¿Sufrimiento?

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-Dicen que auto lesionarse sirve para olvidar- dijo Gabbe.
Era algo que no me proporcionaba demasiadas esperanzas.
-Sería una locura- sonreí.
-Para empezar: ¿la extrañas?- preguntó.
-No lo sé, en estos momentos no quiero estar con ella, de cierta manera siento cierto asco o dolor, es difícil saber que es lo que siento- contesté.
-Entonces corta tus brazos para olvidarla- insistió Gabbe.
-Sabes que cortarme por estupideces no es lo mio- contesté a su petición.
-Es triste darme cuenta de que ustedes eran los que nos mantenían juntos- digo apretando los labios.
-Ahora ella esta con Enzo y nosotros dos estamos solos- dijo.
-Es así como ella lo quiere.
-Ella también quiere estar lejos...
-Comienza a darme igual- gruñí dudando si eso era verdad o no.
-Tal vez eso está mal- dijo agachando la cabeza de nuevo.
-Es bueno, a decir verdad he empezado a practicar, y de hecho se siente bien que todo te de igual.
-Es que me has dicho que no te lastimarias físicamente por un ser tan miserable como Sophia, pero, haces daño a tu moral. Si por esa perra vas a dejar de ser esa buena persona que llegué a conocer, estas jodido, eres una de las pocas personas que tienen sentimientos reales y todo lo vas a tirar a la basura- se levantó y se marchó indignada.
Me levanté torpemente del escalón en el que estábamos sentados, gracias la férula, y comencé a caminar con una muleta por el pasillo.
Choqué con una chica que tenía el pelo rizado y me resbalé en el suelo humedecido por la lluvia y espetando con toda la fuerza de mi garganta un "demonios"
-Lo siento- dijo ella.
-Lo siento yo también, por el grito- dije.
Me ayudó a levantarme del suelo.
-Tu... vas en mi salón ¿verdad?
-¿En serio?- pregunté impresionado y con un tono de voz tieso como el que acostumbraba usar cuando conocía a alguien gracias a mis altos niveles de sociabilidad. <<Notese el sarcasmo>>
-Si, eres el que anda con Sophia la zorra ¿no?- preguntó naturalmente como si no acabara de decir un chiste.
Me reí a carcajadas.
-¿Sophia la zorra?
-Si- contestó-, ¿No sabias que ese es su apodo?- dijo impresionada.
-No... nunca lo mencionó- forcé mi rostro a regresar a su forma normal-, y ya no estoy con ella- continué bajando la mirada.
-¿Qué ocurrió? -preguntó.
-¿Por qué te lo contaría?- sonreí.
<<Me había hecho sonreír más veces de las que había sonreído en mi vida entera>>
-Hagamos algo: yo te contaré algo y tu me contarás otra cosa.
-Esta bien- dije a secas.
-Conocí a mi actual pareja el 22 de Noviembre del 2011...
-Tienes una memoria impresionante.
-¿Tú recuerdas cuando conociste a Sophia?- preguntó.
-No, no recuerdo si quiera como la conocí, por eso me sorprendes- contesté.
Me contó demasiadas cosas sobre su relación, sobre sus anteriores amores, todo con fechas exactas, y yo le conté sobre Valery.

-Y entonces... ¿Que paso con Sophia?-preguntó.
-No quiero contarle a nadie, siento que sería como evidenciarnos, y no quiero ser un perro maldito- dije mientras caminábamos rumbo al salón después de saltarnos una clase completa.
-Entiendo... entonces ella tuvo la culpa.
-He pensado las cosas ¿sabes? Creo que fue culpa de los dos, yo me lo merecía...
-¿Por qué lo dices?- sus dudas me atormentaban, pero no quería soltarme tan rápidamente.
-Hice algo de lo que me arrepiento y creo muy certeramente que ella fue mi karma en cierta manera.
-¿Puedo saber de que estas hablando?
-Por ahora no, de hecho creo que nunca se lo diré a nadie.

Salí de la escuela después de las dos clases a las que me faltaba asistir con pesadez. Crucé por debajo de la avenida en sombrío túnel, para mi mala suerte se había soltado un tremendo chubasco, subí a la superficie e inmediatamente mi cabello se pegó a mi frente. Esperando al clásico taxi que siempre me llevaba a casa, vi del otro lado a Sophia, ella me miró y bajó la mirada. Pero ese par de segundos fue suficiente para hacerme sentir débil al grado en el que tenía como necesidad tirarme al piso, derrumbarme físicamente, así como me estaba derrumbando lentamente gracias a la pesadez de mis sentimientos.

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