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Aquí esta más detallado el viaje, para no hacer tan largo lo de tiktok. Decidi hacer un cap para detallar mejor todo, espero les guste. ^^

Viaje a Cancún

• Marie y Patricio; dieciséis años.
• Kimi; seis años

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El sol brillaba con fuerza sobre el mar Caribe, iluminando el catamarán que navegaba con suavidad por las aguas turquesas de Cancún. El grupo, ya acostumbrado a compartir estos viajes anuales, estaba en su elemento: risas, charlas y bromas llenaban el aire mientras disfrutaban del desayuno a bordo.

— ¡Es perfecto!— exclamó Pierre con una sonrisa, levantando su café.— Siempre dije que este viaje es lo mejor del año.

— Cálmate, que apenas estamos empezando.— respondió Yuki con una mirada divertida, mientras sostenía un plato con fruta.— Ni siquiera hemos visto lo caótico que esto se puede volver.

George por su parte, estaba tratando de disfrutar el desayuno junto a Carmen y su hijo Kimi. El pequeño Kimi, con su energía inagotable, estaba fascinado por un video que Sergio le mostraba en su teléfono. En la pantalla, los voladores de Papantla giraban y giraban suspendidos en el aire.

— ¡Papá, yo quiero ser un volador de esos!.— gritó Kimi de repente, con sus ojos muy abiertos y señalando el teléfono.

George que apenas había dado un sorbo a su té, levantó una ceja.

— ¿Un volador de qué?

— ¡De Papantla!— insistió Kimi con entusiasmo.— Tío Checo me lo enseñó. Quiero girar así.

— Ay no George, a mi ni me veas.—intervino Carmen, moviendo la cabeza y sonriendo pues su esposo le dio una mirada para que resolviera el problema.— Mejor encárgate tú de explicarle.

— ¿Explicarle? No, mejor le doy lo que quiere.— respondió George con sarcasmo y una sonrisa que parecía desafiante.

Y así fue. George se levantó de su asiento, tomó a Kimi con cuidado y comenzó a darle vueltas en el aire como si el niño estuviera girando sobre un poste imaginario. Al principio, Kimi gritaba de emoción, riendo a carcajadas mientras su padre lo giraba una y otra vez.

— ¡Más rápido, papá! ¡Más rápido!— gritaba Kimi.

— George, cuidado.— advirtió Charles desde su asiento, tratando de no derramar su café.

— ¡Todo está bajo control!— respondió George con un tono confiado.

Sin embargo, a medida que las vueltas aumentaban, la risa de Kimi empezó a disminuir y su rostro palideció.

— George, creo que ya fue suficiente.—intervino Carmen con un tono preocupado.— Lo vas a marear.

— ¡Está bien! ¡Ya paro!— dijo George entre jadeos, bajando al pequeño con algo de prisa.

Pero fue demasiado tarde. El niño, mareado y tambaleante, se soltó de su padre y tropezó hacia adelante... justo hacia Lando, quien estaba en la orilla del catamarán, relajándose con una copa de vino en la mano.

— ¡Espera, Kimi!.— gritó George, pero no logró evitarlo.

El niño chocó contra las piernas de Lando, quien soltó un grito ahogado cuando el vino tinto voló por los aires y terminó empapando su camisa blanca.

— ¡Por el amor de Dios, Kimi!— se quejó Lando, mirando su camisa arruinada.— ¡Esto era vino bueno!

Como si eso no fuera suficiente, Kimi, todavía mareado, dio un paso hacia atrás y terminó vomitando justo al lado de los zapatos de Lando.

❝𝐒𝐮𝐬𝐮𝐫𝐫𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐀𝐦𝐨𝐫❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora