[\]SEIS

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S E I S
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Solo un estiramiento más la castaña se extendió sobre sus extremidades, casi al punto de colocarse de puntillas

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Solo un estiramiento más la castaña se extendió sobre sus extremidades, casi al punto de colocarse de puntillas. El cansancio en su rostro se reflejaba, con un resoplido se dejó caer sobre sus pies nuevamente.

Puso ambas manos en su cintura y nuevamente se estiró, inclinó ligeramente hacia su costado para poder tener un ángulo recto; lo sintió entre sus dedos y lo atrapó, solo así pudo volver a su estatura normal con una sonrisa de satisfacción en su rostro.

—¡Eso es!— sujetó la caja de galletas entre ambas manos observándola con una mueca de superioridad—¿Creías que realmente te escaparías de mí?

Apoyo su cadera en el buró de la cocina mientras se apoderaba de su primera galleta, el sabor la inundó por completo, el vibrar de su móvil la hizo sobresaltar ligeramente, observó el mensaje y sin preocuparse mucho por responder lo dejó sonreír la encimera de la cocina.

—Bien, hay que continuar.

Dio un ligero aplauso mientras volvía a su tarea de aquel día libre de la oficina, subió el volumen de la música continuando con el orden de su apartamento, sin percatarse del segundo mensaje que llegaba.

"Feliz cumpleaños!
Pasaremos en la tarde por tu apartamento, te amamos papá y mamá."

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La sede de la UAC estaba mas tranquila de lo habitual, el equipo había gozado de al menos la tres días de un breve respiro antes de que el caso volviera a llamar su atención. Aún no sucedía, por lo que seguían contando.

Mía se había quedado en su escritorio, revisando alguno de los informes, pero después de un rato, sintió la necesidad de alejarse de los papeleos e informes.

Sus pies entonces la guiaron hasta la oficina de Penélope García, la analista técnica del equipo.

Había algo en el desparpajo y en la positiva energía de García que le recordaba lo necesario que era encontrar momentos de alivio en medio de todas las tensiones, al llegar a la puerta, la castaña golpeteó un par de veces antes de entrar.

—¡Mía!—exclamo la rubia con una enorme sonrisa, levantando su vista de la pantalla — ¿Qué te trae a mi humilde cueva?

Mía le sonrió, sintiéndose de inmediato en casa en el espacio vibrante y colorido de Penélope. A diferencia de la formalidad del resto de la oficina, García había decorado su espacio con un estilo completamente suyo, con algunas luces, figuras y tazas con mensajes divertidos.

—Necesitaba un cambio de aire y parece que tu cueva es el lugar ideal — respondió la castaña mientras se cruzaba de brazos y se recargaba en el marco de la puerta principal— A demás creo que después de lo que hemos pasado, merezco un momento en donde no reine la seriedad.

𝐄𝐥𝐲𝐬𝐢𝐚𝐧 - 𝐒𝐩𝐞𝐧𝐜𝐞𝐫 𝐑𝐞𝐢𝐝.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora