Por la tarde después de ingerir el primer cigarro que fumaba, platiqué por horas y horas con Sophia, como ya era mi costumbre.
-¿Quieres venir a un bar y ver lo que hacía antes?- le pregunté.
-¿Prostituirte?- dijo en medio de una carcajada.
-No seas estúpida, cantaba en un bar antes de... que llegara a Rock Falls.
Mientras ella hablaba yo estaba sumido en un cuaderno, estaba escribiendo la paradoja de mi vida; Una guerra en donde todos eran enemigos, donde solo el personaje principal era su propio confidente, conducido directamente a la locura.
-...Gabbe también canta hermoso- me dijo.
-Pues que venga también- le dije sonriente-. Nos vemos mañana gata asquerosa- le dije.
-Adiós idiota.
Colgó el teléfono y yo continué llenando esa hoja de garabatos que solo yo entendía.
Puse mi reproductor de musica y comenzó a sonar una canción, no la reconocía, pero era lenta y me recordaba por alguna razón a Sophia.
Continué escribiendo, tomandola como inspiración a ella y a esa bella canción que se había impregnado en mi mente.
No pude evitar pensar que ahora había dos canciones en mi mente: La que me recordaba a Valery y la que me recordaba a Sophia.
Al día siguiente, en el colegio fui testigo por primera vez de una pelea entre Sophia y Sergio, pero como de costumbre parecía no importarle.
-Mira te voy a enseñar un lugar que conocí hace un par de meses- me dijo guiandome hasta una escalera practicamente oculta del ojo humano, era una escalera en forma de caracol que estaba escondida detrás de una oficina vacía. Por lo que podía vislumbrar a través de los barrotes poco separados que evitaban que cayera al suelo, era que ya estabamos muy en lo alto y aun nos faltaba subir.
-Hace unos treinta o cuarenta años, la escuela era religiosa. Del estilo en el que les enseñan mas cosas sobre la existencia de Dios que sobre matematicas básicas.
"Los directores consideran una grosería quitar la capilla, así que solo la ocultaron con millones de oficinas.
"Llegamos- concluyó cuando estuvimos en una especie de descanso de un metro por un metro, de un lado estaba la empinada escalera, del otro estaba la capilla tapada con periodico y del otro lado habia un vacío de unos seis o siete pisos.
-Ahora mira:- me dijo mientras rascaba el descanso hasta sacar piedras.
Las lanzó hacia la gente y reiamos al ver sus expresiones.
No sabían a donde voltear porque, como me lo habia dicho: Casi ningún estudiante conocía ese lugar.
-Mira...- le dije dejando de lanzar piedras.
Dibujé con una en uno de los pilares un letrero que decía.
"Nuestra guarida"
Sonrió.
-Y no es todo- se puso de pie.
Tomó una tabla de las que estaban rezagadas en la puerta y la lanzó desde las escaleras hasta el edificio lateral.
Trepó en ella y comenzó a caminar por la tabla casi despreocupada.
-No jodas, hay un callejón entre nosotros y el siguiente edificio.
-Sonaste tan gay- sonrió.
Subí a la tabla con desconfianza y aunque quise no pude despegar la vista del vacio que había entre una construcción y la otra.
Llegué a la construcción y le sonreí, ella me devolvió la sonrisa y caminamos hasta el vacío.
Se veía toda la zona boscosa de la frontera, era una vista inigualable.
-También conocías este lugar ¿no?- le pregunté.
-Sabia que existía, pero no me atrevía a subir, no sola- me contestó sonriendo.
Nos sentamos recargados al barandilla de concreto que nos separaba de la enorme caída.
Saqué del paquete de cigarros uno y lo encendí.
-¿te gusta fumar?- pregunté extendiéndole el humeante y venenoso tubo de placer.
-Me da asco- me dijo.
-Oh, déjame apagarlo- le dije.
mordió sus delgados y rosados labios y dijo.
-Tu haces tentativo el vicio- sonrió.
Le tendí el cigarrillo y lo recibió con torpeza.
Abrió demasiado los labios, ingirió el humo e hizo un gesto de asco y comenzó a toser.
-Sabe a mierda, pero... Me gusta- me dijo.
-Es una expresión difícil de entender.
Le quité el cigarro y lo puse entre mis labios.
<<lo que suponía, estaba humedecido>>
-Vamos, tenemos que entrar a la escuela antes de que noten que nos fuimos- me dijo levantandose y girando su cabeza para mirarme.
En ese momento sentí que mi piel se erizaba, sentí una corriente de calidez que atravesaba mi organismo una y otra vez hastael punto de casi caer al suelo.
Salí feliz de la escuela, después de la escapada en el centro comercial no me había divertido tanto.
Caminé hasta el trabajo en donde estuve platicando con Keidy, después de todo lo ocurrido habíamos comenzado a forjar con mas fuerza una bonita amistad.
-Oye, aquí hay algo que no entiendo- le dije.
-¿Que pasa?- me preguntó moviendo su silla hasta mi escritorio.
-Los números no coinciden- le dije.
Ella movió varias cosas en la computadora, no entendí bien lo qur hacía pero confiaba en ella.
De pronto se dio la vuelta y me miró con los ojos abiertos como platos.
-Julián, no le digas nada de esto a nadie- me dijo con un acento que denotaba que estaba asustada.
-¿Por qué? ¿Qué pasa?
-Julián. Lo que encontraste no es nada bueno, es un fraude que hicimos.
***
esto es a lo que llamo giros inesperados!!! y esperen que habrá muchos mas!!! en el momento en el que estoy escribiendo este capitulo estoy a una visita de llegar a los 400 muchas gracias por leer esta historia :Dperdon por no subir capitulo tan seguido como acostumbraba pero acabo de entrar a la escuela y me es un poco más difícil escribir :(
ESTÁS LEYENDO
Liston Rojo
RomanceJulian es un chico solitario que decide emprender un viaje en la legendaria supersticion del liston rojo que, atado a tu muñeca rige tu vida. En su primer dia de clases conoce a Valery, la amante perfecta y a Keidy, la chica que invoca su lado roman...