la última frase a la pluma y la tachó—. ¿Cómo se sienten tus padres ahora? ¿Crees que están orgullosos o preocupados por que tu actitud muestra una patológica necesidad de atención o un psicótico deseo suicida?

—Si quisiera matarme, no lo diría a voces —Sarah se levantó, furiosa—. No pienso seguir respondiendo a estas preguntas absurdas.

Sarah salió del armario, molesta y frustrada. La falsedad de Rita la enfurecía. Cuando salió al pasillo, lanzó una mirada de furia a cada uno de los campeones, especialmente a Cedric. Se dirigió al lago, sintiéndose vacía emocionalmente y sin ganas de hacer nada.

Harry, por su parte, terminó su entrevista y se dirigió a su sala común. Allí recibió una carta de Sirius, que decía que quería hablar con él y con Sarah. Sirius quería que la trajera a la reunión, sabiendo que ella probablemente se negaría. Quería disculparse por su comportamiento hacia Sarah, temiendo que ella hubiera perdido todo el afecto que alguna vez le tuvo. Harry salió a buscarla con la carta en mano, pero no lograba encontrarla. Finalmente, la descubrió en la orilla del lago, sentada y mirando al vacío como una sombra de sí misma. Se alegró al ver que era él quien la buscaba.

Our Safe Place | Severus SnapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora