XXI

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Pasar tiempo con su tío George siempre era una aventura para Marie. George Russell tenía una energía contagiosa y una creatividad que hacía que cada momento a su lado se sintiera especial. Le encantaba inventar juegos, contar historias extravagantes y enseñarle cosas curiosas que a veces ni Carlos ni Charles sabían.

Una tarde, durante una videollamada con la familia Sainz-Leclerc, George propuso algo que llevaba tiempo planeando.

— Carlos, Charles, quiero pedirles algo muy especial.— dijo George con una sonrisa encantadora.

— ¿Qué estás tramando, Russell?— preguntó Carlos, levantando una ceja.

— Quiero llevarme a Marie conmigo a Inglaterra por unos días. ¡Le daré unas vacaciones increíbles y ustedes podrán descansar un poco!

Marie, que escuchaba desde un lado, saltó de emoción.

— ¡Por favor, papá, déjame ir! Prometo portarme bien.

Charles cruzó los brazos, claramente dudoso.

— ¿Y cómo planeas cuidarla, George? Sabes que es muy inquieta.

— ¡Exactamente! Por eso soy perfecto para el trabajo. También soy inquieto, así que puedo seguirle el ritmo.

Carlos y Charles intercambiaron miradas. Había algo en los ojos suplicantes de su hija y la determinación de George que los hizo suspirar al unísono.

— Está bien.— dijo Charles finalmente.— pero voy a preparar una lista con todo lo que debes hacer y no hacer.

— Y yo espero que no te metas en problemas con ella.— agregó Carlos con una sonrisa divertida.

— ¡Problemas y yo? Jamás.— respondió George con una risa nerviosa.

La mañana de la partida, Charles había empacado una maleta más grande de lo necesario.

— Aquí tienes ropa para todas las estaciones, por si cambia el clima.— dijo, ajustando la cremallera. Luego sacó una hoja llena de instrucciones y se la entregó a George.— Aquí están sus horarios de comida, las cosas que le gustan y lo que no debe comer, y asegúrate de que duerma a tiempo.

George tomó la lista y se echó a reír.

— ¿Esto es un manual de instrucciones o un contrato?

— Un manual de supervivencia.— respondió Charles seriamente, mientras Carlos se reía desde la puerta.

Marie, en cambio, no podía estar más emocionada.

— ¡Vamos, tío George, nos vamos a divertir mucho!

Ya en Reino Unido, George llevó a Marie a recorrer los lugares que le encantaban en compañia.de su esposa y de su pequeño hijo Kimi quien tenia tres años en ese momento. Fueron al Museo de Historia Natural, donde ella no paraba de hacer preguntas sobre los dinosaurios; pasearon por Hyde Park, donde George la retó a una carrera de botes a control remoto; y hasta visitaron una tienda de libros donde Marie eligió un par de novelas en inglés para practicar el idioma.

— Tienes un acento británico bastante decente.— comentó George mientras salían de la librería.

— Gracias, pero a veces confundo palabras. ¿Cómo era eso de chips y crisps?— preguntó Marie, frunciendo el ceño.

George soltó una carcajada.

Chips son papas fritas, y crisps son las papas de bolsa. ¡Pero tranquila, lo aprenderás rápido!

— Igual no te preocupes Marie.— le dijo Carmen.— hay algunas cosas que ni yo entiendo a veces.

El tercer día, George decidió llevarla a un supermercado para comprar provisiones.

❝𝐒𝐮𝐬𝐮𝐫𝐫𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐀𝐦𝐨𝐫❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora