Adiós

31 2 0
                                    

Esta es la última parte de la primera parte!!! disfutenla mucho y compartanla!!!

Desperté esa mañana con la idea de un día ocupado y un adiós seguro para todos mis seres queridos, el día estaba lleno de melancolía cuando me levanté de la cama.

Por un momento sentí unas ganas incontables de romper a llorar en el suelo del cuarto, pero me impuse y me metí al cuarto de baño para darme la última ducha en mucho tiempo que me daría en ese baño.

Mientras el agua herviente caía sobre mis hombros pensé una vez más en todo, en mi vida, diecinueve años pasados ahí. La idea de dejar lejos a mi amiga y hermana, la idea de tener un refugio inquebrantable.

La idea de Valery lejos de mi.

Salí de la ducha y me vestí para asistir a la escuela por mis documentos <<La única oportunidad de decir adiós>>

Conduje hasta la escuela con un enorme nudo en la garganta pero sin lagrimas que lo lubricaran. No sabía lo que le diría Valery, no sabía como abandonar a mi casi hermana.

Cuando me estacioné caminé directo hasta la dirección, en donde me dieron los documentos. La escuela estaba vacía debido a que el día anterior habían terminado las clases. La nieve por fin se juntó en el suelo dejandolo cubierto de un algodón helado.

Cuando salí encontré a una Valery con el cabello enmarañado como de costumbre y un rostro lleno de melancolía. Caminé hacia ella y la abracé con la misma intensidad con la que ella lo hacía.

-Te extrañaré- me dijo y a pesar de no poder ver su rostro sabía que había roto en llanto.

-Yo igual- le dije, sabía que sería la última vez en mucho tiempo que olería su cabello y su cuerpo. Ese olor dulce que contrastaba con lo amargo de su aliento.

-Ambos sabemos que no será lo mismo- me soltó de su abrazo.

-Será lo mismo, solo que estaré un poco más lejos- <<Sabía que estaba mintiendo>>.- tal vez un poco de distancia provoque que peleemos menos.- sequé una lagrima de su mejilla helada.

-Pero no tan lejos- bajó la mirada y yo le respondí:

-Aunque estuviera al otro lado del mundo te voy a querer como siempre te he querido- y la besé.

-Debo rime, la mudanza llegará dentro de poco tiempo.

-Te voy a esperar- me dijo en voz baja.

No lloró pero noté como por dentro se rompía en mil pedazos.

Conduje de vuelta evitando sentir aquella presión que invadía mi pecho. Cuando llegué, había un enorme camión de mudanzas y delante de este había un carro rojo. El auto de Joss.

Cuando subí al departamento Joss estaba ahí, caminó hasta mi y me dio un abrazo.

-Amigo no te vallas- me dijo con un tono exagerado de sufrimiento.

-No tengo alternativa.

-Ya lo sé... haré lo posible por irte a ver a la ciudad.

-Eso espero... no quiero perder a mi mejor amiga por culpa de todo esto.

-Eso nunca, recuerda el M'caps que nos tatuaríamos- sonrió y yo sonreí con ella.

-¿El mejores "chidos amigos por siempre"?

-Exacto- rió con más fuerza mientras los trabajadores sacaban mis maletas y las pocas pertenencias que había.

De pronto mi teléfono sonó con insistencia hasta que contesté. Al otro lado de la bocina sonó una voz agitada, de una mujer adulta.

-Necesito que vengas a casa de Valery.

-¿Quien habla?

-Su madre- me dijo aun agitada como si estuviese corriendo.-déjame explicarte: Valery tiene ataques repentinos de ira, o hay veces que simplemente tiene conciencia de las cosas pero no le importan en absoluto. Está teniendo un ataque y quería saber si puedes venir.

-Voy para allá- colgué el telefono.

-Joss, llévame a casa de Valery, rápido.

Joss tomó su bolsa y salió disparada tan rápido como yo hacia el auto. Dentro del auto pisó el acelerador a fondo y la inercia me lanzó hacia atrás.

Cuando llegamos vi una ambulancia y un par de hombres fuertes y altos flanqueando el pasillo de la entrada.

Grité su nombre lo más fuerte que pude hasta que escuché el alboroto. Valery pegaba unos gritos estridentes y violentos. No me asusté, pero si me llenó de tristeza escucharla.

Algo empeoró el panorama.

Ella estaba atada con una camisa de fuerza y dos hombres la llevaban en una camilla. Ella gritaba y berreaba por que la soltaran.

Yo no quería que esa fuera la última imagen de ella en mi memoria, corrí hacia su camilla y el par de tipos altos y fornidos me impidió el paso, pedí, grité y supliqué por que me dejaran verla una última vez. Lo único que me supieron responder fue que se alteraría más si me veía.

Después de luchar contra todo desistí de mi necedad y di un paso hacia atrás recordando aquellos momentos en el bosquecillo, aquel pensamiento que me abordaba de que nadie estaba libre de historias tristes.

Tenía razón.

Y ahora sabía cual era su verdadera historia.

***

Primera parte terminada!!!! estoy muy feliz de que me estén leyendo y espero que compartan esta historia con sus amigos mientras organizo todo para la segunda parte!

Nos vemos!

Liston RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora