XXVIII

213 22 5
                                    

La casa estaba tranquila aquella mañana en Mónaco. El sol brillaba suavemente a través de las ventanas, iluminando el salón donde Marie con nueve años jugaba absorta con sus juguetes. Su mundo imaginario estaba lleno de aventuras, princesas y dragones, mientras las voces de sus padres se escuchaban a lo lejos.

Carlos estaba en el jardín, regando con paciencia las flores que tanto cuidaba. Desde la ventana de la cocina, Charles podía verlo con una sonrisa mientras mezclaba la masa de un pastel que había decidido hornear. Todo parecía perfecto y rutinario.

Charles salió finalmente con una jarra de limonada y un vaso en mano, dispuesto a llevarle algo fresco a su esposo, cuando un detalle captó su atención: Marie tenía un sobre en las manos y lo sostenía como parte de su juego.

— Marie, cariño.— llamó Charles con curiosidad.— ¿de dónde sacaste eso?

La niña, que estaba hablando con una muñeca, miró a su papá sin preocupación y extendió el sobre hacia él.

— Estaba aquí, en la mesita.— respondió con inocencia.— Es una carta para los reyes del castillo.— añadió, señalando su pequeño fuerte de almohadas.

Charles tomó el sobre, intrigado. Estaba sellado con un elegante diseño dorado. No era del estilo habitual de Carlos, ni de cuentas ni de correos rutinarios.

— Gracias, cariño. Déjame ver de qué se trata.

Abrió el sobre con cuidado y al sacar el contenido, sus ojos se agrandaron como platos. Era una invitación, pero no cualquier invitación. La fecha relucía como un martillazo en su mente: 

"Invitados a la boda de Pierre y Yuki. 18:00, Japón."

Charles pegó un grito de asombro.

— ¡MON DIEU!

El estruendo hizo que Marie pegara un brinco del susto, soltando uno de sus juguetes. Carlos, desde el jardín, dejó caer la regadera y corrió hacia la casa.

— ¿Qué pasó? ¿Estás bien?.— preguntó Carlos, entrando con el ceño fruncido y algo alarmado.

Charles, con la invitación en la mano, apenas podía articular.

— ¡Carlos! ¡La boda de Pierre y Yuki es HOY!

Carlos parpadeó, confuso.

— ¿Hoy?.— dijo, intentando procesar.— Pero... ¿no era la próxima semana?

— ¡No! ¡Nos confundimos! ¡Es hoy en Japón y son casi las once!

Hubo un silencio incómodo. Marie los miraba como si no entendiera la gravedad del asunto.

— ¿Y eso qué tiene de malo?.— preguntó, ladeando la cabeza.

— Que Japón está muy lejos, chérie.— respondió Charles, ahora comenzando a caminar de un lado a otro, visiblemente nervioso.

Carlos se llevó una mano a la frente.

— Dios, Charles. ¡Pierre nos va a matar!

—No si llegamos a tiempo.— respondió Charles, con una resolución dramática.— ¡Vamos, empieza a empacar!

Lo siguiente fue un caos absoluto. Carlos corría por la casa tirando ropa dentro de las maletas, mientras Charles intentaba contactar a Pierre por teléfono. Finalmente el francés contestó y su tono fue todo menos amable.

— ¿Charles? —dijo Pierre, con voz fría.— ¿No que iban a llegar ayer?

— ¡Lo siento, lo siento, lo siento!.— respondió Charles apresuradamente.— Hubo un pequeño malentendido con las fechas... ¡pero estamos saliendo para el aeropuerto ahora mismo!

❝𝐒𝐮𝐬𝐮𝐫𝐫𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐀𝐦𝐨𝐫❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora