Desahogo

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Era el final de clases, Sophia estuvo todo el día conmigo, como de costumbre.

Sergio estuvo con sus amigas y nos habían dado la última hora libre, así que Sophia y yo decidimos salir por un rato a la azotea a fumar un poco.

Esta vez me pidió un cigarrillo entero.

-Tengo que ir al psicólogo- me dijo seria-. Estaré sola durante la siguiente hora porque vendrán por mi hasta las tres.

-Ahi está tu novio- dije con la misma seriedad.

-Pero no quiero estar con él.

-Entonces me quedaré, pero si el llega yo me iré.

-Eso espero, después del festival me prohibió que me acercara a ti...- suspiró-. Básicamente estoy a escondidas aqui contigo- sonrió.

-Vamos a salir, no quiero estar aquí hasta las tres- sonreí.

Me levanté del suelo, sacudiendome con la mano el pantalón que estaba lleno de la arena gris que invadía casi todo el suelo de la azotea.

Sophia me tendió una mano para levantarse pero la tomé de la cintura.

Sonrió y bajamos hacia el campus, que cruzamos con el nerviosismo de que Sergio siguiera en la escuela.

Caminamos y al llegar al patio delantero de la escuela lo vimos con un grupo de amigos.

Sophia me tomó de la mano y avanzó rápido hacia la salida obviamente queriendo evadirlo.

Sergio salió rodeó el enrejado que nos dividía y alcanzó a Sophia.

Como acordé cuando el la tomó del brazo yo me alejé un poco.

Pensé por un momento que pasaría si realmente peleara con Sergio, no sabría si se enfadaria con él o conmigo, no quería herirla y de alguna extraña manera presentía que si yo le daba una paliza ella intentaría alejarse de mi, pero si él me la diera a mi le dolería verme herido.

Me recargué en la pared y saqué un cigarrillo, cuando vi que se alejó Sergio solo alcancé a escuchar un grito de él.

-Dejemoslo por la paz, esto se acabó- se dio la vuelta y Sophia me alcanzó.

-¿Estás bien?- pregunté.

-Si- me sonrió.

No parecía tan triste como debería, pero sabía que estaba intentando ser fuerte.

-Sabes que puedes decirme lo que sea ¿Verdad?

-Si, pero te lo repito: Estoy bien. Solo creo que necesito regresar a la escuela.

-Está. bien- le dije.

Regresamos rodeados por un silencio casi siniestro, cuando giramos para entrar a la cafetería lo encontramos abrazando a su amiga, la chica de cabello rizado con la que Sophia siempre había tenido conflicto.

El la tenia entre sus brazos y le decía algo al oido a sabiendas de que estabamos ahí.

Sophia se dio la vuelta y chocó con mi hombro con la cabeza gacha.

Antes de que terminara de salir la tomé del brazo y la aferré a mi pecho con mis brazos.

Ella se colgó de mi aun con la cabeza gacha.

-No, no estoy bien- me dijo mientras sollozaba.

Hundí mi cabeza en su cabello y retrocedí.

La llevaba casi cargando porque no se descolgaba de mis hombros e iba delante mio.

Oía su llanto, una chispa de tenrura saltó y me hizo pensar en algo que tuve miedo de aceptar desde el principio: Esa chica de cabello lacio y ojos negros me encantaba.

La llevé hasta el descanso de las escaleras que frecuentabamos frente a la capilla y por fin vi sus ojos llenos de lágrimas.

-Joder, soy tan patetica- soltó una risita, <<lo que me impresionó>>-. Nunca nadie me había visto llorar a demás de mi madre.

-No eres patetica, él es un idiota- le dije.

-Eres... tan diferente al resto- me dijo.

-¿Por qué lo reconoces ahora?- sonreí.

-Porque cualquier chico, en vez de preocuparse por mi, o tan siquiera escucharme, hubiera ido a matarlo.

-No me hagas sentir un cobarde, que no me faltan ganas de hacerlo.

-Eres un marica- sonrió.

-No lo soy, tu eres la que está llorando y riendo al mismo tiempo.

Se carcajeó y yo sequé con mi dedo pulgar una lágrima que caía por su mejilla.
-Espero que no vuelvas con ese idiota- le dije un poco serio.
-Lo dudo, ah...- exclamó-. Es un pendejo.
La miré y solté una carcajada involuntaria.
-Así que pendejo ¿Ah?
-Si- contestó.
A pesar de estar sonriendo sinceramente, sus ojos seguían despidiendo lagrimas.
-Son las tres, vamos a la estación ¿okey?
-Vamos- me sonrió y caminamos abrazados por primera vez en toda la vida hacia el cruce de peatones.
Miré hacia la cafetería y me crucé con la mirada de Sergio, desafiante.
<<Estoy complicando un poco mas las cosas>> pensé.
***
Muy bien!!!! Vamos a la mitad de la segunda parte, poco a poco las cosas se pondrán más difíciles para Julián.

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