48. Cediendo al Impulso

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La conversación entre Sarah y Eileen continuó durante un buen rato, pero Hermione comenzó a intercambiar miradas sospechosas con Eileen. Harry, con su humor reservado y distante, finalmente se acercó a ellos, lo que hizo que Eileen sintiera que era el momento adecuado para dejar de lado el resentimiento hacia Sarah. Decidió que ya era hora de poner fin a la disputa.

—Ustedes dos, acompáñenme a comprar unos dulces —ordenó Hermione, señalando a Harry y Ron con un gesto decidido—. No se queden aquí, vamos.

—Pero ya fuimos hace rato —protestó Ron, resistiéndose a moverse.

—Dije que me acompañen. No voy a ir sola —insistió Hermione con una determinación inusitada.

Harry y Ron se levantaron rápidamente y se dirigieron a la puerta. Hermione, al ver que se estaban moviendo, se detuvo un momento, miró a Eileen y murmuró un "Gracias" antes de seguir a sus amigos.

Eileen aprovechó el momento para hablar con Sarah.

—¿Seguimos enojadas o ya podemos resolver esto? —preguntó Eileen, tratando de apaciguar la tensión.

—Si no has cambiado de opinión, me temo que seguimos mal...

—Admito que todavía me cuesta, pero me importa más nuestra relación que cualquier otro problema. Snape puede estar en el fondo de mi lista de prioridades, pero tú eres lo que más importa para mí —Eileen suspiró, la expresión en su rostro suavizándose.

—Está bien —dijo Sarah, sorprendida por la respuesta—. Estamos bien, pero si vuelves a hablar de Snape de esa manera, al menos que yo no me entere.

Mientras tanto, Umbridge se tomaba su papel de suma inquisidora muy en serio. Se paseaba por los pasillos de la escuela, siempre con su varita en mano, corrigiendo cualquier infracción de las estrictas reglas que imponía. Controlaba rigurosamente los uniformes de los alumnos y separaba a las parejas que demostraban afecto en público. Un día, mientras Eileen y Sarah estaban sentadas en una banca, Umbridge las interrumpió.

—Stark, ¿no crees que estás demasiado cerca de tu amiga? —dijo con una sonrisa maliciosa antes de seguir su camino.

—Ahora si me va a escuchar —Eileen se levantó para enfrentarse con ella, pero Sarah la detuvo a tiempo.

—Eileen, no hagas tonterías —la calmó Sarah, aunque su propia inquietud era palpable—. Ya tendrás la oportunidad más adelante...

La evaluación de Umbridge se extendió por varias clases, incluyendo adivinación, encantamientos y pociones. Durante la clase de pociones, Umbridge interrumpió constantemente a Snape. Aunque él mantenía su habitual expresión fría, su paciencia estaba claramente al límite.

—Usted fue el primer candidato para enseñar Defensa Contra las Artes Oscuras, ¿verdad? —preguntó Umbridge, paseando por el aula y observando a Snape con una sonrisa burlona.

—Sí —respondió Snape con voz áspera.

—¿Y no le dieron el puesto? —indagó Umbridge, sin quitarse esa sonrisa maliciosa.

—Es obvio —respondió Snape con frialdad, dejando en claro su desdén hacia la interrogación de Umbridge.

Umbridge abandonó el aula, dejando tras de sí un murmullo que creció rápidamente entre los estudiantes. Snape, de pie justo detrás de Ron y Eileen, no soportó más las risas y, con un gesto decidido, golpeó con su libro la cabeza de ambos. El golpe resonó por el salón, provocando más risas, especialmente entre los Slytherin.

Sarah, a pesar de sus esfuerzos por mantener la compostura, no pudo evitar reírse ante la expresión de sorpresa en la cara de Eileen. La rubia estaba al borde de hacer algún comentario sobre Snape, lo cual sólo añadiría más tensión a la situación.

Our Safe Place | Severus SnapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora