#Elysian
-Bien, eso es una expresión más o menos ... Humana.
En donde Spencer Reid se encuentra intrigado por su nueva compañera Mia Belucci.
O en donde Mia Belucci encuentra una extraña comodidad con Spencer Reid.
Inicio: 28/10/2024
Termino: 02...
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Lunes por la mañana, llego casi pasada la hora de llegada, se había quedado dormida eso ocasionó que prácticamente tuviese que correr hasta la oficina, en el elevador comprobó su aspecto.
A pesar de que nunca se definió a sí misma como alguien súper egocéntrica, si dedicaba tiempo a verse bien, y eso se sumó a su llegada casi a la hora.
Las puertas del elevador se abrieron en el piso de la UAC, la castaña sujetó su maletín para caminar por el pasillo hasta la puerta de cristal, llegar a su escritorio no fue difícil lo extraño fue aquel café que encontró sobre su escritorio.
Observó a sus lados, Morgan estaba demasiado divertido observándola como para dedicarle alguna verdad.
—Voy a suponer que tú sabes quién dejó esto aquí ¿verdad?—Una de sus cejas se alzó mientras observaba al agente frente a ella.
—Lo sé, también sé que tú sabes que fue cierto genio... ¿Aún están peleados?
—No estamos peleados — rodó sus ojos, dejando el maletín a un lado de su escritorio, tomando un lugar en su silla— todos ustedes tienen una idea muy equivocada o... necesitan dejar de ver series de ficción, esto no es Gossip gir o Twilight.
—No—puntualizó el agente—no podría dejar de ver al niño bonito como Edward.
Bebió del café y su sorpresa fue mayor al notar que se trataba de un caramel macciato, su favorito. Ahora, la castaña sabía que el genio tenía en cuenta cuál era su café favorito, ese detalle aceleró su corazón.
[•••]
Miércoles de la siguiente semana, el café matutino se volvió habitual para encontrarlo en su escritorio,pero ahora se había sumado algo más a su repertorio de cafés sin fin.
Spencer Reid no dejaba que la castaña abriera una sola puerta, desde hacía casi dos semanas Mía no tocaba el pomo de una puerta. Spencer se encargaba de abrirlas por ella, cualquiera que fuese el derroche de caballería que abordaba al doctor, hacía sentir mal a la castaña por el arrebato que tenía.
—No tienes que abrir cada una de mis puertas ¿sabes?— le había dicho cuando el genio hubiese abierto la puerta de la cafetería— estoy bastante segura de que sabes que tengo dos manos más que funcionales.
—No es problema alguno Mía, no te preocupes por eso.
Y ahí estaba el otro punto, ya no era simplemente Belucci, a no ser que fuese extremadamente profesional, el genio se refería a ella ahora simplemente como Mía.
[•••]
Para la tercera semana la castaña ya no pudo seguir con su molestia hacia el doctor, no cuando actuaba de la forma en que lo hacía, se sentía casi injusto.
La noche había caído sobre la ciudad y las luces parpadeantes del tráfico a lo lejos se mezclaban con la luz cálida que provenía de la lámparas de la oficina.
Las pistas para trabajar en el nuevo caso la hacían trabajar contra el reloj y la castaña se sentía como si estuviera en una cuerda tensada al límite.
Los ojos de la castaña se movían con agilidad, repasando una y otra vez aquellos datos los cuales para este punto sentía que conocía ya de memoria, Spencer entró con dos tazas de café en su mano, dejando una de las tazas sobre el escritorio de la joven.
—No has tenido un respiro en horas — dijo, acercó una de las sillas mientras señalaba la taza que reposaba sobre el escritorio.
La castaña lo aceptó con una ligera sonrisa, pero al momento de tocar el borde sus manos temblaron ligeramente. Aquel temblor no pasó desapercibido para el genio, el que al inicio dudó un poco pero aún así se atrevió a preguntar.
—¿Estás bien?— preguntó con calma, como si temiera a romper algo.
Mía exhaló como si estuviera conteniendo el aliento desde hace horas y llevó su mirada hacia la ventana, observando las luces que se extendían como un mar de estrellas urbanas.
Durante al menos un instante, pareció perderse en algún recuerdo distante, una sombra oscura se paseó por el brillo de sus ojos.
—Reid, ¿Alguna vez has sentido que por más que lo intentes siempre hay algo del pasado que te alcanza?— preguntó, su voz sonaba más baja que de costumbre.
Spencer parpadeó un par de veces, sorprendido por la pregunta, desde las últimas semanas que habían tenido en donde el doctor se había propuesto recuperar su amistad- si es que tenían una- con la insistente ayuda de Morgan, no habían tenido una oportunidad para hablar de forma seria.
O al menos la castaña no se había acercado a él nuevamente hasta ese punto, aún si el hombre de ojos mieles inclinó su cabeza sin romper el contacto visual con la joven.
—Creo que si — Respondió finalmente— todos tenemos fantasmas que de alguna manera, caminan con nosotros, pero la forma en la que los enfrentamos define cuanto poder tienen sobre nosotros.
La castaña soltó una risa seca, no había humor en ella, no en aquel momento.
—Tuve un paciente — comenzó a explicar y la atención de Spencer se elevó— un hombre que decía conocer cada pensamiento que cruzaba por la mente de las personas. Era un asesino en serie, alguien que podía manipularte en medio de una conversación. Pasé meses evaluándolo, intentando entender que era lo que lo movía, pero en cada sesión, sentía que era él quien escarbaba en mi, no yo en el.
El genio se enderezó, aquello había despertado la chispa académica de algún modo siempre estaba presente en el, y aún más con la castaña... para Spencer era extraño que alguien lograse intimidar a la joven y este dato dejaba entre ver un poco más al interior.
—¿Qué ocurrió?— se aventuró a preguntar.
—Un día durante nuestras sesiones me dijo algo que nunca olvidaré— apretó la mandíbula y sus nudillos se pusieron blancos al rededor de la taza de café — me miró a los ojos y me dijo: " puedes esconderte tras ese muro todo lo que quieras, pero algún día te encontrarás con alguien parecido a mí y te matará" claro, nunca le dejé ver que me había afectado, pero en el fondo, súper que había visto una parte de mí que quise mantener oculta.
El silencio entre ellos se hizo más denso, las palabras que el doctor solía utilizar con frecuencia, parecían estar escasas y solo podía pensar en decir algo que no sonara vacío.
—Entiendo porque estás en este campo, no solo por la justicia. Si no para también demostrar que ellos no tienen el control— dijo, finalmente decidido por la verdad.
—Creo que si— Se tomó un minuto observando su taza de café para añadir— supongo que por eso no me detengo, ni siquiera cuando el miedo intenta regresar.
Fue lo último que dijo antes de beber un sorbo de su café, dejando que el amargor del líquido le recordara que estaba ahí en el presente, y no en un oscuro rincón de su pasado.
Nota al final del capítulo. ¡Hola! Mis niños ya hablan de bueno igual que antes, bueno casi, aún no tenemos apodos de cariño para Spencer. Nos vemos en la siguiente.