Valentin

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2 meses después...
Me desperté sobresaltado, he estado teniendo pesadillas con Sophia.
Bajé los pies al suelo aun exaltado, estaba bañado en sudor debido a que aquella visión de mi abrazando a Sophia y clavandole varios cristales en la espalda, no era muy agradable.
Las cosas entre ella se habían estancado, hablábamos muy poco y solo a ratos, pero no avanzábamos ni retrocediamos.
Y de Valery... sabía sobre ella, lo que había logrado en estos meses, pero como lo habíamos prometido ninguno de los dos nos buscamos, me frustraba demasiado ese hecho, y me entristecía la idea de que aquel chico en sus fotos podía ser su próximo amor.
Era día de San Valentin, bastante triste ya era el hecho de vivir como "el perro de las dos tortas" como para que aquel día sumamente capitalista terminara de destruir mis expectativas sobre mis razones para seguir saliendo a la calle.

Llegue a la escuela y lo primero que encontré fueron millones de parejas acarameladas, besandose y regalandose globos con frases bastante ridículas.
En estos meses lo único que había logrado era reconocer que Valery me había dejado algo importante, había adoptado su mirada perversa, su forma retorcida de ver el mundo: <<Un saco de mierda seria la expresión perfecta>>
-Sophia y yo nos casaremos en unos minutos- dijo Gabbe sonriendo.
-Que asco con ustedes- comentó Enzo.
-Tu podrías casarte con Julián- contestó Sophia riendo.
-No gracias, no eres mi tipo Enzo- sonreí.
-Claro, tu tampoco eres precisamente de mi tipo.
Con el paso del día, Gabbe se fue con Fernando, Enzo con un par de amigos y yo me quedé solo con Sophia, lo cual me ponía los pelos de punta. No nos dirigimos la palabra casi para nada, como era la costumbre, se sentía un ambiente de incomodidad entre los dos.
-Vamos al salon- dijo tomándome del brazo-, dejé un chocolate ahí.
-Vamos- intenté sonreír de una manera convincente.
De nuevo hubo silencio.
Cuando entramos al salón pensé rápidamente en algo para acabar con aquella falta de confianza que abundaba entre los dos. Tomé su chocolate y lo guarde en la parte trasera de mi pantalón.
-No seas estupido- sonrió.
<<Eso significaba un avance>>
Golpeó mi estomago con los puños cerrados, antes de que me diera un segundo golpe le tomé la mano y cuando intento repetir la acción con la mano izquierda la tomé con mi otra mano.
-Sueltame- sonreía como siempre lo había hecho.
Después de unos segundos forcejeando bajé sus manos con tal fuerza que su rostro quedó a dos centímetros del mio. Volví a sentir su aliento en mi rostro, miró mis labios, la cercanía que había entre mi boca y la suya.
La solté, ese fue mi impuso y ella se hecho para atrás sin decir nada. Le entregué el chocolate y se marchó.
Me senté el la banqueta frente al salón pensativo sobre lo que había ocurrido, y apareció Brenda, con sus rizos y su clásica sudadera azul.
-¿Qué pasó?- preguntó.
-Casi beso a Sophia- contesté en voz baja.
-No lo puedo creer- exclamó.
Torcí la boca y alcé las cejas como respuesta.
-Tengo una teoría sobre lo que me dijiste sobre Valery- dijo cambiando el tema.
-Y ¿cual es?- Pregunté.
-Realmente quieres a Valery... es de la que más hablas a pesar de que estés sufriendo por Sophia. Sophia es solo el clavo que se suponía, debía sacar a Valery de tu corazón.
-No puedo distinguir nada con claridad, no estoy triste, estoy furioso, me siento impotente al no poder confiar ni siquiera en mis pensamientos.
-¿De que hablas?
-De que estoy seguro de que Sophia me dejo una lección pero no se si buena o mala, no se si estoy pensando de manera rencorosa o lo estoy haciendo bien...
-Con el tiempo lo sabrás- me tomó del hombro.
-Gracias- le sonreí.
Platicamos de muchas cosas dejando- como siempre- el dramatismo temporalmente a un lado. Era una buena compañía y una buena confidente. Todo había cambiado en mi excepto el sensor que me indicaba en quien confiar.

Caminando hacia la salida me encontré a Enzo.
-Enzo, espera- grité.
-Oh, ¿Qué pasó Julián?
-¿No vas a... esperar a Sophia?- pregunté.
-No lo sé.
-Deberiamos, supngo- sonreí.
-Contéstame algo- me miró a los ojos.
-Dime.
-Aun la quieres ¿verdad?
Sonreí con nerviosismo.
-Cómo amiga- contesté-, es difícil dejar atrás a una persona que te hizo feliz alguna vez.
-Buen punto- dijo.
-Ella algunas veces me ha dicho que extraña hacer estupideces contigo- sonrió.
De cierta manera sentí una carga en el pecho, pero mi coraza ya estaba colocada y me vi un poco indiferente.
-Yo igual, pero ciertamente si nos hacíamos daño era mejor dejarlo atrás.
-Dice que ya no está en la escuela- dijo mirando su celular.
-Bueno, pues vamonos- dije sonriendo.

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