Liston Rojo

Vínculos

Salí de la cafetería con un café en la mano.
Enzo se nos había unido un par de veces cuando Sophia no estaba.
Mi Army
Y por fin me había mentalizado, por fin veía las cosas claras con respecto a Sophia, ella solo había llegado a mi vida para demostrarme como se siente que alguien llegue a destruir tu vida, había llegado para ser mi karma. Pensar en eso hacia que mi piel se erizara, yo creí que no era un mal tan terrible el que había provocado, pero que la vida, el destino o el maldito listón rojo me hubiera mandado a esa clase de persona significaba un mal terrible <<Hasta donde yo me quede>>.
Encontré a Cameron y a Alexia platicando, me acerqué a ellas y me senté al lado de Alexia.
-¿Que pasa?-pregunté.
-A ver, preguntale- dijo Cameron sonriendo.
-Bueno mira, hay un chico que me gusta muchísimo, y no se que piensa o que quiere, hay veces que me habla bonito y hay veces que no se acuerda de sus lindos tratos y vuelve a ser un estúpido conmigo. Tu piensas como hombre, dime por que hace eso.
-Primero: El chico... ¿Puedo saber quien es?- pregunté.
-¿Le decimos?- le preguntó a Cameron.
-Si, me da cierta confianza- contestó.
-Es Miles- replicó.
-Wow, demonios, pues... por lo que he visto en este par de días es un reverendo idiota, no piensa como los demás- sonreí y me reí.
Al ver la expresión de seriedad de Alexia, mientras Cameron se reía me autocorregí, poniendo una expresión seria.
-Es en serio.
-Es que yo lo veo muy lindo.
-Pero es un idiota en toda la extensión de la palabra- seguí sonriendo intentando quitar el frío ambiente de la situación.
-Lo sé, pero a veces es lindo, es complicado- concluyó con un suspiro.
-No es complicado, solo deja que las cosas pasen como tienen que pasar...
-Tienes razón- dijo Alexia.
-Si que si- dijo Cameron sonriendo.
-Oye, yo te conté algo, ahora tu debes contarnos algo- exclamó Alexia.
-Realmente no tengo nada que ocultar, soy un libro abierto- sonreí con nerviosismo.
-Lo dudo- dijo Cam.
-Pues hay una historia, bastante larga por cierto.
Les conté sobre Valery, lo extrañamente épica que había sido nuestra historia para ser real, mi historia favorita, aquella que quería inmortalizar.
Después de terminar la triste historia, nos dirigimos a la salida, hablamos también sobre Sophia, necesitaba liberar aunque fuera de una manera pacífica toda esa carga de pesares.
-Tu historia es muy linda, yo opino que deberías regresar con Valery- dijo Alexia.
-Lo se, pero hice una promesa, esa no quiero recordarla.
-Telefonica vez algún otro día me la digas- dijo Alexia.
-Ya me voy chicos- se despidió Cam de nosotros y se fue por la puerta trasera de la escuela.
-¿Nos vamos juntos?- preguntó Alexia.
-Si, vamos.
-¿Entonces que opinas de lo que te conté? - preguntó.
-Que es extraño, nunca pensé que a alguien le pudiera gustar ese gusano- sonreí.
-En el fondo es lindo ¿sabes?
-Tal vez, pero muy en el fondo- seguí bromeando.

Al siguiente día, en la salida me quede con Enzo durante un rato, sin tocar el tema de Sophia, ahora no me sentía un libro abierto, ahora sentía que mi vida era de todos y eso me estrenaba un poco, era bueno desahogarse pero si algo me había enseñado la misma Sophia era a no confiar en cualquiera.
-Yo creo que Sophia no va a venir- me dijo Enzo-, mejor vamonos.
-Yo creo que hay que esperarla un rato más.
-Julian responderme algo- dijo Enzo.
-¿Que pasa?- contesté.
-¿Aun la quieres?
La pregunta me revolvió el estómago y mi corazón latió muy rápido.
-No, es solo que es tu amiga...
-Noté tu expresión.
-No es lo que te imaginas, es solo que... fueron tantas cosas que en algún momento consideré que eran lindas. Y... las extraño- fui honesto.
-Ella me ha hablado sobre eso también, dice que a veces te extraña bastante, pero que le gustaría que le hablaras tu primero.
Internamente sequé mis lágrimas y levanté el rostro, para por fuera quedarme helado y decirle algo que no sabia si era la misma adrenalina de liberarlo, o la loca idea de que me arrepentiría.
-Ella decidió irse de zorra antes que a mi, ¿A caso yo no puedo hacer lo mismo? Preferirme a mi mismo antes que a nadie.
-Es la verdad- dijo y me dio un apretón en el hombro-, es mi amiga pero me desespera su zorres.
Su comentario logró su objetivo y me hizo reír.
Caminamos a la puerta sin sentir ningún remordimiento.