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V E I N T I C I N C O
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En una fresca mañana de Quantico Mía Belucci se encontraba en dirección hacia el gimnasio de la agencia, sus pasos eran firmes y un aura de determinación la envolvía

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En una fresca mañana de Quantico Mía Belucci se encontraba en dirección hacia el gimnasio de la agencia, sus pasos eran firmes y un aura de determinación la envolvía.

La noche anterior, después de la caminata y el consuelo del doctor Spencer Reid, había llegado a una conclusión. No podía permitirse ser una posible victima en el campo, no Denuevo.

Necesitaba fortalecerse tanto como física y mentalmente, para enfrentar todos los desafíos que conllevaban trabajar para el FBI, porque si, después de la reunión que tuvo con Hotch en la mañana, su presencia en el equipo ya no sería colaborativa si no permanente.

Por aquello mismo, necesitaba entrenar sus posibles puntos débiles. Y, había una persona en el equipo que podría ayudarla.

—¡Capitán América!— lo llamó en el momento en que entró por la puerta del gimnasio.

Derek levantaba aquellas pesas como si fueran plumas, el hombre se giró hacia la la castaña con una radiante sonrisa en su rostro.

—Princesa, ¿Qué te trae aquí tan temprano?— preguntó mientras bajaba la pesa, y tomando una toalla para limpiar el sudor de su frente.

La castaña se cruzó de brazos, con una sonrisa medio divertida medio retadora en sus labios.

—Me gustaría entrenar contigo — declaró con ojos brillantes.

Derek arqueó una de sus cejas, claramente estaba sorprendido por su petición. A demás no era muy común que los analistas o perfiladores solicitaran por ellos mismos un entrenamiento físico, mucho menos lo sería por parte de la psicóloga de la unidad.

Aunque claro Mía no era una psicóloga común y corriente debido a que constantemente estaba en el campo y el moreno conocía un poco mejor ahora a la joven, sabía que había algo más que la impulsaba.

—¿Quieres entrenar conmigo?— repitió dándole una mirada de arriba a abajo, fingiendo evaluarla como si fuera un recluta nuevo— ¿Estás segura de lo que estás diciendo? No sería precisamente un instructor fácil.

La castaña soltó una risa divertida mientras observaba al hombre frente a ella.

—Vamos Derek ¿me estás diciendo que no puedes un par de horas conmigo?— replicó en aquel tono desafiante que tan usualmente solía usar, solo para mantener a los demás en vilo— Necesito fortalecerme y defenderme mejor en situaciones que quizás sean más peligrosas. Entonces qué dices ¿Me vas a ayudar? O tengo que buscar a alguien más que sepa dar un buen golpe.

Derek Morgan  sonrió, disfrutando del desafío, era bastante extraño que alguien lo buscara de forma tan desafiante pero de la joven frente a él esperaba muchas cosas.

—Esta bien, Princesa— finalmente aceptó— vamos a ver, si puedes seguir mi ritmo. Pero te lo advierto, no tendré piedad.


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𝐄𝐥𝐲𝐬𝐢𝐚𝐧 - 𝐒𝐩𝐞𝐧𝐜𝐞𝐫 𝐑𝐞𝐢𝐝.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora