#Elysian
-Bien, eso es una expresión más o menos ... Humana.
En donde Spencer Reid se encuentra en una extraña batalla de sarcasmo en la cual no sabe cómo entro.
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Los días siguientes a su primera noche realmente juntos, le dio paso a una oleada continua de roces sutiles, miradas furtivas y pequeñas sonrisas descaradas.
—Ok... —Mencionó Morgan aquel día notando nuevamente aquella mirada entre sus dos compañeros de trabajo — Ustedes dos tienen una tensión demasiado extraña el día de hoy, así que mi predicción es esta... o ambos terminan en la cama o...
Morgan alzó una ceja mientras observaba como los hombros de su amiga se tensaban, como se colocaba un poco más recta y sus mejillas se sonrojaban.
—O eso realmente ya pasó y por la forma en que acabas de reaccionar lo confirma— mencionó en voz baja sin perderse como el rubor de las mejillas de su amiga aumentaban— No puedo creer que te llevarás la virginidad del chico genio.
Morgan palmeó ligeramente el hombro de la castaña que aún no se atrevía a observarlo.
Mía entonces aclaró su garganta, olvidó solo un segundo que estaba en una oficina llena de perfiladores, ella misma había aprendido algunas cosas sobre ellos en aquel tiempo trabajando con ellos, era claro que sus acciones hablarían por ella.
—No sé de lo que sea que estás hablando — se acomodó el cabello detrás de la oreja volviendo a ver los archivos sobre su escritorio— y honestamente no creo que fuera virgen.
Morgan casi se atragantó con el sorbo de café que estaba bebiendo y por una reacción completa e indebida la psicóloga comenzó a reír por la reacción de su amigo.
—No puedo creer que dijeras eso— le comento, negando con la cabeza aceptando el pañuelo que la castaña le ofreció.
—Tu comenzaste— sus hombros subieron y bajaron mientras volvía a hojear la carpeta entre ellos — Mira aquí, esto puede que te interese.
—Dudo que mas que esto.
[•••]
La UAC estaba en plena actividad, cada miembro del equipo dedicado a un aspecto del caso mientras intentaban descifrar los movimientos del acosador que había convertido la vida de Mia en un infierno constante.
Spencer revisaba un informe con concentracion, mientras Mia lo observaba desde su silla. Llevaban horas trabajando sin descanso, pero la tensión no parecía disiparse, al contrario, las llamadas habian aumentado, parecian hacerlo cuando algo no le agradaba al sujeto.
—Dolcezza— dijo rompiendo el silencio— Dime algo.
—¿Qué necesitas saber?— Spencer levantó la mirada, pocas veces le llamaba por aquel apodo en la oficina pero pronto recordó que estaban solos.
—¿Realmente crees que atraparemos a este sujeto?— preguntó la castaña entrelazando sus dedos frente a ella.
La situación realmente ya había bajado a una llamada antes del colapso, el que llegaría entrelazando un momento o dos, si el misterioso sujeto pensaba que podía controlar la vida de la joven a su antojo.
