Capítulo 172

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Capitulo 172: Colombia (1)

Aunque la rebelión había terminado, el Imperio Mexicano seguía prácticamente en estado de guerra.

El 1º y 2º Cuerpo del ejército central barrían todo el país arrestando a los terratenientes y clérigos implicados en la rebelión.

“¡No participé en la rebelión! ¿Pueden arrestar a la gente sin pruebas?”

Sergio Milley, mirando a las tropas que habían rodeado su hacienda, estaba desconcertado. Había oído que la situación era turbulenta últimamente, pero nunca pensó que llegarían a arrestar a inocentes.

“Sergio Milley, te arrestamos por el delito de 'complicidad en la rebelión'. A pesar de saber que la rebelión era inminente y de haber recibido propuestas para participar, no lo denunciaste al gobierno.”

“¿Complicidad en la rebelión? Si arrestan a todos por eso, la mitad de los terratenientes del país caerán, ¡esto es una locura!”

“...Este operativo fue ordenado directamente por Su Majestad el Emperador. ¿Acaso acabas de insinuar que el emperador está loco? Vamos a añadir el cargo de 'insulto grave a la familia real'.”

Como todos los soldados del ejército central, este joven comandante también era parte del bando imperial. Con los ojos encendidos, gritó:

“¡Es un criminal en flagrante delito! ¡Entren y arresten al culpable!”

“¡No, no es lo que quise decir! ¡Me refería a ustedes, malditos locos!”

¡Bang! ¡Bang! ¡Bang!

Los soldados no intentaron abrir la puerta; simplemente la derribaron con mazos.

“¡Deténganse! ¡La puerta está abierta!”

Esperando que la justicia prevaleciera, Milley fue trasladado al tribunal local. Pero el veredicto fue más duro de lo que esperaba. Los jueces, influenciados por la ira del emperador, no mostraron clemencia.

El emperador, al percibir indicios de la rebelión, había promulgado una nueva ley de “complicidad en traición” o “encubrimiento de traición”, que nunca antes había existido. Esta ley, aprobada como advertencia tras la implementación de la ley de secularización, no ofrecía escapatoria.

“El tribunal dicta sentencia en el caso del acusado Sergio Milley.

Personas descontentas con la política de secularización planearon una rebelión, y aunque fuiste instado a participar, ocultaste la información y ofreciste protección a los traidores. Esto constituye una clara violación de la ley de encubrimiento de traición.

Al no cumplir con tu deber de lealtad hacia el Estado, permitiste que el riesgo de traición se extendiera, amenazando gravemente el orden público. Tu intento de alegar que fuiste solo un espectador ya ha perdido credibilidad.

Sin embargo, dado que no participaste directamente en la rebelión y mostraste cooperación durante el juicio, el tribunal toma esto en consideración para la sentencia.

Se condena al acusado a siete años de prisión y la confiscación del 30% de sus bienes, que pasarán a manos del Estado.”

Bang, bang, bang.

“Siete años de prisión y el 30% de mis bienes, ¡esto es demasiado!”

Milley protestó, pero el juez no le prestó atención. Los soldados lo arrastraron de inmediato. Dado que había muchos casos por resolver, no se permitía que nadie demorara el proceso.

“¡Espera! ¡Tengo derecho a apelar, ¿verdad?! ¡Dímelo, abogado!”

“Tienes derecho a apelar... pero me temo que en este caso será difícil.”

Me convertí en el príncipe heredero del Imperio MexicanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora