Equivocación

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Después del beso que nos dimos Keidy y yo, no pude dejar de pensar en el miedo, aquel beso había confirmado que el sentimiento que me había aturdido tanto, era solo un capricho, tal vez en algún momento de mi inocencia había sido real pero las cosas habían cambiado desde hace tiempo, exactamente: desde que conocí a Valery Graham.

No sabía que sentir o que pensar, a veces sentía la ruptura como un alivio, a veces como algo inquietante y a veces sentía un ligero pesar.

La noche del beso nadie dijo nada, todo fue extraño, ella solo me miró a los ojos y dijo que debía irse, intenté contactarla durante una semana completa pero nunca respondió.

<<¿Qué demonios pasó?>> la pregunta bagaba por mi mente mientras manejaba hacia mi departamento. Las llantas del auto derrapaban ocasionalmente debido al exceso de nieve que había en el suelo. Me estacioné y subí hasta el cuarto de una manera tranquila mientras el sonido de old yellow bricks de Arctic Monkeys sonaba en mis audifonos.

Era viernes, en varios meses no había hablado con el grupo ni con el dueño del bar, a veces pasaban varios meses para que me volviera a hablar, pero eso era una exageración así que dejé los auriculares sobre el buró y marqué el numero del bar.

-Diga- respondió la voz ronca de Dean.

-Hola Dean, oye ¿la banda aun no tiene ningún evento?- le pregunté.

-Ah Julián, no, la semana pasada tocaron algo, ¿por qué? ¿Quieres escucharlos tocar o algo?

-Oye, es mi banda, por si lo olvidas... ¿Qué está pasando?- pregunté preocupado.

-Tu padre llamó y nos dijo que no volverías a tocar, que no estabas en el pueblo y que no regresarías.

Golpeé el buró con el puño cerrado y mis audífonos cayeron al suelo.

-Gracias Dean y suerte.

Colgué el teléfono sin esperar respuesta y marqué el número de mi padre.

-¿Qué demonios te pasa?- le pregunté molesto mientras el decía otra cosa que no alcancé a oír.

-Hola Julián, que bueno que me hablas para saber como estoy...

-Vete al diablo, dime ¿quién demonios te dio autoridad sobre lo que hago?

-Ahora ¿Qué hice?- me preguntó.

-Demonios, lo de siempre- alcé la voz.- joder mi vida ¿Por qué rayos presentaste mi renuncia en el bar?

-Pues porque vas a trabajar conmigo y ya no necesitas tu...

-Tu que sabes, sigue jodiéndome y te olvidas de todo lo que hemos acordado.

Colgué el teléfono arrojando chispas de coraje y me limité a respirar hondo una y otra vez hasta que mi pulso cambió y la rabia dio un paso hacia atrás.

Cuando por fin recobré la compostura, escuché que tocaban la puerta, me levanté con pesadez pensando en que sería Joss con otra larga historia de amor.

Cuando abrí la puerta me llevé una sorpresa.

Era Keidy.

-¿Puedo pasar?- me preguntó.

Noté un poco de vergüenza en su rostro, <<¿pero vergüenza de qué?>>

-Claro- respondí cediéndole el paso con una expresión corporal.- antes que nada, tengo que preguntarte algo.

Ella se dio la vuelta sin decir nada.

-¿Sientes... un tipo... de atracción por mi?- titubeé.

-De eso quería hablarte Julián. Mira, eres un chico atractivo, y en algún momento me gustaste demasiado, pero ese beso me demostró que a pesar de todo no quiero estar contigo.

En ese momento deseé suspirar y abrazarla y decirle que sentía lo mismo, pero sabía que debía fingir alguno de los dos que estaba herido para no hacer sentir mal al otro. Y el que debía fingir era yo.

-Oh...supongo que solo fue un beso sin importancia ¿No?

-Si, creo que si... lo siento, de todos modos ya sabes que podemos ser amigos- me sonrió tímidamente.

-Gracias, por el momento necesito estar solo por favor.

Ella asintió y me dio un beso en la mejilla para después marcharse.

Me recosté y vi que tenía un mensaje de Valery, lo cual me extrañó demasiado. Lo abrí y leí el mensaje.

Valery: Hola Julián, no se como te sientas con lo que te dije pero necesito mostrarte algo, nos vemos el miércoles.

El miércoles llegué a su casa y toqué el timbre. Era cierto que estaba molesto, era cierto que de alguna manera jugué con los sentimientos tanto de Valery como de Keidy, pero también sabía que de una extraña manera no podía estar lejos de ella.

-Hola- me dijo cuando abrió la puerta. Estaba en una actitud serena pero no tímida como la mía.

Cuando entré a la casa, vi una enorme pizarra blanca y un proyector apuntando hacia ella.

-Siéntate- me pidió y yo le obedecí.- quería que vieras esto antes de marcharte.

-¿Qué es?- intenté sonar normal, pero me fue casi imposible.

-Es una película que me recuerda a ti y a mi.

No supe que decir pero la distancia entre nosotros se acortó hasta que quedó recostada en mi hombro.

La película era Submarine, el romance entre una chica hermosa pero alocada y el chico mas tímido de la escuela. El corazón me dio un vuelco al darme cuenta de que realmente eramos muy semejantes a ellos.

Cuando acabó la película hubo silencio. El cual fue irrumpido por mi voz al avisar que me marchaba.

-Nos vemos- dijo cuando salí de su casa.

Cuando me di media vuelta sobre la nieve resbaladiza sentí su mano dándome la vuelta para quedar frente a ella y brincó para aferrarse a mi cuello con sus brazos.

-Te voy a extrañar- me dijo al odio.- aunque no seamos nada.

Se dio la vuelta y cerró la puerta para como siempre dejarme sin palabras.

***

Que tal!!! preparense que los dos capítulos que vienen son como el final de temporada de una serie, son muy intensos... lo malo es que despues de esto viene mi pausa para organizar la siguiente parte de la historia

Liston RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora