21. Ecos de la Traición

15 2 0
                                    

Las pisadas de perro, marcadas en el polvo del suelo, comenzaron a transformarse ante sus ojos, convirtiéndose en las huellas de un hombre que emergía de las sombras. Al cerrarse la puerta, Sirius Black, el fugitivo que todos temían, quedó a la vista. Sus ojos, hundidos y cansados, no se apartaban de Harry, aunque de vez en cuando se deslizaban hacia Sarah. Su aspecto era espeluznante: demacrado, con la ropa sucia y rasgada, y una expresión que hablaba de años de sufrimiento. Respiraba con dificultad mientras avanzaba hacia los chicos, como si cada paso le costara un esfuerzo monumental.

—Si vas a matar a Harry, tendrás que pasar por nosotros primero —declaró Eileen, interponiéndose entre Harry y Black, su postura firme pero el temor evidente en sus ojos. Hermione, siguiendo el ejemplo de su amiga, se colocó a su lado, formando un escudo humano para proteger a Harry.

—No... —la voz de Black salió ronca, apenas un susurro—. Solo uno morirá esta noche...

—¡Y serás tú! —Harry, empujando a sus amigas a un lado, se lanzó sobre Black con una furia descontrolada. Agarró al hombre por el cuello, intentando estrangularlo, hasta que ambos cayeron al suelo. Con una mano temblorosa, Harry sacó su varita y la apuntó directamente a la cara de Black.

—¿Qué pasa, Harry? —Black comenzó a reír, una risa amarga y llena de locura, incluso mientras yacía en el suelo bajo la amenaza de la varita—. ¿Vas a asesinarme?

Harry abrió la boca para responder, pero en ese momento, la puerta se abrió de golpe y Lupin entró en la habitación, con la varita en mano y una expresión de profunda confusión.

—¡Expelliarmus! —gritó Lupin, desarmando a Harry con un solo movimiento. Le hizo un gesto con la cabeza, indicando que se apartara. Con Hermione sujetándolo firmemente del brazo, Harry retrocedió con sus amigos, todavía respirando con dificultad. —Vaya, vaya... Sirius, luces realmente andrajoso —Lupin habló con calma, aunque no bajaba la varita que apuntaba a Black—. Finalmente, tu exterior refleja el caos que llevas dentro.

—Y tú eres un experto en caos interno, ¿verdad, Remus? —respondió Sirius, permaneciendo tumbado en el suelo con las manos sobre el pecho, mostrando claramente que no tenía intención de atacar.

Por un momento, los dos hombres se miraron en silencio. Luego, Lupin, esbozando una leve sonrisa, bajó su varita y extendió la mano para ayudar a Sirius a levantarse. Se abrazaron con una mezcla de camaradería y alivio, como si años de separación se desvanecieran en ese instante. Black murmuró algo sobre haberlo encontrado, a lo que Lupin respondió con un simple "lo sabía".

—¡Debemos matarlo! —exclamó Sirius, desesperado, su voz temblando de urgencia.

—¡No! —Hermione dio un paso al frente, sus ojos brillando de incredulidad y traición—. Confiábamos en usted, profesor, y todo este tiempo ha sido su cómplice —su voz tembló mientras apuntaba con el dedo a Lupin—. ¡Es un hombre lobo! Por eso se ausentó de las clases.

—¿Hace cuánto lo sabes? —preguntó Lupin con voz suave, sin rastro de ira, solo resignación.

—Desde que Snape nos dejó el ensayo sobre hombres lobo... —respondió Hermione, cada palabra cargada de furia contenida.

—Eres brillante, Hermione, la hechicera más talentosa de tu edad que he conocido —Lupin intentó calmarla, pero sus palabras hicieron eco en la mente de Sarah, que permanecía en silencio, procesando todo lo que acababa de suceder.

—¡Ya basta de hablar! ¡Vamos a matarlo! ¿A qué estamos esperando? —Sirius seguía con la mirada fija, casi enloquecida, insistiendo con una urgencia que no disminuía.

—¡Espera! —gritó Lupin, levantando la voz para detener a Sirius.

—¡Ya esperé suficiente! —Sirius, desbordado por la ira, respondió con vehemencia—. ¡Doce años en Azkaban!

Our Safe Place | Severus SnapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora