Libertad

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*Este capítulo y el que sigue serán un poco más largos debido a que son los ultimos capitulos de toda la historia*
***
Salí a comer con Sack, le rogué por que no abriera la bocota con lo que había escuchado unas horas atrás.
Sophia no se me acerco en el resto del día. Y me sentía agradecido por eso.
-Te quiere utilizar hermano- me dijo Sack.
-¿De qué hablas? Es la esposa del jefe ¿recuerdas?
El soltó una carcajada aguda que me confundió y continuó con la idea aun con las mejillas rosadas del esfuerzo que había hecho.
-No amigo, es una muy triste historia la que te contaré- se mojó los labios con la lengua y continuó después de ponerse serio-. Jeff tiene esposa, pero tiene cáncer terminal, a pesar de que no lo aparenta, es un maldito que desea que su esposa se muera lo más rápido posible para casarse con Sophia. Básicamente lo que quiero decir: son amantes.
Abrí los ojos con sorpresa.
-Pero, por el otro lado Sophia le pone los cuernos con media oficina- se rió-, esa es la parte graciosa de la historia.
-Pero... ¿Como sabes?- pregunté riéndome intentando seguir su humor más negro que el mio.
-Porque a mi también intento conquistarme en su momento, no pudo- sonrió.
Arqueé una ceja al notar su tono burlón.
Soltó un soplido.
-Soy gay- sonrió-, ¿No lo notaste?
-Oh, ahora entiendo todo- me reí-, la verdad no.
-Fue tan graciosa su expresión al enterarse que nunca la podré superar- se carcajeó de nuevo.
-Lo imagino- continué sonriendo.
La comida fue agradable, platicamos durante toda la hora de mil y un cosas y por último regresamos a la oficina para terminar los pendientes.

Camino a casa escuché el teléfono vibrar en mi mochila.
-¿Que pasó?- pregunté porque ya sabía que era Joss.
-Oye, mañana hay una fiesta ¿Me acompañas?- preguntó con su voz aguda en un intento de convencerme.
-No lo se, sabes que no me gustan las fiestas.
-Vamos, solo una noche ¿Si?- sentí que estaba rogándome de cierta manera-, necesitas divertirte un poco.
-Mmm...- pronuncié pensando-. Esta bien. Pero hoy iré al bar a ver a Gabbe y a los chicos.
-Esta bien, hoy está... ocupada la casa.
Sonreí y liberé una pequeña carcajada.
-Prometo no hacer ruido al entrar- dije.
-Bueno, me voy, al rato te veo- dijo y colgó el celular.
Colgué por medio del botón de mando que tenía en el tablero del carro.
Llegué al bar, a veces iba cada viernes, a pesar de que ya no tocaba con la banda. Mis aspiraciones incrementaron exponencialmente desde hacía cuatro años.
-Gabbe- saludé con un abrazo.
Su cabello había crecido y había adquirido una coloración azul, su piel lucía igual de blanca, pero ahora la mayoría de sus brazos estaban tatuados.
-Eddie- también lo abracé.
-Vamos a comenzar a tocar, ¿Quieres recordar viejos tiempos?- preguntó Eddie sonriendome.
-No se si pueda todavia- sonreí-, tal vez mi voz se fue a la mierda.
-Lo dudo- dijo Gabbe.
-¡Vamos!- me animó Eddie.
-Bueno, pero solo una canción.
-Okey- sonrió y me lanzó al escenario en donde acomodé el micrófono como en los viejos tiempos.
D

espués de una corta charla acordamos tocar la canción de Dead Inside de Muse.
Era una canción que me gustaba mucho así que me deje atrapar por la letra mientras algunos escalofríos invadían mi cuerpo tanto por el nerviosismo de estar ahí de nuevo, como los que me provocaba la letra.

Regresé a casa después de una larga charla con mis viejos amigos. Y sentí por un momento un nerviosismo impresionante, sentí que algo recorría mi ser de pies a cabeza, de pronto de mi camisa arremangada, vi la cicatriz de mi muñeca asomándose. Sonreí, ahora podía sonreír de aquella horrible experiencia que resultaba bastante estúpida.
Entré al aparcamiento y frené el auto al lado del mini Cooper de Joss.
Subí por el elevador liberando mi cuello de la corbata que casi me asfixiaba y avancé hacia el departamento.
Me pegué a la puerta para escuchar si Joss estaba en casa y no quise describir ni siquiera mentalmente los sonidos que provenían de adentro del departamento.
Metí la llave y abrí con los ojos dirigidos al suelo, pero por suerte los sonidos provenían de su habitación y no de la sala.
Me quité la ropa y dejé a la vista mi poco atlético cuerpo para después cubrirlo de nuevo on un bóxer viejo y una camiseta.
Me acosté y me puse los audífonos a todo lo que daban para no escuchar nada.

Me desperté y vi el reloj que estaba al lado de mi cama, eran las doce de la tarde, increíblemente aun tenia sueño, pero se suponía que hoy debía salir con Helen y prepararme para la asquerosa fiesta de Joss.
Bajé las escaleras y me la encontré con una camisa que le quedaba enorme, era gracioso, ella no podía lucir sexy con ese atuendo debido a su altura. Gracias a eso la camisa le tapaba la mayor parte de los muslos.
-¿Si vas a ir a la fiesta o me dejarás abandonada?- preguntó con la jarra de la cafetera en la mano.
-Claro que voy a ir- sonreí de una manera hipócrita, la cual borré para terminar mi frase-, no tengo de otra.
-En efecto...- dejó la jarra en la barra-. ¿Que te llevarás puesto?
-Lo que siempre llevo puesto... - sonreí.
Ella respondió mi sonrisa y caminó hacia la mesita de vidrio de la sala.
Ahí estaban un par de boletos muy alegóricos, regreso a a donde estaba y me lanzó uno sobre la barra.
Tome el papel y leí:
-¿Reventon retro?- me carcajeé por lo ridículo que sonaba.
-Ajam. Así que no iras con "lo de siempre"-, marcó las comillas en el aire- tomarás esa vieja chamarra de cuero que tienes en el armario y la usarás para algo positivo.
-Okey- respondí a lo que ya parecían ordenes.
La platica fue interrumpida por el sonido del timbre.
Caminé hacia la puerta y abrí. Casi pego un brinco cuando supe que se trataba de Helen.
-Helen, no te esperaba- dije con nerviosismo.
-¿Quien es?-preguntó Joss detrás de mí.
-¿Quien es ella?- preguntó Helen un poco molesta.
-Es...
-Soy su hermana Joss- sonrió.
-Oh, si, mi hermana- sonreí-, y es lesbiana.
-Oh si, super lesbiana- Joss asintió exageradamente.
-Joselyne- abrió la puerta de la habitación de Joss un chico sin camisa.
Helen abrió aun mas los ojos.
-¿Que significa esto Julian?
-No es lo que crees- <<Un puto cliché>>
-Jodete, no quiero que me vuelvas a hablar nunca.
Se dio la vuelta y cerré la puerta.
-¿Que pasa?- preguntó el chico.
-Es mi hermano- sonrió Joss.
-Ya escuche eso Joselyne- sus venas de la frente se marcaron-, dame mi camisa.
-Iré a cambiarme...
-Damela ahora mismo- el chico le tendió la mano molesto.
Joss se quitó la camisa y yo me di la vuelta para nl verla colorado como un jitomate.
-Diviertanse- salió sin cerrar la puerta.
Joss se me emparejó al filo de la entrada abrazando una cobija por debajo de sus brazos.
-¿Iras tras ella?- me preguntó.
-No, ¿Tú?
-Tampoco- se dio la vuelta y cerré la puerta sonriendo.

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