[\] CUARENTA Y DOS.

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C U A R E N T A Y D O S
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Era temprano por la mañana y el sol apenas iluminaba los altos edificios de Quantico, en el pequeño apartamento de Spencer Reid el aroma a café recién hecho llenaba el ambiente

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Era temprano por la mañana y el sol apenas iluminaba los altos edificios de Quantico, en el pequeño apartamento de Spencer Reid el aroma a café recién hecho llenaba el ambiente.

Mía, estaba sentada en la mesa, con una taza de café frente a ella y sus ojos clavados en un archivo, que había insistido en revisar antes de irse a la oficina.

Spencer aún estaba en pijama, preparando unas tostadas, mirando de reojo a su ¿cómo podría llamarle? ¿Compañera de piso? ¿Su chica? ¿Novia no oficial?

—¿No puedes darte un respiro?— preguntó el castaño mientras untaba un poco de mermelada de maní en una de las tostadas.

La castaña alzó su vista, entornando los ojos con una pequeña sonrisa.

—¿Y tú puedes?— le preguntó alzando una delicada ceja— anoche te quedaste hasta las tres revisando estas mismas estadísticas.

—Tienes un punto— Spencer se encogió de hombros, colocando un plato frente a ella. Luego se sentó, con su propia taza de café en su mano—Pero al menos me tome un descanso para preparar el desayuno.

—Lo llamas un desayuno Dolcezza- mantuvo aquella ceja alzada —pero técnicamente esto es una comida rápida disfrazada.

—No subestimes a las tostadas, de hecho tienen historia ¿sabes? Se remonta al imperio romano...— había comenzado a explicar con aquel entusiasmo, pero se detuvo cuando ella se quedó en silencio mirándolo con una sonrisa genuina.

—Eres adorable cuando te pones en modo enciclopedia ¿lo sabías?— respondió tomando un sorbo de su café.

Spencer se quedó en silencio solo un segundo, finalmente se aclaró la garganta dándole un sorbo a su café.

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Un poco más tarde ambos decidieron ir a caminar un poco antes de ir a la oficina. El parque cerca de la casa del genio era tranquilo a esa hora.

Spencer caminaba con sus manos dentro del bolsillo,mientras la castaña jugueteaba con una hoja que había recogido del suelo.

—Sabes— Había comenzado la joven, rompiendo el silencio— es extraño, pero nunca me había sentido tan segura y paranoica al mismo tiempo

El castaño frunció su ceño mientras su cabeza giraba a su costado para observarla.

—¿Qué es lo que quieres decir?

—Tú— Mía se detuvo por un segundo, dándole una pequeña sonrisa cargada de gratitud y algo más— Estar contigo, me hace pensar que todo estará bien. Pero también está este tipo, nuestro acosador amigable, recordándome constantemente que no puedo bajar la guardia.

𝐄𝐥𝐲𝐬𝐢𝐚𝐧 - 𝐒𝐩𝐞𝐧𝐜𝐞𝐫 𝐑𝐞𝐢𝐝.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora