[\] VEINTIDÓS

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V E I N T I D Ó S
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La noche había caído sobre la ciudad, cubriéndola con una pesada cortina de oscuridad y llovizna

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La noche había caído sobre la ciudad, cubriéndola con una pesada cortina de oscuridad y llovizna.

El sonido de las sirenas y los murmullos de los agentes locales llenaban el aire, mientras la escena se desarrollaba al rededor del edificio industrial abandonado, que, según la investigación, era el último refugio del asesino que habían apodado "El artista".

La castaña ajustó su chaleco antibalas, sonriendo la adrenalina que fluía por sus venas.

El equipo de la UAC, había trabajado sin descanso por semanas, para desentrañar el retorcido juego del asesino. Quien había dejado tras de sí, una serie de escenas tan meticulosas que podrían catalogarse como las obras de arte de su perturbada brutalidad.

Pero, todo indicaba que esta noche finalmente estaba acorralado.

Con Hotch al mando como siempre, sus instrucciones fueron cortas y precisas, Morgan y Prentiss tomarían el flanco derecho del edificio, mientras que JJ y Rossi aseguraban la salida trasera.

Eso dejaba a Reid, Hotch y a la castaña en un equipo.

—¿Listos?— preguntó el líder de la unidad desenvainado su arma.

—Atrapemos a este bastardo — respondió, la
Joven imitando la misma acción que Hotch la cual replicó también Spencer.

Los tres avanzaron por un pasillo oscuro y polvoriento, entonces al final del pasillo se dividía en dos caminos, Hotch se fue por uno, mientras el genio y la psicóloga con cautela tomaban el otro.

A cada paso que daban los ecos resonaban en el espacio vacío; como si el mismo edificio estuviera conspirando para mantener sus secretos ocultos.

—Este lugar no es solo su escondite, también es parte de su ritual, hecho de que lo acorralamos aquí, solo indica que se siente más cómodo lo que también lo vuelve más peligroso— susurró mientras su linterna apuntaba a los lugares más oscuros, acompañado de su arma.

La castaña asintió en silencio, sus ojos estaban atentos a cualquier rincón, sabía que el tipo dasesino como el que perseguían eran más peligrosos, cuando sentían que estaban en su propio terreno.

Habían estado discutiendo las motivaciones y la psicología del sujeto en la oficina durante horas. Pero ahora, en este laberinto sombrío, todas esas teorizas cobraban un sentido urgente y aterrador.

Mientras avanzaban la mente de la psicóloga no pudo evitar viajar a la última escena que habían descubierto.

Los símbolos que había dejado oculto, como si estuviera desafiándoles a descubrir sus intenciones, pero esta vez no era solo un juego mental, la vida de alguien - incluso las de ellos mismos - estaba en juego.

𝐄𝐥𝐲𝐬𝐢𝐚𝐧 - 𝐒𝐩𝐞𝐧𝐜𝐞𝐫 𝐑𝐞𝐢𝐝.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora