𝐄𝐥𝐲𝐬𝐢𝐚𝐧 - 𝐒𝐩𝐞𝐧𝐜𝐞𝐫 𝐑𝐞𝐢𝐝.

[\] UNO

 

U N O
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Mía Bellucci cruzó la puerta de cristal de la sede del FBI en Quantico con una intensa mezcla de curiosidad y expectación.

Era sin duda un entorno muy diferente al de la prisión federal en la que había trabajado los últimos años, y aunque aquel mundo, claramente no era menos oscuro, el cambio le ofrecía un alivio peculiar.

Sabía que no podía dejar el pasado completamente atrás, pero quizás alli, en la Unidad de Análisis de conducta, encontraría una forma de abordar las sombras que la perseguían.

Al llegar al área del UAC, fue recibida por un agente, el cual la condujo a una discreta oficina al final del pasillo. Allí detrás de un impecable escritorio y acompañado de una expresión seria se encontraba Aarón Hotchner, o quizás simplemente Hotch.

Sabía que él era el jefe de la unidad, también un rostro familiar en las noticias y perfiles criminales que Mía había estudiado. ¿Se había preparado para esta reunión? Claro que si, incluso había repasado mentalmente cada una de las preguntas que creía que él podría hacerle.

Pero lo que claramente no esperaba fue aquel pulso de adrenalina al estar cara a cara, con una leyenda viviente del FBI.

—Señorita Bellucci— le saludó, con voz grave y firme mientras extendía su mano, Mía lo acepto—Bienvenida a la UAC.

—Gracias, agente Hotchner— respondió la joven, ocupando un lugar frente al hombre una vez se lo indicó.

Mantuvo aquel tono profesional, aunque una leve sonrisa se le filtraba por el rostro; no todos los días una psicóloga forense era reclutada para colaborar en un caso de alta prioridad.

Hotch abrió el expediente que tenía en el escritorio y le dio un vistazo antes de regresar su vista a la joven frente a él.

—Aprecio su disposición para unirse a este caso— Comenzó a hablar, apoyando sus codos en el escritorio y entrelazando sus dedos— Sabemos sobre su experiencia en la psicología forense en entornos de alta seguridad, también sobre su especialización en trastornos antisociales y de personalidad compleja, estamos seguros de que pueden ser de mucha ayuda aquí.

Hotch tendió el expediente hasta donde se encontraba la joven. Mía sujetó la carpeta entre sus manos para abrirlo, las primeras imágenes mostraban una serie de escenas del crimen, cada una peor que la anterior.

—Encantador — Murmuró pasando cada imagen.

La castaña se inclinó para observar más de cerca: tres victimas, todas mujeres, diferentes edades y apariencias, pero claramente había algo en común en las tres, algo que destacaba.

Cada una tenía un tatuaje cuidadosamente cortado en la piel, como si el asesino intentará borrar o reclamar una parte de su historia personal.